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Un espectador santanderino mandaba todos los días a mi programa una instantánea del amanecer en la capital y tras meses y meses viéndolo tras la pantalla, decidí que quería contemplarlo con mis propios ojos», confiesa Roberto Brasero. El periodista y presentador del tiempo en Antena 3 elige Santander verano tras verano porque aquí se siente «muy a gusto». «Fui por los paisajes, pero vuelvo por sus gentes», confiesa. Brasero y su familia son unos habituales de la capital cántabra durante sus vacaciones. Ya han visitado los lugares imprescindibles como turistas y, ahora, que casi pertenecen a la familia santanderina, descubren las entrañas de la ciudad. Aunque el presentador asegura que lo que más le gusta es «pasear con los santanderinos por el Paseo Pereda». Un plan básico, sin mucha complicación ni florituras, algo al alcance de todos. «A veces lo bonito está en las cosas del día a día», afirma. Acostumbrado al ritmo de vida de Madrid, ciudad en la que reside, encuentra en la tierruca «su paraíso particular», con el mar en frente y las montañas al alcance, completando una estampa para enmarcar. «A diario hago kilómetros por la M30 rodeado de coches y más coches, en cambio, aquí, los hago paseando por la playa de El Sardinero con los pies metidos en el mar», concluye el periodista.
Luis Callejo recuerda aquellos años en los que venía a Santander de vacaciones con su familia y amigos como «unos veranos maravillosos». El actor, que fue nominado al Goya a la mejor interpretación masculina de reparto en 2020 por su película Intemperie, recuerda con especial emoción esos veranos en los que «pescaba con sedal en el Muelle de Calderón con los amigos». Ya han pasado unos años desde aquello pero, al actor español le sobran razones para seguir eligiendo la tierruca como destino de descanso. Asegura que otros años han veraneado en la costa mediterránea pero que este se han decantado por este entorno, según él, «paradisiaco», para compartir sus vacaciones con los amigos. «Hemos venido a un camping y estamos genial; el personal y la gente de Cantabria es inmejorable y muy cercana». Confiesa que, aunque venía para una semana y sus amigos se vayan, ellos se quedan unos días más para aprovechar «a tope de Cantabria, sus paisajes y, como no, su gastronomía». «Mi familia y yo queríamos norte, esta sensación de frescor no se paga con dinero». Destaca de la capital, «la inmensa playa de El Sardinero y la naturaleza que rodea a toda la región». «No tengo duda de que el año que viene repetiremos, nos hemos sentido súper a gusto en la comunidad», concluye Callejo.
Desde hace cinco años la plaza de toros de Cuatro Caminos se ha convertido en una parada imprescindible dentro de los planes de verano del escritor Juan del Val, que no se pierde la Feria de Santiago. «Voy a Santander todos los veranos para ver los toros», señala el marido de la presentadora de televisión Nuria Roca. Para él, esos tres o cuatro días que pasa en la capital cántabra son fechas programadas con tiempo en su calendario. Esta Semana Grande, el escritor tampoco ha faltado a la cita taurina de Cuatro Caminos. Acudió a la faena del torero Roca Rey el 25 de julio, que congregó en el tendido a personalidades conocidas. Y gracias a su afición a los toros, la primera razón de sus viajes a la ciudad, Del Val ha ido descubriendo los atractivos de Santander. «Me gusta ir a comer a El Riojano o a La Bombi», señala. No puede quedarse solo con un plato, pero las anchoas y, su nuevo descubrimiento, el helado de queso, son actualmente sus favoritos. Asegura que la gente «es maravillosa». Y apunta como visitas ineludibles el Paseo Pereda, la playa del Sardinero y el Palacio de La Magdalena. Del Val no es de los que se queda en casa a la primera nube. Es más, cuenta que «llueva o haga bueno, no perdono el bañito por la mañana en la playa de El Sardinero, que es mi favorita». Y al pie de la misma se alojó el pasado julio.
