Una visita a las tripas del circo

La mayoría eran familias. Sobre todo turistas de otras puntos de España. Aunque había también algún extranjero curioso, como una pareja de franceses que asistió a las puertas abiertas, «nos lo han recomendado unos amigos de Santander», explican. Todos aprovecharon el día de lluvias para organizar un plan diferente. Laura Nuñez, de Vallecas, acudió junto a su marido y su hija; «la niña es muy pequeña y a la función no vamos a poder ir», lamenta, «pero queríamos ver cómo era por dentro».

Pudo descubrirlo poco después, cuando el director del espectáculo, Raúl Alegría, abrió las puertas del circo e hizo de guía a lo largo del recorrido. En el salón principal ya trabajaban con los últimos preparativos, en una hora empezaba la exhibición. Se disculpó por el olor, «se han quemado unas palomitas», comentaba entre risas, y comenzó a contar quién es Vital Alsar, protagonista del hilo que sigue la función y el «toque emotivo y poético de la obra», contó Raúl.

Además de la emoción, el director del espectáculo aseguró que también se podrá vivir «la intriga y el riesgo en cada actuación». Y sin olvidarnos de «la parte divertida», de la mano de una orquesta en directo, algo «muy novedoso» y que, como ya predijo antes del estreno, «pone a bailar a todos, mayores y niños, de principio a fin». La música es interpretada por un grupo de cubanos. Ritmos del trópico. De allí vienen los integrantes del equipo de profesionales que trabajan en la obra. Juntan hasta ocho nacionalidades, pero la mayoría son de Cuba. Y también allí quieren trasladar al público. Casi literalmente, ya que pueden hacerse una foto con un croma a sus espaldas que les transporta a una isla del Caribe. Todo ello inspira el espectáculo, no solo en los sonidos, también en los trajes y el decorado del escenario. Este último representa unas fachadas de varios edificios de Cuba.

Y ese es el segundo punto del recorrido que guía Raúl. La pista donde cada tarde, a las 19.00 horas, se produce toda la magia. Los asistentes prueban las butacas y Alegría sigue contando. «Este año tenemos una carpa 6 metros más grande, 2 metros más alta y con una distancia más amplia entre las butacas». Más espacio y comodidad para el espectáculo. En ese momento las familias poblaban la pista y podían sentirse acróbatas, equilibristas o payasos por un día. Mientras se sigue preparando todo, las pruebas de sonido interrumpen el recorrido y el ritmo cubano arranca el baile de más de uno. Al final tienen que parar porque el recorrido prosigue.

Tocaba la zona exclusiva. Se había mostrado, aunque de una manera especial, lo que ven todos los asistentes al Circo Quimera. Pero llegó el momento de las entretelas. Primero el 'backstage'. En ese espacio se amontonaban diferentes aparatos, todo lo necesario para cada escena de la función. Ahí los artistas esperan, mientras transcurre la actuación anterior a la suya, para entrar al escenario. Alegría señala cuales son sus instrumentos de magia y asegura que cada año cambia los trucos, «hay que innovar». Son ya ocho las ediciones del Circo Quimera en Santander y cada año ofrece algo diferente.

Para Daikel Castillo, malabarista y acróbata cubano, en cambio, es el primer año en la ciudad cántabra. Se muestra «encantado», han tenido tiempo para ver la ciudad «en el autobús turístico» y les ha «gustado mucho», comenta Daikel desde los camerinos, la última zona del recorrido. Ahí estaban los protagonistas del espectáculo, poniéndose a punto con el maquillaje. No dudaron en abrir también esas puertas más íntimas y saludaron a todos los participantes que se asomaban para poder cotillear un poco.

El tour toca a su fin y los que han visto sus secretos fueron directos a las taquillas. Ahora disfrutarían de 'Tropical' sabiendo qué es lo que se cuece por dentro.