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Roberto Ruiz

La guía de las nuevas playas santanderinas

Sin trasvases ni espigones y con las decisiones en el aire, el avance de la arena cambia la fisonomía de un tramo urbano

Álvaro Machín

Santander

Domingo, 29 de octubre 2023, 07:38

Es jueves y hace malo. Llueve a cántaros, el amanecer está remolón y la luz tiene un punto triste. Parece lejos ese largo veranillo de San Miguel, aunque en realidad hace cuatro días –es una expresión, no es literal– que en las playas aún asomaban las sombrillas. Fuera, 30 grados. En el agua, 22. Dos récords para un mes de octubre. Ahora el otoño ha cogido lo que es suyo y no hace –como se dice en Santander– «de playa». No hace para disfrutarlas, pero, con una bajamar con un coeficiente que pasa de cien –que eso ya es cosa seria–, sí para verlas bien. Tanto que la marea dibuja a primera hora el nuevo mapa de arenales que se ha formado en un tramo de ciudad. El nuevo paisaje playero desde la rampa del Mundial de Vela de 2014, pasado el Dique de Gamazo, hasta el Balneario de La Magdalena. Es muy distinto al que había antes de la construcción del espigón (una obra que quedó inacabada porque se proyectaron dos) y, sobre todo, de la paralización de los traslados artificiales de arena que volvían a poner en un sitio lo que el ciclo natural se llevaba. La arena no entiende de vaivenes políticos ni de partidarios y detractores de las obras. Y tampoco espera a que se tomen decisiones, a que retiren lo que dejaron a medias o lo terminen. La arena se mueve. Avanza y se queda donde se encuentra cómoda. Por eso ahora hay hasta seis playas que no aparecen en las guías turísticas de siempre. Por nuevas o por transformadas. Seis playas que llegan –o no– para quedarse.

La Maruca, Molinucos, El Camello, la Virgen del Mar, Bikinis... Puede que, en unos años, a esa lista asentada tengan que unir otros nombres. Quizás playa de La Rampa. Hasta allí, a la estructura que se hizo popular por el uso que se le dio durante el Mundial de Vela de 2014 tras remodelar la zona , ha llegado la arena. No es sólo llegar, es que ya está cubierta (con las mareas y las lluvias es más o menos visible). Sobre todo al fondo. A los pies, separado por un murete, de la explanada donde se colocaron las tumbonas.

Arriba, la playa junto a la rampa del mundial de vela. A la izquierda, la de Gamazo y a, la derecha, la que está junto al Marítimo
Imagen principal - Arriba, la playa junto a la rampa del mundial de vela. A la izquierda, la de Gamazo y a, la derecha, la que está junto al Marítimo
Imagen secundaria 1 - Arriba, la playa junto a la rampa del mundial de vela. A la izquierda, la de Gamazo y a, la derecha, la que está junto al Marítimo
Imagen secundaria 2 - Arriba, la playa junto a la rampa del mundial de vela. A la izquierda, la de Gamazo y a, la derecha, la que está junto al Marítimo

Allí la capa tiene un grosor considerable, hay un buen puñado de algas, algo de maleza y la pasarela elevada que llega hasta el mar está en parte cubierta. Cuando el agua tiene ese punto cristalino, turquesa, se ve bien cómo se acumula al fondo del dique que marca la frontera, un esquinazo en el cantil coronado por un noray. El último obstáculo, la última curva, antes de la vía libre a la parte de la bahía más urbana, la más visible.

