El gafe de la calle Ruiz de Quevedo

Según señaló el concejal de Fomento, César Díaz, su departamento conoce «de forma extraoficial» que la adjudicataria del plan municipal tiene problemas para seguir adelante y, aunque su departamento les ha requerido para que cumplan su contrato, «no ha habido contestación». A Díaz le consta que sigue pasando por el lugar un vigilante de la obra, encargado de controlar los elementos de seguridad. El servicio de Vialidad del municipio ha comprobado que la zona no ha quedado con zanjas abiertas o situaciones que puedan conllevar peligro. En los meses en que se ha trabajado (mayo, junio y julio) se hicieron los movimientos de tierra y se puso una escollera. Y así se ha quedado, porque los trabajadores de Teginser desaparecieron con el mes de julio. Ahora, el Ayuntamiento tendrá que esperar a ver cómo se resuelve el posible concurso de acreedores, que se ha presentado en un juzgado de Madrid, ya que la constructora pertenece al Grupo Perteo: tiene actividad a nivel nacional y cuatro sedes. Una de ellas en Cantabria. De hecho, para Santander ha trabajado en varias ocasiones en los últimos años. Teginser acondicionó, por ejemplo, el parque público que se abrió en la finca de La Remonta y también la nueva plaza sobre el Mercado de Puertochico, por citar algunos de sus trabajos más conocidos.

10.000

metros cuadrados iban a ser objeto de intervención: se iba a conectar dos zonas del Primero de Mayo

30

años han esperado los vecinos para ver acabado este vial. Ahora tendrán que seguir esperando

Actualmente también ejecutaba en UTE (Unión Temporal de Empresas) con Senor el Centro Cívico de Castilla-Hermida, pero Díaz se mostró tranquilo con la continuidad de este proyecto: «La obra sigue con normalidad gracias a Senor», explicó. No cree que afecte en el futuro a una obra muy esperada en uno de los barrios más poblados de la capital.

El tramo de calle que había empezado a construir Teginser en el Primero de Mayo también era un proyecto por el que suspiraba todo el entorno. Esa parte de carretera tendría que haber sido acabada por la constructora López Pablo al tiempo que levantaba la urbanización 'Las Acacias'. Sin embargo, ese plan generó tantos problemas tras detectarse graves defectos de construcción en algunos bloques, que el vial nunca se acabó y se quedó en lo que era, un camino de tierra y piedras. Este año era la oportunidad de terminar esa calle que conecta dos grandes áreas en la zona.

El grupo constructor tenía un presupuesto ligeramente superior al millón de euros para llevar a buen puerto un proyecto que suponía actuar sobre más de 10.000 metros cuadrados. Se iban a urbanizar unos 200 metros de vía para convertirla en una calle asfaltada, con aceras, alumbrado y sistema de drenaje. Al finalizarse el tramo que se estaba construyendo se iba a generar, también una rotonda (que ahora no existe) en la calle San Martín del Pino. En el tramo que ya estaba urbanizado se iba a plantar arbolado y se iban a generar más de un centenar de plazas de aparcamiento. Hasta que no se levante el gafe del lugar, habrá que seguir esperando.