Julio López | Banderillero

«Lo fundamental en un tercero es la eficacia, especialmente con la puntilla»

-La familia de mi madre es, por parte de abuelo de Guarnizo y por parte de abuela de Alceda, pero por parte de mi padre son de Guadalajara y en el pueblo, durante la fiesta, compraban una vaquilla y la echaban tres días en una plaza de troncos. Yo tendría seis u ocho años.

-¿Y en qué momento le dijo a su familia que quería ser torero?

-Ya en Soria vivíamos justo enfrente de la Plaza de Toros. Un día me asomé al balcón y, entre los arcos de la plaza, vi allí gente entrenando con capotes y muletas. Me llamó la atención y me apunté sin saber realmente que quería ser torero. Simplemente porque me llamó la atención. Yo creo que tú realmente tomas conciencia de querer ser torero cuando te ocurre algún percance y eres capaz de superarlo.

-¿Cómo fue el paso de becerrista hasta llegar al escalafón de plata?

-Yo maté cuatro becerros. En aquel momento, en la escuela, éramos ocho o diez chavales. No había ganaderías ni pueblos que den toros para todos, con lo cual era muy difícil ponernos a caminar. En un momento dado, José Luis Palomar, el director, nos dijo que una solución era hacerse banderillero e intentar hacer la carrera a la antigua. Primero banderillero y, cuando ya coges oficio, hacerse matador. La idea inicial era esa, aunque luego me di cuenta de que yo no era capaz de ponerme con una espada y una muleta delante de un toro y seguí de banderillero.

-Siguió de banderillero y se convirtió en uno de los mejores del escalafón actual. ¿Cómo ha sido la evolución?

-Debuté en 1994. Este año cumplo treinta años en el escalafón. Debo reconocer que en mi carrera, hasta determinado momento, he tenido suerte porque he ido siempre escalando y he ido, creo, que siempre a mejor. Lógicamente, todo esto se basa en mucha afición, en mucho entrenamiento y en estudiar muchas cosas. Pero, indudablemente, hay un momento o 'equis' momentos claves en tu carrera que te tiene que influir la suerte.

-¿Qué características cree que tiene que tener un banderillero que actúa como tercero en una cuadrilla?

-Bajo mi punto de vista, porque al final cada uno tiene su concepto del toreo y torea de una forma u otra, lo fundamental en esto es la eficacia, específicamente con la puntilla. Siempre los terceros se colocaban principalmente por la puntilla, que es evidentemente una cuestión de eficacia. La estética, en ese tema en concreto, no tiene verdadera importancia. Tú te puedes poner muy bonito, pero si fallas un toro, pues, como vulgarmente se dice, la has cagado.

-¿A un toro se le apuntilla por delante o por detrás?

-Lo importante, como decía, es la eficacia, que realmente ni es más fácil ni más difícil por delante o por detrás. Los toros, al final, te cogen por delante y por detrás. Lo importante es saber cómo se ha echado el toro, si la espada lo ha herido de verdad y una vez que tú tienes más o menos claro en qué condiciones está el toro, ya saber elegir.

-Si tuviese que elegir a un torero como jefe de filas, ¿con cuál se queda?

-Con José Tomás. Es otra historia. No es comparable en nada con el resto. Ni en la forma de tratar a su cuadrilla, ni cómo es en la plaza, ni en la repercusión mediática que tiene.

-¿Cómo ve la situación taurina en Cantabria comparada con los años anteriores?

-Ha crecido mucho. Tudanca Toros está haciendo una labor inmensa. Está dando toro en sitios impensables y, por ejemplo, en Treceño había un montón de gente joven, de chavales. Y la feria de Santander es una feria ya consolidada en la que lógicamente hay que seguir trabajando y en la que creo que la empresa actual lo está haciendo muy bien.

-¿Le pesa un poquito quedarse fuera de Santander, la feria de su tierra y una de las importantes del año?

-Pesa por varias razones. La primera, porque es una feria muy importante. La segunda, porque es mi casa. Y la tercera porque, como se suele decir, la temporada se mide en octubre y yo tenía una serie de expectativas que lamentablemente no se están cumpliendo y, bueno, una muestra es que no voy a poder ir a Santander, que yo pensaba que iba a ir. Son cosas que pasan, que lo mismo que vas pues dejas de ir.