  • Acciones El Puerto se plantea mover arena en la primavera de 2024, como ya hizo de forma puntual en 2021

  • En Gamazo La comparación de fotos muestra como, en un año, la arena pasa de aparecer a ocupar el terreno

  • El proceso El avance se produce ajeno a los vaivenes políticos sobre el espigón y a la toma de decisiones

  • Para tomar el sol Las nuevas playas ye se utilizaron este verano, baño incluido, aunque hay carteles que lo prohiben

  • Lo último El Pleno del Ayuntamiento ha pedido ahora que no se retire el espigón ya hecho y que se acabe la obra

  • Cinco años La obra de los diques se paró en septiembre de 2018 y desde entonces poco o nada se ha hecho

De hecho, el Puerto de Santander ha advertido esta semana a preguntas de este periódico de los riesgos de la acumulación de la arena para la canal de navegación. Más cantidad, más necesidad de dragar. La zona es, de hecho, competencia de la Autoridad Portuaria, que ya se plantea retirar lo que ha llegado a la rampa y a otros puntos cuando pase la época de temporales (primavera de 2024). Ya lo hicieron, de hecho, en 2021. Desde el Puerto –ahora presidido por el exconcejal de Santander César Díaz– achacan lo que sucede con la arena a que la obra de los espigones se quedó a medias y confían (se posicionan) en que los trabajos se retomen cuanto antes.

Precisamente de la AP es el cartel que hay junto a la rampa. Prohibe el baño y advierte del riesgo de caída. Hay algo de paradoja en todo esto porque el letrero lo colocaron antes de que allí hubiese una playa (que muchos han utilizado como tal este verano, con baño incluido). Ojo a las corrientes ahí.

Siguiente nueva playa. Número dos. La de Gamazo (es el nombre que ya empieza a extenderse para este lugar).

Ya consolidada

Así como en la anterior el proceso es incipiente, aquí la arena ya ha plantado su bandera. La playa no desaparece con la pleamar (aunque todo depende de los coeficientes). Es una curva, un entrante, una especie de media luna que tiene en uno de sus vértices la propia rampa y en el otro un saliente del paseo (justo en lo alto de ese punto hay un noray y un flotador instalado por el Puerto, a la altura, para ubicarse, de la esquina de la Escuela Náutico Pesquera). Forma algo parecido a una pequeña bahía.

Allí antes sólo había piedras y rocas, a los pies de la escollera del muro. Era una zona sin utilidad. Unas fotos publicadas por este periódico esta misma semana sirven para hacerse una idea de la velocidad con la que avanza la arena. La primera es de marzo de 2021. La arena aparece tímidamente entre los pedruscos. La segunda, de septiembre de 2022. Una playa, con algas.

Ha seguido creciendo, se ha usado con frecuencia como playa este pasado verano en los días de sol (baño incluido) y es habitual que ya forme parte del paseo de los que tienen perro y acuden a esta zona. Es un espacio recogido, cercano al centro... «Pues es una playa muy agradable», comentaban dos vecinos de la ciudad en un reportaje que publicó El Diario cuando el lugar ya tenía su forma actual. Desde la parte superior, el paseo –una zona está protegida con barandilla y otra no–, parten escaleras (hay dos) que llegan abajo.

Es el muelle, con sus entrantes y salientes si se toma el mar como referencia, el que delimita los espacios. El muelle y las mareas. Con la bajamar del jueves (potente), la de la rampa, la de Gamazo y la siguiente playa en el nuevo mapa estaban conectadas, algo que no pasa siempre. La tercera es la playa del Marítimo porque la principal referencia para ubicarla es todo lo largo del Museo (aunque abarca algo más). Está a sus pies.

El último traslado

Justo de esta zona retiró parte de lo acumulado la Autoridad Portuaria en 2021. El entonces presidente de la institución, Francisco Martín, explicó que era una actuación «excepcional» y que el objetivo era «recuperar el calado del Muelle del promontorio» y «desatascar las bombas de inmersión del Museo» (las que permiten la transferencia de agua salada a sus instalaciones). Movieron 15.000 metros cúbicos hasta La Magdalena y Los Peligros y se gastaron 59.000 euros.

Ahora tiene forma de media circunferencia. Casi perfecta (siempre teniendo en cuenta la bajamar) y bastante más extensa que las dos anteriores. Hay, igualmente, dos escaleras que permiten el acceso desde arriba y que antes iban directas al mar.

