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El miedo y la inseguridad sigue latente entre los vecinos de la urbanización situada junto al parque de Nueva Montaña que se derrumbó hace tres años. Un miedo que no solo está fundamentado en el recuerdo de los hechos, sino también en el temor ... de que pueda volver a ocurrir. «Yo no he vuelto a poner un pie en los garajes. No lo uso, y otros vecinos tampoco lo hacen. Sentimos miedo ante los agujeros que se han abierto en el parque; tampoco ayudan las filtraciones de agua que persisten en los garajes, con varias plazas encharcadas, y que provocaron que una niña que se cayera hace unos días; o que los técnicos nos digan que no se va a revestir con baldosas porque el peso de no es conveniente. El aparcamiento no puede soportar mucho peso, nos repiten», explicaba ayer Carolina Gutiérrez, vicepresidenta de la Asociación de Vecinos de la urbanización afectada tras mantener una reunión con el consejero de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Roberto Media; representantes de la empresa pública al frente de la ejecución de las obras, Gesvicán; y el administrador de la finca.
El objetivo de la reunión de ayer fue poner sobre la mesa cuáles son los desperfectos que quedan pendientes de solventar, tres años después, y que impiden «disfrutar del parque infantil con normalidad», insistió Gutiérrez. «Son pocas cosas pero nos dejan intranquilos y aquí cada tarde juegan muchísimos niños», añadió.
El consejero escuchó los puntos de mejora y garantizó que serán solventados «lo antes posible», aunque sin dar un plazo concreto. «Parece que tienen fácil solución. Queremos dar solución a todas estas demandas e intentaremos llegar a un acuerdo para acabar las obras pendientes y ceder la gestión del parque al Ayuntamiento de Santander para que sea público con una utilización normal y con garantía de que va a quedar perfectamente», explicó Media, que trasladó un mensaje tranquilizador a los vecinos: «Pretendemos poner fin a la situación que se originó con el derrumbe, donde Gesvicán ha realizado una inversión importante y queremos que los vecinos tengan ese nivel de garantía de que va quedar bien».
El consejero detalló que algunas de las reparaciones «son sencillas de acometer, pero hay que valorar la inversión global una vez que se estudie también la mejor solución técnica para reparar alguna filtración que tienen los garajes de la urbanización».
Los vecinos también señalaron algunos defectos en el parque en superficie. «En junio ya tuvimos una reunión, pero no se ha hecho nada desde entonces. Pedimos que no haya verjas que puedan dañar a los niños, que no haya piedras, que la fuente no pierda agua... Mínimo, mínimo, que lo dejen como estaba», recalcó Gutiérrez.
La urgencia de rematar los trabajos viene marcada por la climatología, debido a las filtraciones que siguen existiendo en dos de los garajes -el 3 y el 4-. Con las lluvias de esta semana, los garajes se encharcaron. Otro de los problemas que queda por resolver se debe a «un error de diseño», según reconoció Gesvicán, al colocar numerosas piedras como elemento decorativo. «Por un lado, los niños las mueven y las dispersan y, por otro, no son un buen aislante», explicaron. Ayer se acordó sustituirlas por otro material.
Otra de las quejas fue la fuente del agua, que está defectuosa y no se apaga sola, y acordaron cambiarla. También se mejorará la vegetación y se retirarán las mallas de los parterres que han quedado a la vista.
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