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Bajo la carpa hay una historia. En realidad, muchas. La de Clown Brany es de las que merece la pena contar. Es payaso en el Circo Quimera, pero antes fue hombre bala. Una lesión le retiró de los cañones y los vuelos. Tuvo que reinventarse. ... Pero tiene un problema: ha perdido el ritmo. Que lo recupere es el objetivo de sus compañeros durante las fiestas de Santander. Y es el hilo del relato que sale de la imaginación del cántabro Raúl Alegría para montar un nuevo espectáculo con motivo de la Semana Grande. Otro más –y van trece– bajo la carpa de Mesones. Pocas ciudades pueden presumir de tener circo propio. Santander tiene Quimera, que este año viene con 'Ritmo'.
El circo lleva en su esencia dejar con la boca abierta a todos los asistententes. Quimera, además, busca transmitir una enseñanza que vaya mucho más allá. Niños y mayores pueden disfrutar hasta el 13 de agosto (a las 20.00 horas) de los artistas con los que Raúl Alegría piensa sorprender y conmover al público en estas funciones exclusivas. Es, como siempre, un plantel renovado de estrellas internacionales. De Cuba, Uruguay o Brasil.
Ellos ponen la atmósfera y la música en directo para que el payaso recupere el ritmo. De esto trata el espectáculo en el que Alegría vuelve a «reinventarse» y a «poner pasión». Que le emociona trabajar en Santander es palpable. Sobre todo, por el ambiente «familiar» que se crea entre los asistentes. «Se ha creado una sinergia muy bonita entre lo que es Quimera y el público». Tanto él como su mujer, Lucía Rivera, asistente en todas sus actuaciones, destacan la fidelidad de la audiencia del circo. «Hay niños que venían con cinco años y ahora, de adolescentes, siguen entre el público». Y ese toque familiar está también tras el escenario. Raúl va a todos los espectáculos acompañado de su mujer y su hija, a la que se puede ver correteando y jugando por los camerinos. Y el abuelo, el padre del mago, les ayuda con las relaciones públicas.
La música y el baile son protagonistas. Un batería marca el ritmo de los números desde una plataforma elevada a la derecha del escenario. Bailes típicos cubanos abren y cierran el espectáculo. Como no podía ser de otra forma, el sonido, la ambientación o la luz (que cambia en función del número) son un complemento sustancial para los artistas, «las piezas esenciales del puzle». Como los trapecistas tinerfeños 'D'art', que estrenan un espectáculo nunca antes visto en Santander, el doble mástil chino. Seis integrantes de la agrupación realizan acrobacias en las que ponen a prueba su fuerza y capacidad de compenetración. El número aumenta en cuanto a tensión y peligrosidad según avanza. Se cierra, de hecho, con el salto de una de las artistas desde lo alto de uno de los mástiles a los brazos del resto de la agrupación. Una prueba de confianza.
'Arbon', un gimnasta y equilibrista procedente de Sao Paulo ejecuta, segun Alegría, «uno de los números más complicados en el mundo del circo». El equilibrio entre bastones. Nacido en Brasil, lleva toda una vida dedicada al mundo del circo y pone al servicio del espectáculo toda su fuerza y concentración: Un anticipo: los bastones sobre los que sus manos sujetan su cuerpo están rodeados de cuernos ardiendo. Y, por si fuera poco, todo esto los hace con los ojos vendados.
Es espectáculo y es un modo de vida. Arbon recorre los continentes durante todo el año para mostrar al público sus dotes equilibristas. Como un nómada. Asegura que no hay nada que no disfrute de la vida de circo, pero que lo que más le gusta es «la libertad y conocer otras culturas». También agradece a este mundo haber conocido países tan diferentes como Mongolia, un viaje que le abrió la mente y le cambió la forma de ver el mundo. «La gente no te juzga y no se juzgan entre ellos. Eso te hace libre».
Ya lo han leído en las primeras líneas. No es una historia, son muchas. Darkiel, miembro del grupo de trapecistas 'D'art', lleva ya ocho años en esto. Empezó en su pueblo haciendo de payaso, de malabarista… Un poco de todo. Una vida de aprendizaje que ya le ha traído otras veces a la capital cántabra. «Es muy entregado y muy de Santander. Recuerdo un año que en la despedida del 'show' empezaron a cantar Santander la Marinera. Fue espectacular», dice sobre el público de aquí.
Darkiel y Arbon insisten en lo importante que es la complicidad y la conexión entre los propios integrantes del grupo. La confianza para que los números salgan «tal y como está planeado». «Cuando acaba el mes somos como una familia». Esa es la clave y se nota. Para poner a disposición del disfrute del público toda esa atmósfera y habilidad. Para que bailen al ritmo del Circo Quimera.
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