
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Tres corridas de toros, tres con grises (Adolfo Martín, Ana Romero y hoy La Quinta). A José Garrido (Badajoz, 18 de noviembre de 193) ... nadie puede reprocharle su compromiso con el público de Cuatro Caminos.
–Vuelve a Santander, una plaza donde todas sus actuaciones han tenido el denominador común del color gris de las reses que ha estoqueado.
–Voy con muchas ganas de cuajar ese toro que después de cuatro paseíllos en Cuatro Caminos no he logrado redondear. Mis dos corridas anteriores fueron con toros de Adolfo Martín y Ana Romero, parece que mi carrera en Santander va ligada con el gris, pero un gris que espero tornar en alegría.
–Se da la circunstancia además de que el cartel está formado íntegramente por matadores extremeños.
–Es un cartel muy especial para mí, porque tanto Antonio Ferrera, que fue mi apoderado, como Miguel Ángel Perera, que es familia, están muy ligadas a mí tanto en lo personal como en el aspecto profesional. Engloba muchos alicientes para que sea una tarde especial.
–¿Que sea la última de feria es algo positivo o negativo?
–Depende mucho del balance de la feria, de muchas cosas. Para mí lo bonito es estar en la feria, en la primera o en la última. Estar allí ya es una alegría. Yo soy feliz toreando y por eso cada tarde que me visto de torero no es un día más.
–Llegamos al ecuador de la temporada. ¿Qué balance hace?
–No he toreado mucho. Seis corridas, y tres han sido Sevilla, Madrid y Pamplona. El balance es positivo, sin llegar a ser extraordinario. Pero cortar oreja en Sevilla y Pamplona y dar una vuelta al ruedo en Madrid hace que el curso sea bueno. Sobre todo, por lo que he crecido en mi tauromaquia y por lo que quiero seguir creciendo.
–¿Cómo se explica a los menos implicados en el mundillo que un matador que triunfa en las plazas más importantes no logre los contratos que merece?
–Esto es muy difícil. No es como la bolsa que, cuanto más sube, más caras son las acciones. Por más orejas que cortes, a veces no se ve reflejado en contrato. Hay muchos intereses, mucho cambio de cromos, muchos toreros que no hacen las cosas como deben hacerlas y se dan corridas de toros que no están bien vistas por otros compañeros. Yo todo lo que hago lo intento hacer por derecho y hacer las cosas bien y, si no son así, prefiero estar en casa parado porque respeto la profesión y a otros compañeros que se juegan el pellejo. Hay muchos entresijos que no se controlan y, además, la mayor lacra actualmente es la reducción de festejos.
–Más allá de los ataques externos, ¿se han hecho mal las cosas internamente también para llegar a esta situación?
–Yo creo que sí. Al final los que tenemos la culpa somos los de dentro. Aficionados, toreros, ganaderos, empresarios y toda la gente del toro. El barco sale adelante cuando todos reman en la misma dirección y, si cada uno empujamos por nuestro lado porque los intereses chocan, al final el que pierde es el mismo, el mundo del toro. Ahora tenemos a la Fundación del Toro de Lidia, que por lo menos es una cara visible para defendernos.
–Alguna vez usted ha dicho que el miedo es como la fe, la confianza en lo que no se ve. ¿Qué es lo que no se ve del miedo de un torero?
–El miedo a todo. Es el miedo del artista, no solo a que te eche mano un toro. Una tarde de toros tiene tantas cosas que te pueden afectar que muchas veces tienes más miedo a no defraudar que el miedo físico al toro. Da más respeto el estatus y la posición que queremos adquirir que el miedo al toro. Son tantos miedos y tan inexplicables que solo un torero puede explicar esa situación.
–¿Es bueno que el público note el miedo del torero y comparta su miedo?
–Lo bueno es la realidad. Lo bonito de un torero es expresar o darle a ver a la gente. La transparencia. Lo que tú sientes en cada momento. Hay veces que sientes que la escena está controlada y otras en las que el toro crea tanto desconcierto que todo está descontrolado. Eso es bueno que el público lo vea y lo perciba, porque son las emociones que te vas a llevar.
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