La gran noche de los Emboques de Oro

La velada comenzó a las ocho y media de la tarde con un cóctel en la terraza del hotel y posteriormente se pasó a uno de los grandes salones para la cena. El presidente de la Casa Cantabria en Madrid, José Manuel Conde, fue el encargado de abrir el acto antes de que se sirviera la comida, donde agradeció a todos los presentes su asistencia y su apoyo en este «día marcado en el calendario». Explicaba también que «todos los premiados tenían una cosa en común, una característica que destaca, y es el espíritu de lucha que representa a todo aquel que se vuelve un referente en lo que hace».

Una vez finalizada la cena, dio comienzo la entrega de premios, donde el dibujante José Ramón Sánchez fue el primer homenajeado. A sus 86 años, el Premio Nacional de Ilustración 2014 confesaba que tenía «la voz hecha un trapo», pero que estaba «muy contento de haber tomado la decisión hace 27 años de venir a Santander». Reconocía que en un principio «solo venía a hacer mi obra a mi manera pero recibí mucho cariño de la ciudad y sus gentes, lo que convierte este premio en algo mucho más especial».

Igual de orgulloso se mostró el exconsejero de Turismo y actual vicepresidente segundo del Parlamento de Cantabria, Francisco Javier López Marcano, por formar parte de «la Plaza Mayor de Cantabria en Madrid». En su intervención, destacó que el encuentro le había servido para «compartir mesa con personas muy importantes de la comunidad y conocer su visión de la misma, me ha permitido ver Cantabria desde sus ojos».

Por su parte, la neurobióloga Mara Dierssen, divulgadora científica y una de las voces más reconocidas en el mundo en la investigación sobre las bases genéticas del Síndrome de Down, abrió su discurso dando las gracias y confesando que «me cuesta encontrar las palabras para describir lo feliz que me hace sentir que reconozcan tu trabajo en tu tierruca». Asimismo, hizo hincapié en el compromiso que la comunidad está teniendo con la ciencia y destacó que el hecho de «que la Casa Cantabria haya premiado a una mujer científica deja clara su inversión en el futuro». Por último, agradeció de nuevo a la Casa Cantabria por «conceder la jugada perfecta a la ciencia».

El cuarto Emboque de Oro fue para el deportista olímpico de vela Diego Botín, en plena competición en La Haya. Fue su madre, Severine, quien recogió el premio en su nombre, aunque él estuvo presente a través de un vídeo: «Me siento súper honrado de recibir este reconocimiento junto a personas tan extraordinarias como las que están reconocidas esta noche». En esa breve intervención, se confesaba impactado porque «cada vez que veo lo que han hecho el resto de premiados no puedo creerme el formar parte de este grupo». Agradeciendo a su madre y su abuelo su apoyo incondicional cerraba su discurso que daba pasó a las presentaciones de los miembros de honor. El Grupo Cañadío, El Colegio de Enfermería de Cantabria y la Empresa Ganadera SAT Polival fueron los seleccionados de este año como nuevos miembros de honor por sus aportaciones a la comunidad durante tantos años, y así concluyó una nueva entrega de los Emboques de Oro.