

Secciones
Servicios
Destacamos
Los carteles de Frutas Galdós y Frutas Espinosa aún presiden los siete módulos que ocuparon durante 52 años las dos familias en Mercasantander. Unos frente ... a los otros. «Somos compañeros de fatigas», cuentan aún sin hacerse a la idea de que ese lugar, el que les ha visto crecer desde niños, lo ocupa ahora la firma vallisoletana 'Frutaviva', especializada en la comercialización de plátanos. Cuesta porque han trabajado en el mercado santanderino desde su inauguración, a través de dos generaciones. Pero también se van satisfechos por tantos años de «sacrificio» en un oficio que no entiende de horarios. Y porque quieren lo mejor para el mercado. «Que nuestro espacio no vaya a quedar vacío y lo ocupe otra empresa es muy importante. Al irnos las dos empresas a la vez, la oferta descendería mucho», comentan los hermanos Espinosa.
A la charla con El Diario Montañés solo pudieron acudir Agustín, Jesús y Francisco. Pero su familia –son tres hermanas más– ha estado ligada siempre a un espacio que nació como un mercado pero que se ha convertido «en un gran centro de distribución». Su padre fue uno de los mayoristas que inauguró Mercasantander. Hasta entonces, ejercía su actividad alrededor de la Plaza de la Esperanza, que era el centro de mayor venta de frutas y hortalizas. «Debido a la complejidad que suponía la circulación de los grandes vehículos que traían la mercancía de los lugares de origen y producción, y simultáneamente con otras ciudades, el Gobierno creó la red Nacional de Mercas, una sociedad mixta con cada ayuntamiento afectado», recuerdan los hermanos. En la capital cántabra, el Ayuntamiento obligó a los mayoristas a trasladarse a Mercasantander y empezar allí a ejercer la actividad de venta al por mayor. Y es que en sus inicios solo había una nave, la de frutas.
Con la pérdida de su padre en el año 76, fue su madre la encargada de tomar las riendas del negocio. «Ya para entonces estábamos parte de los seis hermanos ayudando y conociendo la actividad». Poco a poco fueron creciendo. Hasta el punto de que en 1980 empezaron a crear una red de fruterías. «Llegamos a tener once puntos de venta, con una plantilla en momentos de más de 35 empleados». Un negocio que pasó a convertirse en su modo de vida y que ahora cuesta «mucho» dejar atrás. «Tanto para nuestra madre como para nosotros ha sido nuestra forma de vida con dedicación plena».
La historia de la familia Espinosa tiene mucho que ver con la de las hermanas Cuevas, cuyas familias empezaron a trabajar en Mercasantander al mismo tiempo. «Tenían un almacén en la calle Guevera y ya con 9 años bajábamos a echar una mano. Una vez se instalaron en el mercado, también ayudábamos en vacaciones de Semana Santa y verano. Hasta hoy», cuenta Teresa, que reconoce lo complicado que supone sacar adelante a una familia, compaginándolo con un trabajo como el suyo. Un ejemplo basta para entenderlo. «Nos hemos cogido vacaciones por primera vez hace cinco años. Y era o las dos hermanas o ninguna. Al principio nos costó, pero luego las coges con gusto. Las únicas del mercado que cerrábamos», añaden las hermanas Cuevas, que aún están echando una mano a los recién llegados «hasta que lo pillen todo». «Los primeros días son muy complicados y estamos para ayudar».
Ahora, afrontan con ilusión esta nueva etapa. «Hay muchas cosas por hacer». Todas las que no han vivido durante mucho tiempo. «Este año en Navidad, mis hijos me regalaron una especie de calendario de adviento con los lunes que nos quedaban hasta jubilarnos. Estamos encantadas de la vida».
Las frases
Frutas Espinosa
«Que nuestro espacio no vaya a quedar vacío y lo ocupe otra empresa es muy importante. La oferta descendería mucho»
Frutas Galdós
«Nos hemos cogido vacaciones por primera vez hace cinco años. Y era o las dos hermanas o ninguna»
La falta de relevo generacional, cuentan los hermanos Espinosa, ligada a la proliferación de tiendas de las grandes cadenas de distribución, les ha llevado a ir «cerrando paulatinamente las diferentes tiendas». Y también a traspasar la unidad de negocio de venta al por mayor de Mercasantander y dar paso a la jubilación. «Nuestros hijos no han querido dedicarse a esto y tampoco nosotras queremos esta vida para ellos», comenta Teresa.
A unos les cuesta más cambiar radicalmente de vida y dejar atrás su oficio. Otros, lo están deseando. Lo que está claro es que a estas dos familias, que empezaron y se marchan juntas, les toca descansar. Se lo han ganado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones para ti
Favoritos de los suscriptores
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.