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Los Baños de Ola de Santander reunirán a partir de mañana y hasta el domingo historia, elegancia y diversión en torno a la Primera playa de El Sardinero y a los Jardines de Piquío. Una Fiesta de Interés Turístico Regional que cada año atrae ... a miles de personas que disfrutan de ese viaje en el tiempo al Santander al siglo XIX, cuando Isabel II extendió la tradición de bañarse en el mar para conseguir beneficios terapéuticos. Hay quienes viven esta fiesta desde fuera. Gente que reserva un día de la semana para acudir a actos concretos de la extensa programación o que simplemente pasa por allí y se deja envolver por la magia de la cita. Otros esperan todo el año la llegada de los Baños de Ola y se esmeran con los preparativos. Es el caso de la diseñadora Vera Simons, que ya ha vivido más tiempo en Cantabria -donde llegó en 1967- que en su Holanda natal, aunque el paso de los años no ha hecho mella en su acento.
Nunca olvidará los Baños de Ola de 2003 cuando una amiga le animó a presentarse al concurso de trajes de época. «Cogí dos trozos de sábana blanca y un poco de algodón y me confeccioné un traje en un momento. A la gente le encantó y gané el primer premio». Después de aquel éxito, todos esperaban con ansia ver qué nueva propuesta ofrecía edición tras edición. Ahora, 21 años después, Vera se encuentra en una de las salas del Casino de Santander preparando contra reloj todo lo necesario para su exposición, que se estrena mañana, jueves, en el arranque de la programación de Baños de Ola 2024. En ella se podrán apreciar 30 trajes de época diseñados y confeccionados por Vera. Todos con su historia personal. Solo es una pequeña muestra del tesoro que guarda a buen recaudo en el altillo de su casa de Ibio. «Tengo unos 150 trajes», calcula, y cada uno le lleva «más o menos dos semanas» de trabajo.
Entre todos, tiene muy claro cuál es su favorito o, al menos, el más especial, que además es uno de los que estarán expuestos en el Casino. Entre los maniquíes envueltos en plumas, flores y colores destaca uno en blanco y negro con encajes y perlas. Es el último que diseñó. Lo hizo poco después de que su hijo, el músico Dani Simons, perdiera la vida en un accidente de moto en Santillana del Mar, el pasado 1 de mayo. «Hace poco fuimos a un evento a San Sebastián y no quería llevar algo demasiado negro. Sé que a mi hijo no le hubiese gustado que fuese de luto, por eso introduje también el color blanco. Hacer trajes me mantiene viva», confiesa.
Vera Simons
Modista de trajes de época
Sin duda, esta edición va a ser la más especial para Vera y su marido, Gonzalo Alonso. Y es que mañana, a las 19.00 horas, en el marco de los Baños de Ola también se rendirá homenaje a su hijo Dani, que siempre fue uno de los habituales en las citas musicales del evento. «Va a ser muy emocionante», señala Vera. Para este acontecimiento, ya tiene reservado un traje de color rosa elegido por una razón: «Quiero demostrar que, a pesar de que murió mi hijo, yo sigo viva. Él hubiese querido que me vistiera con colores alegres porque era muy divertido», recuerda.
El optimismo y la emoción irradian en los ojos azules de Vera, que pese al duro golpe de la vida, no pierde la ilusión por hacer felices a los demás. «Los Baños de Ola tendrían que durar más días porque son verdaderamente especiales. A mis amigos siempre les digo que somos cosechadores de sonrisas porque cuando la gente nos ve vestidos de época se olvida por un momento de sus problemas», explica. Eso le hace feliz. Al igual que ponerse un traje y salir a caminar por las calles. «Muchos coches nos pitan al vernos y ver esa ilusión en ellos es lo que más feliz me hace». «Estamos en álbumes de fotos de todo el mundo. Hay muchos turistas en esta época y les encanta vernos», añade su marido.
Entre los muchos actos dentro del programa de Baños de Ola está el tradicional desfile de clausura de trajes de época, que tendrá lugar el domingo a las 18.00 horas. Por supuesto, Vera no se lo perderá y ya tiene otro atuendo preparado para la ocasión. «Será por trajes...». Aunque no solo ella lucirá uno de sus modelos. «Calculo que en el desfile haya unos 20 vestidos hechos por mí». Si algo tiene claro es que no le gusta ni venderlos ni alquilarlos. «Se los presto a la gente que quiero y que me quieren y que sé que los van a cuidar». Diseñar y confeccionar es un hobby para ella que a día de hoy sigue ejerciendo con una máquina de coser de los años 50 que le regaló su madre. Siempre le gustó coser. Y le venía de familia, porque también su abuela fue modista. De padre zapatero, de bien pequeña ya le cogía retales de piel y cosía zapatos para sus muñecos. Sus creaciones podrán disfrutarse a partir del jueves y hasta el domingo, en el Gran Casino, en horario de 17.00 a 22.00 horas, y en los paseos por el entorno de Piquío en este nuevo viaje a los Baños de Ola.
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