Puede que los que más hayan notado la presencia de esta playa sean los pescadores. Solían ponerse mucho en esta zona y ya no suelen estar, explica un habitual de la zona. «Hay tanta arena que tienen que tirar muy lejos la lanzada». Por eso, en ocasiones, se les ve bajar hasta la orilla, con la marea baja, a lanzar desde lo más avanzado de la media circunferencia.

Arriba, La Fenómeno. Y sobre estas líneas, la Primera y la Segunda de Los Peligros.
Imagen principal - Arriba, La Fenómeno. Y sobre estas líneas, la Primera y la Segunda de Los Peligros.
Imagen secundaria 1 - Arriba, La Fenómeno. Y sobre estas líneas, la Primera y la Segunda de Los Peligros.
Imagen secundaria 2 - Arriba, La Fenómeno. Y sobre estas líneas, la Primera y la Segunda de Los Peligros.

La siguiente (la cuarta) es una vieja conocida de los santanderinos. Bautizada ya hace mucho como La Fenómeno (por una mujer habitual de la zona en una ciudad muy dada a los apodos) tenía, justamente, un carácter excepcional. Aparecía y desaparecía a continuación de Los Peligros (en otro esquinazo en la línea del muelle), a la altura de las instalaciones de la Federación de Tiro. Unas veces crecía más (llegaba más lejos) y otras menos, pero tenía los días contados porque justo de allí se cogía la arena que se retornaba a las playas asentadas. La mar arrastraba la arena hasta este entrante y las palas, año tras año, la devolvían a su lugar de origen. Sin ese trabajo humano –y con únicamente un espigón que retiene bajo su abrigo sólo lo que abarca–, se ha quedado fija. Ya no aparece y desaparece.

Como la arena ha seguido llegando sin freno y como la evolución ahora es distinta por la nueva fisonomía de la zona, también el aspecto de esta playa ha cambiado. Una parte ha quedado retenida y permanece de forma constante entre la rampa que hay para el descenso de embarcaciones y el saliente a la altura del Oceanográfico. Pero el arenal no es tan grande como llegó a ser otras veces y es frecuente que se lo coman las pleamares.

Arriba se amontonaron los materiales de obra del segundo espigón, el que se quedó sin costruir. Y hay también (por la presencia de otra rampa) un cartel del Puerto que prohibe el baño.

Lo que queda es Los Peligros. Nada nuevo, pensará alguno. Pero el aspecto es muy distinto al tradicional de esta playa. Sin entrar en el estado lamentable del acceso que se derrumbó (y que no se repara) o de La Horadada, con la pérdida de arena la playa se ha partido en dos. Ahora se parece a la Primera y Segunda del Sardinero. El papel separador que allí juega Piquío, aquí lo desempeña otro saliente de terreno, otra gran roca, y también el antiguo embarcadero que volvió a salir a la luz al descarnarse de arena. Es en este punto donde la playa suele quedar cortada (ya no existe el paseo peatonal y para bicis en forma de pasarela de madera que estuvo ahí durante años).

El origen de todo

Hacia la derecha, si se mira al mar en el lugar del corte, todo lo anterior: La Fenónemo, el Marítimo, Gamazo... Hacia la izquierda, el Balneario de La Magdalena y el espigón que sí se levantó y que tiene fecha de caducidad (orden política de quitarlo, al menos). Que se cumpla o no está por ver. El Pleno del Ayuntamiento (ahora con mayoría absoluta del PP) ha solicitado que no se retire y, por el contrario, que se retome la obra del que quedó pendiente. Al otro lado. El mismo Pleno que pidió antes la retirada (Ciudadanos se lo exigió al PP si quería conservar la Alcaldía en la legislatura anterior). Y más. El Ministerio que paralizó los trabajos (PSOE) ha dejado caer más de una vez que lo mejor era terminarlos. En paralelo, protestas para que retiren lo hecho, recogidas de firmas para que hagan lo que falta, peticiones para que se recuperen los trasvases y advertencias diciendo que ese gasto ya no se va a pagar. Y debates para largo en la Mesa de la Bahía (que tendrá antes de septiembre de 2025 un plan de propuestas previo al Plan Integral para la Gestión de la Bahía).

