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Perera sale por la puerta grande de Cuatro Caminos

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Javier Cotera

Perera sale por la puerta grande de Cuatro Caminos

Segunda corrida de toros de la Feria de Santiago, con astados de la ganadería Miranda y Moreno

Miércoles, 25 de julio 2018, 18:18

Por primera vez en el transcurso de la presente feria,

Olvidada la intrahistoria del festejo, entro en harina con el primer toro de la tarde, un astado de Fernando Sampedro, acapachado de pitones, cómodo de cara, bajo y apretado de carnes, que tuvo una animosa y templada salida. Cumplidor en varas, fue quitado por Miguel Ángel Perera por ceñidas saltilleras y acompasadas gaoneras. Alegre tras el capote de Curro Javier, a Mosquetero III le faltó un tranco por el pitón derecho y fue más largo por el izquierdo. Inició Perera su trasteo en los medios reuniendo muletazos cambiados y por alto. Aunque pronto, el astado se rebrincó y defendió por el pitón derecho. Sobre todo al sentirse obligado. No cambió el panorama por el lado izquierdo. Con todo, la pulcra y templada muleta del torero extremeño, reconducir y acompasar los deslucidos viajes del astado. Tras cobrar una estocada trasera, le fue concedida una oreja.

Traspasado el ecuador del festejo, saltó a la arena un toro serio, enmorrillado y musculado, que no rompió para adelante antes de la salida los piqueros. Espectacular y emotivo fue el modo en que Francisco Doblado se agarró al entregado toro en varas. Puso en pie el varilarguero a Cuatro Caminos. Pesó 'Llanura' en las cercanías a tablas. Y abierto al tercio. Aunque Perera le abriera los caminos por el lado derecho, al toro le costó soltarse de las telas. Metido el hocico entre las manos, por el izquierdo ni se rebosó tras la muleta ni repitió los viajes. De vuelta a la mano diestra, el torero acortó los terrenos para pegarse un señor arrimón. Con dos bemoles. No vino Perera a Santander a pasearse. Nada se dejó en el tintero el extremeño. Después de ejecutar con despaciosidad una estocada casi entera, de defectuosa colocación, paseó otro apéndice. Arrancado a fuerza de exponer los muslos. Puerta grande.

El segundo en el orden de lidia, aleonado y largo de manos, echó las manos por delante y terminó repuchándose en el caballo. De descompuestos embroques en banderillas, el de Miranda lanzó secos derrotes al templado capote de Joselito Rus. No fue toro de brindis. O eso debió pensar Cayetano que comenzó el trasteo doblándose con tan áspero ejemplar. Entonces se sucedieron dos ligadas tandas por bajo, de discontinuo gobierno y breve trazo. Poca o ninguna historia por el pitón izquierdo. Salvo que 'Flacote' comenzó a tardear sus remisas acometidas. Demasiada exigencia para relajar el mando del trasteo, algo que intentó sin acierto Cayetano. Tras una aseada serie postrera, los pinchazos con la tizona.

Alto de cruz, hecho cuesta arriba y ligeramente silleto fue el quinto, un toro que descolgó la cara frente al capote de Cayetano, pero que no profundizó sus viajes. Raudo se arrancó a los caballos nada más hacerse presentes en la arena. Todo para dejarse dar sin entrega. De desordenada movilidad en banderillas, 'Hormillero' se fue de la suerte tras el primer muletazo. Ya fijado en el tercio del 1, el viento molestó de lo lindo. A pesar del extraordinario embroque del toro, Cayetano no logró acoplarse ni profundizar las enclasadas embestidas. Ni dejó la pañosa puesta al soltarlo de los muletazos para que el astado repitiera; de ahí que la faena no tomara cuerpo.

El tercero fue toro de indecorosa cara, fuertes pechos y recargada caja. De reservona e incierta salida. No regaló ni una de sus embestidas. Se metió debajo del caballo, tardeó sus acometidas y esperó a los banderilleros. Brindada la faena al respetable, Lorenzo hubo de abrir al toro casi hasta los medios. Pensó en demasía el de Sampedro antes de arrancarse a los engaños. Sin la primitiva inercia de 'Polvoroso', a Álvaro le resultó difícil ligar las series y dar continuidad a su labor. Incluso cuando le echó la pañosa al hocico. Faltó quizá un paso. Quién sabe. Cuando los toros no embisten, cavilamos en exceso.

Encendido el tendido eléctrico, se corrió el toro que cerró plaza. De agradable cara, largas manos y no mucho cuello, 'Flamencoso' no se dejó lancear. Algo en lo que también colaboró el dichoso aire. Al relance tomó el astado un puyazo en el que cumplió. Andarín y sin fijeza, el toro no galopó ni por descuido en banderillas. Pese a ello, Lorenzo le dio sitio por delante en los primeros compases de la lidia. Y corrió la mano, a su altura y en la línea recta, intentando asentar al animal. Por su falta de pimienta, el público apenas consideró sus estimables embestidas. Que las tuvo. Sueltas pero las tuvo. Tampoco ayudó la sobria puesta en escena de Álvaro Lorenzo. Ni su gélida y técnica ejecución.

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