«Uno es más valiente cuando tiene más cosas controladas, por eso nos preparamos tanto»

–Es una plaza de máxima categoría, desde que recuerdo han sido carteles muy rematados con las máximas figuras y estar acartelado como voy situado es un privilegio. Ojalá pueda estar a la altura y vuelva a repetir.

–Una oportunidad, un privilegio y una responsabilidad, porque es uno de los carteles que más expectación despierta.

–Ojalá las cosas salgan como deseo, porque va a haber mucha expectación durante toda la tarde. Yo no me quiero quedar atrás.

–Cuando empieza el paseíllo y uno mira a un lado y a otro y ve a dos figuras del toreo. ¿En qué piensa?

–Hoy por hoy pienso en disfrutar, porque estar al lado de dos figuras que van a marcar una época en el toreo, pero también es un aliciente más para apretarse, son los días clave en los que hay que arrear, cortar las orejas y que la gente vea que quiero ser figura del toreo y estar un día en la posición de ellos.

–Habla de apretarse, de arrear. ¿Cuándo uno ha salido por la Puerta del Príncipe o por la Puerta Grande de Las Ventas, teme perder algo de ambición?

–No, al revés. Cuantas más cosas consigo en mi corta carrera, más pienso en volver a repetir y en mostrar que ninguno de esos triunfos fue fruto de la casualidad, sino de la dedicación y del compromiso. Por eso creo que cada tarde que me visto de luces es una oportunidad.

–Para el público que lo vea por primera vez en Cuatro Camino, ¿qué concepto se van a encontrar en Tomás Rufo?

–Soy un torero clásico que cuando más conecto con la gente es cuando me relajó del todo, cuando toreo con la figura erguida. Pero también es cierto que, conocedor de la situación actual, también puedo cuajar un toro de rodillas o de otras maneras para arrear, que se salen un poco de mi concepto. No me quiero cerrar a ningún tipo de toreo. Van a ver un diestro que se adapta a muchas embestidas diferentes que puede dar un toro.

–¿Qué es la valentía en un toreo, adelantar un pasito para jugarse la femoral o ser capaz de mantener la cabeza fría en una situación de tanta tensión?

–Al final tener la cabeza fría es una ayuda que tenemos los toreros, pero es fruto de la preparación que tú llevas. Uno es más valiente cuando tiene más cosas controladas, de técnica, etc. Por eso nos preparamos tanto, para en la plaza tener más capacidad y más valor. Si faltan conocimientos hay momentos en los que no te atreves y en los que no puedes hacer cosas distintas. Conocer lo que tienes enfrente te hace ir un paso por delante del toro.

–¿Y qué es el miedo?

–El miedo siempre existe, más que al toro, al que tenemos mucho respeto, es miedo al fracaso, al que no salgan las cosas como deseas. Tú tienes interiorizado que vas a matar una corrida de toros, pero fracasar o no entender un toro es peor.

–Entonces el miedo retroalimenta la valentía…

–Efectivamente, tienes que tomarte cada tarde como si fuese la última, disfrutar pero arrear. Cuando vas con esa mentalidad, nada puede contigo, superas todas las dificultades.

–Este año se estrenó en Pamplona. ¿Se puede concentrar un torero con tanto griterío en la grada?

–Es una sensación rara. Yo me fui a ver la corrida del día anterior, que nunca había ido, y me impacto. Ese barullo en la grada, gente que no está pendiente del festejo, que está cantando y bailando. Es raro, pero vas con la cabeza puesta en que es Pamplona, vas en tu burbuja, con el toro y a intentar cuajarlo.

–Se habla mucho de que en 2024 va a haber escasez de toros en el campo por culpa de la pandemia. ¿Puede conllevar eso una reducción de festejos?

–Yo creo que no. Soy consciente de que va a haber ese problema, pero puede afectar a que no va a haber cantidad de toros para la exigencia de plazas de primera, como Madrid. Toros siempre va a haber, pero igual hay que bajar el trapío porque lo mismo estamos escasos de ello.