La gasolinera del IES Cantabria continúa sin licencia un año después de finalizar la obra

Así que doce meses después de aquella visita policial, la gasolinera se parece más bien a un espacio abandonado. Por allí no pasan coches a repostar, pero si hay alguno que aprovecha la zona vacía como aparcamiento. Así que si alguien se da una vuelta quizá vea vehículos, pero no actividad. Además, las telas que ondean a modo de bandera con una ballena azul dibujada -logo de la empresa Ballenoil, propietaria del establecimiento-, están rotas, rasgadas. Son la clara muestra del paso de los días y de las inclemencias del tiempo sin que nadie se haya encargado de cuidar la instalación.

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Hay más ejemplos de abandono. Como, por ejemplo, la capa de polvo que cubre casi cada esquina de un negocio que estaba pensado para ser de autoservicio. Es decir, sin trabajadores. Sin embargo, ahora los puntos de pago con tarjeta están tapados por el polvo. Colocados justo al lado del panel que debería marcar los precios de cada combustible, pero nada, está apagada. También hay una papelera rota y otra llena y restos de plásticos y basura en las zonas de lavado.

«Abrió tres días en julio, lo denunciamos a la Policía porque estaban operando sin licencia y cerraron», resume Gabriel Moreno, presidente de la AMPA del instituto. Así que ahora esa es la estampa con la que se cruzan cada mañana los centenares de estudiantes y la imagen que ven desde las ventanas de las clases. «Lo último que nos han dicho es eso, está a falta de un visto bueno para conseguir la licencia de apertura», relata Moreno.

Mientras tanto, el asunto continúa en los tribunales. La asociación ha presentado un recurso contencioso administrativo en el Juzgado número 1 de Santander y ha reclamado al Ayuntamiento el «expediente completo de la obra» para tener toda la información. Es más, la semana pasada recibieron documentos del proyecto que todavía no tenían así que ahora «estamos revisando y analizándolo para ver cómo se plantea la demanda», explica. Porque el objetivo sigue siendo que allí no haya tal negocio. Y es que, por mucho que la gasolinera no esté activa, «nosotros seguimos preocupados», reconoce el presidente. Sobre todo porque los «depósitos llenos de gasolina» permanecen allí. «Hace poco hubo una pequeña explosión en Irlanda y eso nos inquieta», añade Moreno preocupado. Así que siguen dando pasos en concienciación.

Desde el inicio de las actuaciones, la comunidad educativa del centro junto con la AMPA e incluso los estudiantes comenzaron a movilizarse para intentar frenar la obra, que consideraron de «extrema imprudencia» y que, además, se convertía en un riesgo para las entradas y salidas de los centenares de estudiantes por el tráfico de vehículos que iba a generar a las puertas del instituto. Colgaron carteles, hubo protestas en el patio e incluso ocuparon la plaza del Ayuntamiento de Santander con los pupitres de las clases para alzar la voz y dar visibilidad a su preocupación.