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Cuando en 2020 se hundió el parque de una urbanización de Nueva Montaña sobre el aparcamiento subterráneo que se ubicaba justo debajo, arrasó tres de ... los cuatro garajes que había en total –con todos los coches que había en su interior pero, por fortuna, sin lamentar pérdidas personales–. Un garaje quedó en pie, aunque el Gobierno de Cantabria, a través de Gesvicán, tuvo que impermeabilizarlo porque entraba agua y se inundaba cada vez que llovía un poco más de la cuenta. La obra de este garaje terminó en 2022, pero los vecinos se quejan desde entonces de que la obra fue «insuficiente». Además, también hay filtraciones en el garaje 2, uno de los que se hundieron. Y sus protestas, por fin, han sido escuchadas.
Gesvicán ha licitado por cerca de 65.000 euros la reparación de las rampas 1 y 2 (que corresponden con los garajes 1 y 2) para frenar las filtraciones de agua que obligan a los vecinos que aparcan allí a sortear charcos cada vez que entran para llegar hasta sus vehículos. La imagen de los garajes inundados cada vez que llueve llama la atención tanto por el tamaño de los charcos (que abarcan varias plazas y dificultan el paso) como por los regueros de agua que se ven por las paredes y las columnas. De hecho, los propios vecinos arreglaron las goteras de 14 columnas y lo pagaron de su bolsillo. Ahora, Gesvicán se encargará de poner remedio a las filtraciones.
Como recogen los pliegos de la licitación, en las dos rampas de acceso se observa «mal estado general» de las baldosas del pavimento, con «separación excesiva entre ellas en algunos puntos y otras sueltas y movidas». Con el paso del tiempo –se inauguraron en 2005–, «se ha perdido parcialmente la adherencia entre la capa de mortero y el pavimento existente». Además, el paso de los vehículos ha ido ejerciendo presión y provocando el mal estado del pavimento. «También se observa deficiente mantenimiento, en algunos puntos se ha producido crecimiento de vegetación entre juntas de baldosas y entre juntas con el bordillo de hormigón». Como consecuencia de estos defectos, se produce filtración de agua de lluvia a las capas inferiores. El documento de Gesvicán también recoge dónde se observan filtraciones en el interior del garaje: en la zona final de las rampas (sobre todo en la segunda); en las paredes del lado norte junto a la rampa 2; y en el cuarto de instalaciones junto a la rampa 2.
Además del mal estado de las baldosas, tanto por el paso del tiempo como por el rodamiento de vehículos, el documento también recoge que, «de haber tela impermeabilizante, parece evidente su rotura en algunos puntos, de forma que se producen filtraciones desde la superficie hasta la losa de hormigón».
Quien se encargue de la obra tendrá que eliminar todas las capas que hay por encima de la losa de hormigón y, después, levantar y sustituir bordillos; sustituir la baldosa de hormigón por revestimiento de hormigón impreso armado con fibras, «solución mucho más eficaz y resistente, con mejor respuesta al tránsito rodado y a las filtraciones al carecer de juntas»; impermeabilizar con doble capa toda la superficie de la rampa; sustituit las dos canaletas de evacuación actuales; cambiar la tubería de desagüe y usar pintura o mortero de protección en las paredes.
Una vez arranque la obra –acaba de terminar el plazo para que las empresas presenten ofertas–, la constructora tendrá dos meses para ejecutar la intervención. Los vecinos esperan que con este nuevo paso quede por fin zanjado el caos que surgió con el hundimiento de los garajes hace algo más de cinco años, en la madrugada del 13 de enero de 2020.
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