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Ya son más de 25 años los que los vecinos de los barrios Río de la Pila, San Antón y Los Aguayos se unen para celebrar las fiestas de su patrón, San Antonio de Padua. Música, juegos, concursos, gastronomía y reconocimientos a personas que miran por el bien del barrio y de la ciudad. Ayer tuvo lugar el arranque de la celebración, que continuarán mañana, sábado, y el domingo. Los vecinos de una de las zonas con más historia de Santander decidieron otorgar ayer el premio 'Arrabalero del año' a Miguel Ángel Miguélez, de El Tomavistas de Santander, y el 'Pila de honor' a Teresa Álvarez, Chuska, propietaria del restaurante Yerbabuena.
A las siete y media de la tarde, vecinos y amigos se reunieron en el centro cívico Juan Carlos Calderón para hacer la entrega de estos galardones. «Tenemos dos tipos de reconocimientos. Uno va dirigido a personas que miren por el bien de la ciudad y que la ponga en valor, como es el caso de El Tomavistas, que con sus fotografías ha llevado a Santander por toda España», explicó el presidente de la asociación de vecinos, Jesús Garay.
Sábado: 19.30 horas: Concurso de tortilla española. Inscripciones hasta el sábado por la mañana en el bar Cantabria.–21.00: Música y baile para todos con el grupo Joe Ventisca
Domingo 11.00 horas: Chocolate con churros y entrega de plantas floridas a los vecinos.11.30 horas: Dibujo infantil y premios para todos. 13.00 horas: Magia en familia con Alejandro.14.15 horas: Marmita popular, cocinada en la calle por la peña El Tolle, de Torrelavega, a un euro la ración, con pan y vino, para la Cocina Económica
El otro fue entregado a Chuska. «Es una mujer muy trabajadora, que lleva con su restaurante 32 años en este barrio. Es una gran persona y muy prudente. Nos gusta reconocer a nuestros vecinos por su implicación en el buen convivir del barrio», agregó Garay.
Tanto el responsable de El Tomavistas como Chuska se mostraron «encantados» por estos premios. Teresa Álvarez indicó que, «aunque el restaurante lo tengo desde el año 1987, en el barrio llevo viviendo 22 años y he visto la buena transformación de toda esta zona». También reconoció que han vivido «épocas más complicadas, pero ahora es otra cosa. Los bares los han cogido gente joven, con ganas de que reine el buen ambiente y entendimiento entre todos. Y si surge algún problema, pues lo hablamos». En cuanto a la convivencia con los vecinos «aquí se sigue viviendo como en los barrios de antaño. Todos nos conocemos y nos ayudamos».
Miguélez, por su parte, también mostró su alegría por este reconocimiento: «¡Como no lo voy a estar! Es una de las zonas más emblemáticas de Santander». Y recomendó, tanto a turistas como a santanderinos, que se cogieran el funicular del Río de la Pila «porque las vistas desde ahí arriba son un espectáculo. Perfectas para tomar unas buenas fotografías».
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