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El Ayuntamiento de Santander ha adjudicado un estudio a un consultoría por valor de 14.876 euros para que detecte las debilidades y puntos de mejora del Mercado de La Esperanza con el objetivo de mejorar su posicionamiento y competitividad. Se trata de la ... consultora Ikei Research & Consultancy y con el estudio se pretende «obtener un análisis de la posición comercial del Mercado de La Esperanza, las posibles alternativas de gestión que mejoren su posicionamiento y permitan definir las opciones de futuro más óptimas para el espacio», explica el concejal de Mercados, Álvaro Lavín.
La próxima semana el Ayuntamiento comenzará las reuniones con la empresa para diseñar las diferentes fases del trabajo. Según detalló el Consistorio, la metodología contempla el estudio de la dotación comercial del entorno del mercado y de su propia oferta comercial, la caracterización de la demanda actual, el diagnóstico y posición competitiva del mercado y, por último, la descripción de las alternativas de fortalecimiento de la posición competitiva y el análisis de posibles modelos de gestión.
La firma, que tiene una dilatada experiencia en el sector de las plazas de abastos, señala que «la digitalización es una de las asignaturas pendientes en los mercados, además de la adaptación de la oferta a las necesidades del consumidor». En el caso de la de Santander, esta será uno de las debilidades que revelará el estudio, ya que ha día de hoy, el mercado carece de una plataforma de venta online de sus productos. Llegó a contar con la plataforma Kibus, que se puso en marcha a raíz de la pandemia, pero ha dejado de dar este servicio recientemente, a pesar de que estaba «muy bien» valorada por los comerciantes que contrataron sus servicios. «Funcionaba bien», aseguraban ayer desde el puesto de Frutas y Verduras El Valenciano. «No es que compense en ventas, pero me gusta dar ese servicio a mis clientes por si no pueden venir físicamente», añadían.
Álvaro Lavín
Concejal de Mercados
Encarni
Puesto de pescado
Kibus sigue funcionando en otros mercados municipales como Chamartín, en Madrid, que incluso está en Just-eat, o el Mercado de la Paz, también en la capital de España, que es uno de los que más factura a nivel nacional y que vende a través de Amazon. A diferencia de estos mercados, La Esperanza presenta una brecha en 'ecommerce'.
Pero no todos creen en la venta online: «Lo nuestro es un producto de venir, ver y comprar. No es para hacerlo online», indicaban ayer desde algunos puestos. En cambio, otros negocios han desarrollado su propia web y redes sociales. «Solo nos supone un 10% de las ventas y lleva mucho trabajo, pero consideramos que hay que dar el servicio», explica Luis, al frente de Pescadería Isa, que abrió en 1940. El pasado año renovó la instalación dándole un aspecto modernizado y novedoso; además, ha añadido a su oferta de pescadería vino Albariño y conservas a la vista en un expositor.
Frente a este puesto, hay otros cuatro más que han invertido en mejorar sus instalaciones, pero la mayoría de los locales tienen una imagen anticuada. La sensación general es de «estancamiento», dicen, y eso que el producto de proximidad está en alza. «Estamos en unos años en los que el producto de kilómetro cero vuelve a valorarse, pero tenemos el horario de mi bisabuela. La gente hoy en día, con sus trabajos, no pueden venir por la mañana de 08.00 a 14.00 horas, y hasta las diez de la mañana estamos solos. Para ser competitivos habría que abrir más por la tarde», plantea Encarni desde el puesto en el que vende pescados y mariscos.
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