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El valor es la seña de identidad del toreo de Andrés Roca Rey, como ayer volvió a demostrar sobre el ruedo santanderino.

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El valor es la seña de identidad del toreo de Andrés Roca Rey, como ayer volvió a demostrar sobre el ruedo santanderino. Javier Cotera

La grandeza de Dávila, la sabiduría de El Juli y el valor de Roca Rey

Trapío ·

Buena corrida del Puerto de San Lorenzo y La Ventana, con puerta grande para el madrileño, y una oreja por coleta el resto de la terna

Diego Ruiz

Santander

Miércoles, 27 de julio 2022, 23:54

Variado y hasta barato, como en el gran bazar, resultó el festejo en el que Dávila Miura festejaba sus bodas de plata como matador de toros, acompañado de dos figuras de postín como son El Juli y Roca Rey. Los toros, por fin, tuvieron trapío y un comportamiento variado, con el defecto ya general, extensivo cual pandemia, de la escasez de fuerzas. El resultado artístico fue de dos orejas para Julián, una para Eduardo y otra para Andrés. Los tres fueron constantemente vitoreados desde unos tendidos cada día más parecidos a un gallinero alborotado, como de los de antes, donde todo está manga por hombro, y cuya única función es recoger cada mañana el cestillo con los huevos frescos para la tortilla de patata.

En Cuatro Caminos parece también que lo importante es la recogida del 'botín', sin importar la salubridad del gallinero. Con tal de pasar una buena tarde y justificar el precio de las entradas, algunos se ponen el mundo por montera y sueltan su show particular, a veces embravecidos por la carga de más en las bebidas que se sirven tanto dentro como fuera de nuestra bendita plaza. A veces, la embriaguez parece hacerse extensiva, incluso, entre los abstemios, y surge la sorpresa entre el taurino que va a la plaza a ver torear. Un ejemplo de ello fue la oreja que Roca Rey cortó al último de la tarde. En su particular hoja de servicios, más amplia que el libro de reclamaciones de ese bar de Comillas que tan negativamente circula por la redes sociales, puede anotar que en Santander, el día 27 de julio, en la Feria de Santiago, la del Norte, la que dicen que ya ha desbancado a la de Bilbao, cortó una oreja sin pegar un pase. Bueno, siendo justos, cinco de rodillas. Vamos, como aquel futbolista brasileño Carlos Henrique Raposo, que a pesar de haber fichado por los tres equipos más importantes del país, no jugó ni un minuto. El toreo -Roca Rey lo sabe, el público parece que no- es parar, templar y mandar. Arrimarse, tirar los trastos y abrirse la chaquetilla para mostrar el pecho no son más que 'adornos' que pueden servir para después de haber ligado alguna serie de muletazos. Y ninguna consiguió el peruano con el manso que cerró la tarde. Otro apunte. Al primero no lo mató. Lo tuvieron que apuntillar, y al segundo le pinchó dos veces antes de usar el verduguillo.

LA FICHA

  • Quita de feria Tarde de claroscuros, con los tendidos prácticamente llenos.

  • Toros Cuatro del Puerto de San Lorenzo y dos de La Ventana. Corrida bien presentada, brava y escasa de fuerzas en líneas generales.

  • Davila Miura Estocada, aviso, oreja. Pinchazo, estocada, petición, vuelta.

  • El Juli Estocada caída, oreja. Media estocada arriba, oreja. Salió a hombros por la puerta grande.

  • Roca Rey Apuntillado el primero de su lote, silencio. Dos pinchazos y un descabello, oreja.

Dávila Miura celebraba en Santander el 25 aniversario de su alternativa. Y salió a por todas, sin miramientos, en busca de los trofeos. Bien de capa con el primero y muy centrado con la muleta con el primero de la corrida, del hierro del Puerto de San Lorenzo, al que dejó crudo en el caballo. Con la muleta estuvo poderoso, bajando la mano y llevando muy toreado al morlaco. Cuando más a gusto estaba, con el público disfrutando, un maleducado -por ser suaves- le gritó «crúzate». El sevillano se despistó, resbaló y fue arrollado de muy mala manera por el burel. La cogida fue tremenda y afortunadamente quedó en una herida por debajo de la barbilla y un bonito vestido destrozado. Mató como pudo, de un 'metisaca' y una estocada arriba y se le premió con una oreja. En el cuarto, manso y anovillado, volvió a mostrar ese toreo añejo que tanto se echa ahora en falta. Toreo de manos bajas, de tandas medidas y pases largos. Hubo petición tras un pinchazo arriba y una estocada. Acertó el presidente al no sacar el pañuelo, pues no hubo tejidos suficientes.

Tres momentos de la jornada en Cuatro Caminos. Javier Cotera
Imagen principal - Tres momentos de la jornada en Cuatro Caminos.
Imagen secundaria 1 - Tres momentos de la jornada en Cuatro Caminos.
Imagen secundaria 2 - Tres momentos de la jornada en Cuatro Caminos.

El Juli volvió a demostrar que entiende a los toros nada más verles salir de los chiqueros. A todos, o casi a todos, les saca faena. Que torea con el pico, pues sí, pero también como casi todos. El primero de su lote fue devuelto por inválido y salió en su lugar un sobrero de La Ventana, una perita en dulce al que templó lo indecible, con pases largos, limpios, sin enganchones... Mató de una estocada algo caída y se le premió con una oreja. Se pidió con fuerza la segunda. Con el quinto se metió rápido al público. La culpa la tuvo un quite por 'lopetinas' y una nueva lección de cómo se templan las embestidas. Hasta ya completamente rajado le supo exprimir para conseguir una serie más, de propina. Oreja tras media estocada y puerta grande.

Y Roca Rey... Pues lo dicho, y con respeto a sus seguidores, que son muchos. Con su primero, abrochado y anovillado, destacó con una serie de pases abriendo bien el compás. Pero pronto perdió fuelle el del Puerto, que además estaba inválido, y se echó, obligando al subalterno a apuntillarlo. No hubo forma de ponerlo en pie.

Y en el último de la tarde, valor, valor y valor, como el de mi primo el que está en el Tercio y el otro que trabaja en el andamio, reparando tejados cargados de gaviotas asesinas.

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