«Tanto en el toreo como en la vida lo más importante es ir de verdad, ser puro»

–Regresa a Cuatro Caminos tras actuar en 2019 y 2021. Le ha costado entrar, pero el público cántabro siempre le ha tenido en cuenta.

–Así lo he sentido, así me lo ha transmitido mucha gente. Es uno de los escenarios ideales para torear, una plaza bonita y donde el público guarda silencio y respeto. Es un coso que me gusta, uno necesita su escenario para poder interpretar y Santander es en uno de los que me apetece torear.

–La de Juan Pedro Domecq es una ganadería que no está en su mejor momento. ¿Cree que responderá a la cita?

–Las ganaderías tienen rachas, hace poco le han indultado todo y la corrida ha embestido mucho. A veces sus toros embisten más en unas épocas que otras, lo que está claro es que es una gran ganadería histórica, ahí están sus resultados.

–Diego Urdiales es un torero de arte forjado como un gladiador. ¿Le gusta esa descripción de su carrera?

–No es que me guste o no, es mi vida. Son las circunstancias de cada uno, muchas veces, tanto en el toreo como en la vida, uno está donde está por sus circunstancias y no por sus condiciones. En mi caso han sido las que han sido y estoy muy orgulloso de poder estar en el sitio en el que estoy después de haber toreado corridas muy complicadas e intentando mantener mi forma de torear, que no es nada fácil.

–Y con la pureza por bandera, eso siempre por delante.

–Sí, por supuesto. En el toreo y en la vida lo más importante es ir de verdad, ser puro. Y a partir de ahí, crear lo que sienta.

–¿Ser torero en el norte es más complicado que en otras zonas de España?

–Sí, totalmente, es muy difícil. Siempre dice el tópico que para torear bien hay que nacer de Madrid para abajo, aunque he ayudado a romper ese tópico.

–Ha toreado muchos toros de ganaderías duras. ¿Hay espacio delante de ese tipo de animal para sentirse a gusto?

–Sí, yo lo he hecho. He tenido la suerte de encontrar ese punto de dominar y poder a los toros y luego ponerlo a la velocidad que he pedido y he sentido.

–Lo que sí hacen ese tipo de hierros es ayudar a conocer todas las reacciones del toro.

–No cabe duda de que el estar en esas circunstancias hace que uno sea conocedor de los distintos encastes. He toreado todos y todos son diferentes, necesitan un conocimiento y una forma de hacerles las cosas para después interpretar lo que se siente. Los toros te van diciendo cosas, dando unas condiciones de comportarse y tú tienes que ser capaz de adaptarlas a tu forma de torear.

–Llega el ecuador de la temporada. ¿Cómo valora el año 2022?

–Está siendo una temporada difícil para mí, porque además de la lesión que llevo arrastrando toda la temporada no he tenido suerte con los toros. Pese a ello, se ve el momento en el que me encuentro y en el que estoy, los demás lo saben, que cuando un toro medio me sirve se pueden hacer cosas importantes. En Mont de Marsan, donde he tenido uno de los mejores días de mi vida con la mano izquierda, se ha visto. Uno busca tener sensaciones buenas dentro, luego la suerte juega un papel fundamental porque para hacer obras importantes el toro tiene que ayudar.

–La famosa mano izquierda de Diego Urdiales. ¿Dónde reside el secreto?

–En el paso del tiempo, del conocimiento y de preocuparte todos los días durante muchos años de mi vida de torear mejor. Ese es mi objetivo y lo ha sido siempre y luego hay algo con lo que se nace que es lo que te da ese acento especial, que es lo único que no se puede copiar.

–¿En qué momento cree que se encuentra la tauromaquia?

–Está bastante atacada, sobre todo a nivel europeo. Nos quieren europeizar a todos y yo creo que cada país tiene su identidad y sus costumbres y eso no se puede perder, porque es la esencia de cada uno de nosotros. Ahora hay una corriente en la juventud, que tiende a hacer lo contrario de lo que les impone y que quiere pensar por sí misma y ver lo que es una corrida de toros.