Las obras de los diques se pararon en 2018. Desde entonces, tormenta política y cruces de culpas. Pero moverse, lo que es moverse, sólo la arena.

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    La rampa del mundial de vela

    La última conquista de la arena viajera

La rampa en un momento de bajamar de esta semana con un coeficiente de 101. Una empresa de formación hacía en ese instante un ejercicio práctico con un grupo de operarios. Roberto Ruiz

Es la más reciente (aunque este verano unos cuantos ya le dieron uso de playa, con sol y baño incluido). Las mareas o las lluvias hacen que la capa de arena sobre la estructura sea variable, pero la acumulación se nota, sobre todo, al fondo, en la zona pegada al murete que lo separa de la explanada superior, la de las tumbonas. Ahí el grosor es importante, hasta el punto de que cubre parcialmente una pasarela que llega hasta el agua. Hay algas y maleza.

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    Playa de Gamazo

    La media luna sobre el antiguo pedregal que ya no existe

Arriba, a la izquierda (para ubicarse), la fachada lateral de la Escuela Náutico-Pesquera. Roberto Ruiz

Delimitada por la rampa y hasta el saliente del paseo a la altura de la esquina de la Escuela Náutico Pesquera (hay un noray y un flotador del Puerto). Antes era una zona de rocas y piedras que la arena ha sepultado totalmente.

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    Playa del Marítimo

    La playa que echó a los pescadores del muelle

La marea baja deja a la vista el arenal más grande de los que se han formado en este proceso. Roberto Ruiz

Coincide con la parte recta del paseo, frente a la Escuela Náutico Pesquera y al Museo Marítimo. Con marea baja, una media circunferencia casi perfecta. En el cantil del muelle antes se ponían pescadores. Ahora sólo con mareas muy altas.

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    La Fenómeno

    La que aparecía y desaparecía acabó quedándose

Roberto Ruiz

Pasado el esquinazo del muro al final de Los Peligros esta playa aparecía y desaparecía. Eran los traslados de arena los que vaciaban este espacio. Ahora, aunque reducida a un recodo porque la arena sigue su viaje, está siempre.

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    La Primera de Los Peligros

    Una separación que corta en dos como hace Piquío

En primer plano, el acceso derruido desde el saliente que ahora divide la playa de Los Peligros en dos. Roberto Ruiz

Con la pérdida de volumen de arena, Los Peligros se ha cortado en dos. Están separadas (como hace Piquío en el Sardinero) por el saliente de terreno cuyo acceso derruido nadie repara y por el embarcadero que salió a la luz por la falta de arena.

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    La Segunda de Los Peligros

    El tramo final hasta llegar a La Magdalena y al espigón

La otra parte, vista desde el embarcadero ahora visible (el segundo elemento que parte la playa en dos). Roberto Ruiz

Del embarcadero emergente al Balneario –con el paso por ese monumento al abandono que es ahora La Horadada–. La mejor demostración de que la playa está partida en dos es que ya no se puede instalar la pasarela de madera que había antes.

Una rampa con usos concretos convertida en playa

Se usó para el Trofeo Ciudad de Santander de Vela en 2013, aunque la imagen grabada en la memoria de la ciudad es la de los barcos del Mundial de 2014 accediendo a la mar por la rampa. Ese es el uso para el que está diseñada la estructura, aunque desde entonces sea poco habitual. En todo caso, se ha utilizado como salida para pruebas deportivas (travesías a nado o regatas) y también –este mismo jueves había un grupo de unas treinta personas que estaba en ello– para ejercicios de formación en actividades como vigilancia de costas o extinción de incendios. La Autoridad Portuaria confirma, de hecho, que puntualmente se piden permisos para poder usar la rampa con fines de este tipo.

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