Comer en el Chiringuito de El Puntal, unas rabas en La Mayor o tomar una copa en Terminal Sur», en el corazón de la vida nocturna de Puertochico. Estos son algunos de los planes que no pueden faltar en los veranos de Cristóbal García. El productor cántabro regresa todos a la tierruca con ganas de escapar del ajetreo madrileño y volver a ese sosiego presente en los recuerdos de su infancia. Confiesa que en cuanto tiene un hueco y su trabajo se lo permite, se coge el primer avión y aterriza en Santander. El actual ganador de la Biznaga de Oro a la mejor película española por su film 'Segundo premio' afirma que, aunque eche mucho de menos la gastronomía cántabra, «no hay nada mejor que sus paisajes». Y por eso destaca también la naturaleza de la región entre su lista de cosas preferidas. Año tras año ve cómo aumenta el turismo en la ciudad pero, aún así, mantiene que «es algo buenísimo», ya que ayuda a su crecimiento en todos los ámbitos. Y, aunque él ya sea casi un turista más, sigue sintiéndose en casa cada vez que vuelve. Pese a que este año esté decepcionado porque han cerrado el bar Silvio en el barrio de Tetuán, el cual confiesa que era «su santuario», el productor cántabro declara que no fallará el próximo verano a su ya cita fija con las rabas de la plaza de Cañadío.
Carla Soledad Royo-Villanova Urrestarazu lleva escogiendo Cantabria para veranear toda la vida. «Mi bisabuela eligió este lugar mágico y nos arrastró a toda la familia», confiesa. La Princesa de Panagyurishte junto a su marido, Kubrat de Sajonia-Coburgo-Gotha y Gómez-Acebo, príncipe de Bulgaria y duque de Sajonia, y sus hijos Mirko, Lucas y Tirso, acuden a la costa cántabra para disfrutar de sus vacaciones debido a «sus paisajes únicos y los recuerdos especiales» que guarda de la región. De Santander destaca el Paseo Pereda pero, sobre todo, a sus amigos. «Mi gente de Santander es lo mejor que tiene la ciudad». Un paseo con amigos con vistas a la bahía es uno de sus planes imprescindibles. Es una amante de la gastronomía cántabra y, aunque le resulta difícil elegir solo un producto, señala «las anchoas, el cocido montañés, los sobaos y la quesada como platos maravillosos». La Princesa de Bulgaria es, desde hace 10 años, colaboradora de las mejores cabeceras de viaje, narrando y fotografiando el mundo de norte a sur. Su perfil de Instagram está repleto de fotos y vídeos mostrando todos sus viajes pero, aún habiendo descubierto medio mundo, esta amante de los viajes confiesa que su «paraíso sigue siendo Cantabria» ya que «no concibo un verano sin llenarme de la energía, el aire fresco y las playas cántabras».
Caritina Goyanes es una de las precursoras del veraneo en Cantabria entre su círculo de amistades en Madrid. La hija del matrimonio compuesto por Cari Lapique y el empresario Carlos Goyanes –fallecido el pasado 7 de agosto en Marbella– fue quien se encargó de descubrir los encantos de la región a sus amigos. Y aunque ha pasado mucho tiempo desde el primer año que descubrió la tierruca, Caritina aún no sabe cómo explicar todo lo que supone Cantabria para ella. Pero sí que tiene clara una cosa, por encima de todo está el tiempo que pasa aquí con su familia. «El verano familiar», así lo llama ella. Afirma que Cantabria «va embaucando poco a poco a la gente» al igual que lo hizo con ella. «Su calma, su naturaleza y su gente» es lo que más le gusta a la empresaria. Sin olvidar, claro está, su gastronomía. Caritina de esto sabe, ya que, desde hace más de 20 años, dirige el catering 'Sixsens', más conocido como 'El Catering de Cati'. Entre fogones, asegura que «Cantabria tiene un sabor muy especial». «Me tengo que controlar porque si no bajo rodando», asegura la cocinera entre risas. Sus imprescindibles son «los pescados de la Bahía de Santander a la brasa, las almejas de Pedreña y las tortillas de Cañadío». Pero, sobre todo, destaca «la excelencia de la materia prima de Cantabria preparada con un cuidado único».
