«Hay que conseguir un toro que, permitiendo el toreo, ponga un punto de emoción»

–Viene a Santander a con un toro para la encerrona de Ginés Marín. ¿Tener solo una bala es una responsabilidad extra?

–Se puede ver de dos maneras. Por un lado, es una responsabilidad, como no puede ser de otra manera en una plaza como la de Santander. Por otro, también te quita. No es lo mismo aparecer con una corrida entera que con un solo toro. Te la juegas a una carta, pero hay otros cinco compañeros más que están en la misma situación. Al final hay competencia entre nosotros y esperamos acertar.

–¿Cómo es el toro reseñado?

–Tenemos reseñados dos, uno de Jandilla y otro de Vegahermosa, para prever cualquier circunstancia. El toro es muy bonito y tenemos fe en él.

–Jandilla fue la ganadería triunfadora en 2019 y, según el pliego, tenía que aparecer en los carteles de la Feria. ¿Le han ofrecido corrida completa?

–Lo único que me pidieron fue este toro, no hemos llegado a hablar de otra cosa.

–¿Y tenía corrida completa para venir a Cuatro Caminos?

–Depende de cuándo me la hubieran pedido. Si hubiera sido pronto, en fecha, sí. Después no.

–A la hora de elegir una res para Santander. ¿Se tiene mucho en cuenta la idiosincrasia de la plaza y su evolución en los últimos años?

–Nosotros estuvimos lidiando hace muchos años, cuando en Santander había un toro muy grande, excesivamente grande y no bonito en muchos casos. Desde hace unos años el Consejo apostó por un tipo de toro muy bonito, muy bien hecho, y, al final, se ha visto en los resultados. Han embestido muchos, ha habido triunfos y la gente ha ido a los toros. A la hora de elegir, buscas eso: buenas hechuras. Que un toro embista es prácticamente un milagro, con lo cual todo lo que hagamos a favor redundará en que haya más opciones.

–Los toreros siempre afirman que Santander es una de sus paradas favoritas de la temporada. ¿Para un ganadero como usted también?

–Para mí, sí. He vivido momentos muy bonitos no solo en la plaza, sino en la ciudad. Da gusto ir.

–¿En qué momento se encuentra ahora la ganadería de Jandilla-Vegahermosa?

–Terminando la temporada prácticamente. Vamos a lidiar once corridas de toros, la media de los últimos años, y ya llevamos ocho. Ha sido un buen año, alguna nos ha defraudado, pero, en líneas generales, ha estado bien y estamos contentos con el año.

–Lo último ha sido Pamplona y el famoso Rufián.

–Estamos muy contentos, hubo tres toros buenos y ese quinto, Rufián, sobresalió sobre los demás. Fue una tarde muy bonita.

–Seis toros, entre ellos el suyo, para Ginés Marín. ¿Cómo ve el reto para el matador?

–Este año Ginés está echando una temporada muy muy importante. Serio, muy metido y, de aquí en adelante, vamos a ver al mejor Ginés. Si tiene fortuna va a crecer mucho.

–¿Hacia dónde camina el futuro ganadero? ¿Cómo ha cambiado el criterio de selección?

–Todos buscamos un toro basado en la clase. Cuando veo una corrida de toros quiero ver grandes obras de arte, grandes faenas, y, para eso, el toro tiene que poner mucho. Hay que conseguir un animal que, permitiendo el toreo bueno, ponga un punto más de emoción. Ese punto cada vez lo vemos más. El trabajo ganadero es muy lento, pero en general creo que el toro se mueve más y mejor que antes. Hoy en día está pasando al olvido el toreo en línea recta y el toreo bueno son líneas curvas. En eso estamos trabajando nosotros, eso exige un toro más bravo.

–¿Debe estar preparado un toro bravo para aguantar ochenta muletazos de verdad o si se le exprime con veinte va servido?

–Habrá de todo, es el equilibrio de la bravura. Si lo da todo en veinte, tiene veinte. Lo que buscamos es equilibrar y que dure más. El público pide que la faena dure. No exceso, pero sí un mínimo. Ya no vale con quince muletazos, no es lo habitual.