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El futuro ya está aquí. A menudo se habla de sembrar para recoger, de fomentar para disfrutar, de hacer lo difícil para que luego el ... camino sea menos empinado. En la Escuela Taurina de Santander eso lo tenían claro desde el principio, que la planta hay que regarla desde la raíz a la última hora para que, llegado el momento, los frutos no sean amargos. Por eso este sábado Cuatro Caminos volvió a abrir sus puertas, porque el toreo de mañana se forja en clases prácticas como la de este sábado, en la que la Cantabria taurina se mostró orgullosa de cuatro de sus alumnos, de Eduardo Rodríguez y Hugo de Juana, los más curtidos, y de Jorge Morante y Manuel García, que repitieron en el coso por excelencia de la región en una tarde marcada por el éxito.
Vestidos de corto y bajo la dirección de Juan Cantora y Víctor Cañas, la tarde sirvió para ver la evolución de los cántabros, que poco a poco se hacen un hueco en el escalafón de novilleros sin caballos. Las reses lidiadas fueron de Ramón Rodríguez Espioja, que envió a Cuatro Caminos un encierro serio, con animales de diferentes hechuras en función de la experiencia de los actuantes y con el cuajo y trapío adecuados para un ruedo del tamaño del de Santander. Al evento, además, le daba carácter e importancia la presencia de novilleros llegados de escuelas tan lejanas como Valencia o Castellón y de otros destacados de la Escuela de Palencia, centro al que está asociado el cántabro.
De los novilleros de la región los que más actuaciones tienen a sus espaldas son Eduardo Rodríguez y Hugo de Juana. El primero, triunfador en Treceño y Tudanca, crece de actuación en actuación y este sábado, en un coso que conoce bien, se enfrentó a un eral al que cortó una oreja por una faena de construcción templada en la que, poco a poco, mostró su progreso. No tocó pelo De Juana, que se encontró con un animal que, como todo el encierro, se movió detrás de las telas y ante el que el fallo a espadas le impidió llegar a cotas mayores.
Cerraron la sesión los otros dos novilleros de la Escuela Taurina de Santander, Manuel García y Jorge Morante. Camargueses ambos, tuvieron como oponente un año con movilidad con el que se mostraron firmes y, sobre todo, demostraron que quieren llegar lejos y que las enseñanzas han calado hondo en su forma de enfrentarse a los novillos.
Además de los cántabros torearon Bruno Martínez, de la escuela taurina de Castellón, Alejandro Chavarri, de la de Palencia, y Simón Andreu, de la escuela de Valencia y que se quedó para sí el novillo más cuajado. Chavarri cortó una oreja, mientras que el valenciano, más no supo pausar las embestidas de su oponente, además de matar mal.
Una buena entrada, con el tendido 1 poblado de aficionados, para un nuevo paso delante de la tauromaquia en Cantabria, que tendrá su siguiente escalón el día 15 de agosto con una novillada en Rasines en la que también estarán Hugo de Juana y Eduardo Rodríguez.
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