Secciones
Servicios
Destacamos
«Náa engentu: la bala alesnó por una custilla. En tres días el mozu estará en pie». El 'mozu' en cuestión es Tintín, el célebre e intrépido reportero de Hergé, y quien lo dice es el médico que lo atiende en el hospital tras un ... intento de los malos de acabar con su vida. El álbum 'La Isla Negra', una aventura de Tintín traducida al 'cántabru', podía encontrarse este domingo en el puesto de ADIC –uno más, entre medio centenar de tenderetes– en la campa de La Magdalena, convertida en escenario de una gigantesca romería durante la celebración del Día Infantil de Cantabria.
Después de casi cincuenta ediciones, esta cita, organizada precisamente por la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria, en colaboración con el Ayuntamiento de Santander, sigue fiel a su objetivo de acercar a los niños a las costumbres y tradiciones regionales a través de las artes plásticas, el cante, el baile, la literatura oral, talleres pedagógicos, los juegos populares, el deporte tradicional, los cuentos tradicionales, los personajes mitológicos, la música, los bailes, la artesanía y la gastronomía. Todo ello aparecía este domingo condensado en un abigarrado programa de actividades que atrajo a miles de personas hasta allí.
En esta ocasión, la jornada contó con un protagonista especial, Paco Quevedo, una figura clave en la difusión de la cultura cántabra, conocido sobre todo por su faceta de organizador de festivales folk y, en concreto, 'padre' del Magosta de Castañeda. «Estoy muy honrado, no me lo esperaba –aseguraba Quevedo, contento y emocionado–. Estoy muy agradecido a ADIC y a que sea precisamente un homenaje suyo, que empezó en el 76 defendiendo los intereses de Cantabria. Yo he trabajado en una parte, y he aportado mi granito de arena en lo que es la música y las tradiciones, intentando recuperar y mantener nuestra cultura tradicional».
Muchos de los padres que se acercaron con sus hijos hasta la península de La Magdalena podían hablar de sus recuerdos de infancia, cuando eran ellos los chavales a quienes traían a participar en una jornada tan especial. La misma fórmula de entonces, algo actualizada, sigue funcionando: los cuentacuentos, el tiovivo –ecológico–, el taller de bolo palma y el de creación de albarcas se combinaban con los infalibles hinchables, en un ambiente festivo.
Sin duda, contribuyó al éxito el buen tiempo que acompañó la celebración, a pesar de el día empezó con algo de lluvia: daba la impresión de que los animosos participantes en la segunda marcha en albarcas, desde Tetuán hasta La Magdalena, llegaban listos para caminar sobre un barrizal, hasta que un sol radiante brilló sobre el cielo limpio. Boina, blusón rojo, camisa blanca con pañuelo, y el palo en la mano, era el uniforme de estos caminantes con zapatos de madera, también reivindicativos. «Esto lo hacemos para promocionar la albarca y apoyar a los albarqueros. Está llegando un momento que está pasando el tiempo y se nos está marchando el tema de la tradición y las costumbres, y es una forma de defenderlo», explicaba Jesús Ortiz, presidente de la Asociación El Calcañar.
El izado de la bandera de Cantabria, acompañado por la música del himno regional y la presencia de políticos y autoridades –entre ellos la alcaldesa de Santander, Gema Igual; el consejero de Ganadería, Pablo Palencia, y el presidente de ADIC, Marín Sánchez–, marcó el inicio 'oficial' de la jornada. «Se trata de transmitir a los más pequeños la mejor herencia que nos dejaron nuestros mayores, nuestras señas de identidad, algo que es una verdadera fortuna en forma de cultura, tradiciones, costumbres y valores», destacó la regidora.
Sin duda, además del montón de actividades que se desarrollaron a lo largo del día, sin que faltaran las actuaciones de folclore, con grupos de danzas, bandas de gaitas y grupos de folk, el paseo para observar la mareante oferta de las casetas resultaba obligado. Para los golosos, rosquillas, sobaos, quesadas, garrapiñadas, alciturrianos y miel. Había también puestos de quesos y panes; hasta uno con verdura y hortalizas. Y mucha artesanía: cubiertos de madera, con enormes cucharones; rabeles, varas, caracolas y cuernos para hacer sonar, tejas decoradas. En otro apartado sin clasificar, un quiosco ofrecía en su mostrador «cannabis sin THC». No podía faltar el puesto de juguetes de plástico, con muñecas de sirena y aviones para lanzar. También tiene su lectura tradicional: generaciones de niños se han aburrido con ese artefacto que consiste en una rueda de plástico unida a un palo a la que se hace girar mientras se anda.
Por allí andaba con Adela, su nieta, el músico Chema Puente. «A mí me parecen muy bien estas cosas: nos reunimos la gente que nos gusta el folclore y hablar de cosas de Cantabria, y está muy bien sobre todo si hace bueno». De su acompañante dijo que «le gusta la música». «Ella está ahora con los ritmos de su época, pero algo le quedará».
«Lo de este Día no tiene por qué quedarse aquí: las fiestas de los pueblos, los ayuntamientos, las escuelas de folclore, tienen que seguir manteniendo las tradiciones y el amor a estas cosas.- Y si las instituciones también colaboran, y las consejerías de Cultura y Educación tratan de que los chavales conozcan canciones y cosas tradicionales en la escuela, pues mejor».
Esperando su momento de subir al escenario aguardaban Silvia Fernández (trece años), Clara Salas (once) y Daniela Camus (siete), del Grupo de Danzas de Ribamontán al Mar, una fiesta de colores con sus trajes típicos. Las tres resumían en dos palabras su impresión de la fiesta: «Está bien». Con ellas, la tradición está asegurada.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.