Un largo camino al estrellato
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Los toreros presentes en la Feria de Santiago acumulan una media de 18 años de alternativa, lo que demuestra la dureza de llegar a ser figura del toreoSecciones
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Los toreros presentes en la Feria de Santiago acumulan una media de 18 años de alternativa, lo que demuestra la dureza de llegar a ser figura del toreoCon 18 años la vida cambia. Se puede votar, conducir, comprar alcohol sin pegas y se pueden hacer un sinfín de cosas que, hasta la mayoría de edad, necesitan permiso paterno. Además, esos son los años de media de alternativa que necesita un torero para ... colocarse en las ferias de primer nivel, entre ellas la de Santander. En concreto, el promedio desde que los matadores presentes en el ciclo cántabro saltaron al escalafón mayor es de 17,94 años, una cifra que deja bien claro que el relevo dentro de los de luces es algo complicado.
La cifra tiene doble lectura. Una, la más simple, dice que la de matador, en la actualidad, es una profesión larga, en la que se puede estar durante varios años y que se prolonga hasta muy pasados los cuarenta. La mejora de la técnica, la manera de torear de muchas de las consideradas figuras y el empobrecimiento de las ofensas del toro hacen que los diestros puedan seguir año tras año pese a los percances sufridos. La otra lectura también se ajusta a la realidad, a la certeza de que lo que hacen las figuras delante de los astados es algo sumamente complicado que necesita de muchos años. Con cada vez menos novilladas y con más prisa por parte de los jóvenes a la hora de tomar la alternativa, el salto a la élite supone un frenazo y el arranque de una travesía que para llegar a buen puerto necesita tiempo.
De esta manera, el más veterano, con permiso de los 35 años de alternativa de Pablo Hermoso de Mendoza, es Enrique Ponce, que se doctoró en 1990. Morante lo hizo en 1997, como Andy Cartagena, mientras que Sebastián Castella recibió los trastos en 2000. En el otro lado de la moneda, Tomás Rufo se alternativó hace tres años, lo que le convierte en el más novato de todos los diestros presentes esta vez en Cuatro Caminos.
A partir del toledano, el resto de matadores que aparecen como jóvenes o emergentes ya se acercan o superan la década de años con los cuatreños. El mismo Roca Rey, dominador del escalafón desde su salto, se doctoró en septiembre de 2015, es decir, ya alcanza las nueve temporadas con la élite. Por su parte, uno de los debutantes en Santander, Fernando Adrián, acumula doce años de alternativa, aunque su explosión no ha llegado hasta la pasada campaña.
Y es que cambiar de utrero a toro tiene sus ventajas, indudablemente, pero supone iniciar la pelea ante un muro dominado por unos pocos, que ocupan todos los carteles de las citas importantes y que cierran el paso sistemáticamente a aquellos que quieren hacerse hueco. De esta manera, la esperanza es Madrid, que ya da menos hueco que hace años, y que obliga a los nuevos a jugársela a una carta sin apenas tener minutos frente al toro.
Juan Ortega y Emilio de Justo son más ejemplos de matadores curtidos con tiempo, que han alcanzado las ferias de plazas de Primera y Segunda con una madurez que les hace ver las cosas de manera diferente. No por voluntad propia, claro. Y es que el escalafón está muy caro.
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