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Tomás Rufo fue este jueves el protagonista de la fiesta solidaria organizada por las peñas Félix Rodríguez y Asociación Taurina de Cantabria para recaudar fondos para la Escuela Taurina de Santander. El diestro toledano, que salió a hombros tras cortar tres orejas en la tarde del jueves en Cuatro Caminos ... , ofreció a alumnos y espectadores una clase de toreo de salón en la que mostró el camino que sigue un torero desde que el toro sale de chiqueros hasta que sale por el desolladero. Verónicas, chicuelinas, naturales y derechazos formaron parte de un encuentro con el público en el que torero y afición ganan cercanía y, con ella, la simpatía de un matador que desde su debut el pasado año goza del cariño de los santanderinos.
Una actividad complementaria a la feria y en la que los aficionados pueden ver de cerca a los protagonistas de lo que ocurre en el ruedo. Desde bastante tiempo antes de la hora fijada para el evento el público se congregó en el entorno de la calle Padre Rábago, donde Rufo repartió consejo, fotos, agradecimientos y parabienes. El talaverano se ganó el cariño de los espectadores que unas horas antes le habían aclamado en la plaza y lo hizo pese al dolor y las molestias causadas por la fuerte voltereta que le propinó el sexto de El Pilar al entrar a matar.
Fue el preludio y acto central de un evento en el que se congregaron más de doscientas personas y cuyo fin último era recaudar fondos para el desarrollo de la Escuela Taurina de Santander, un centro del que ya han salido varios novilleros sin picadores y que cada viernes se ejercita en el coso de Cuatro Caminos si el tiempo no lo impide. Junto a Rufo estuvieron Eduardo Rodríguez, que ya sabe lo que es vestirse de luces y triunfar sobre la arena, Mario, Rodrigo o Gerardo, todos ellos supervisados por Víctor Cañas, profesor de la escuela y que, toledano de nacimiento como el torero, colaboró con la exhibición.
Y, después del toreo y del baño de masas, la comida. La misma estuvo compuesta por carne de toro de lidia, en concreto de un novillo de José Cruz lidiado en Trucíos hace unas semanas por Eduardo Ruiz de Velasco, una de las más firmes promesas del escalafón sin caballos y que, además, formó parte de la Escuela de Santander. En la mesa se ubicaron aficionados cántabros, vascos, extremeños, andaluces o madrileños junto a otros llegados del extranjero. Y es que, al final, a la Feria de Santiago acuden aficionados especialmente del orbe taurino francés, pero también de Alemania, Dinamarca o Estados Unidos.
El buen ambiente marcó la sobremesa, amenizada por el grupo Al Alba, que mostró su repertorio flamenco antes de que cada espectador pusiese rumbo a su localidad para ver un festejo en el que actuaban Cayetano, Juan Ortega y Roca Rey.
Una cita que cumple su segunda edición y que sirve para dinamizar la feria, crear afición y para que el público, sobre todo el más joven, tenga la oportunidad de acercarse y ver más de cerca a sus ídolos.
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