Enriqueta Bosch, más conocida como 'Keta', es natural de Barcelona. Se ha dedicado a la moda, fue uno de los miembros del Comité Olímpico Internacional en el año 1987 y es una de las imprescindibles del veraneo cántabro. Su marido, Álvaro Fernández Villaverde y Silva, duque de Santo Mauro, fue quien le descubrió la región y, desde entonces, asegura que no se imagina un agosto sin venir a ella. Destaca «la preciosidad de la gran Bahía de Santander» pero, sobre todo, la materia prima de Cantabria, «sus patatas, sus tomates... Su agricultura en general es maravillosa». Afirma que Cantabria es una comunidad «muy bonita y con mucho encanto. Me transmite mucha paz cada vez que la piso». Asegura que la región debería de desarrollarse más en el ámbito cultural ya que «la oferta es poca para lo que podría abarcar una ciudad como Santander». Durante todos estos veranos, la aristócrata ha presenciado la transformación del turismo en la comunidad. «El turismo ha aumentado notablemente, sobre todo, el nacional. El otro día intentamos conseguir una mesa para cenar en Santander y fue imposible». La duquesa de Mauro confiesa que no cree en un «turismo mochilero». Piensa que lo mejor para la ciudad es «un turismo que deje dinero, que de vida a la ciudad y consiga que avance en todos sus ámbitos».
Cristina Mulinas realiza todos los veranos la misma ruta: Valencia-Cantabria. Desde la Ciudad de las Artes hasta el Centro Botín. La registradora de arte del Instituto Valenciano de Arte Moderno lleva viniendo a Cantabria más de 30 años. Un compañero suyo de la universidad le descubrió la región y desde entonces no puede parar de venir. Mulinas asegura que «la oferta de arte en Cantabria es maravillosa, sobre todo, después de la creación del Centro Botín». Sostiene que «la remodelación de la ciudad junto con la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y la Fundación Botín son las tres cosas indispensables para que el arte siga creciendo en la capital». Para ella, la Fundación Botín es «el revulsivo que permite que el arte sea cada vez mayor y mejor». Esta última vez ha podido disfrutar de la colección de Victoria Civera en el Centro de Faro de Cabo Mayor y de su ya parada fija, el Centro Botín, donde se encontraba la colección de la artista india Shilpa Gupta, que según Mulinas se la hubiese llevaba para Valencia sin dudarlo. «Para Santander es muy importante tener una buena oferta cultural ya que ¿dónde vas cuando llueve?; al museo». ¿Su día perfecto en la capital? Ir por la mañana a El Puntal, tomar unas tapas por Cañadío, visitar la Fundación Botín y, por último, comer en el Barrio Pesquero.
El popular presentador de televisión Ramón García es otro de los visitantes habituales de Cantabria. La región ha sido su lugar de desconexión durante buena parte de los veranos de su vida. «Lo que más recuerdo es el mar y mis veranos en bicicleta. Era un poco 'Verano Azul'», dice. Muchos prefieren el calor del sur para los meses de verano pero Ramón García se queda con la lluvia de Cantabria por encima de todo. «Incluso íbamos a la playa lloviendo», indica. Santander y su «aspecto señorial» es lo que más le llama la atención. «Llegas a la capital y sientes que estás en un sitio importante. Es una ciudad preciosa», destaca. Pero la región no solo ha encandilado a García por los ojos, también por el estómago. Confiesa que se le hace «la boca agua» al recordar la gastronomía regional. «Antaño me hacía unos arroces con almejas para chuparse los dedos y, cómo no hablar del cocido montañés. Es brutal», añade. Sin embargo, la relación de su familia con el mar Cantábrico la recuerda con especial cariño. «Mi familia tenía un barco. Me llamaba mi padre por la mañana a ver qué pescado quería cenar y cuando llegaba a casa estaba allí, recién pescado». Ramón García concluye con que «ese verde cántabro, verde esmeralda» es lo que más le emociona. «Tener en frente el mar y detrás la montaña es increíble».
Jimmy Barnatán, cuyos orígenes se encuentran en el barrio de Tetuán, ha estado viajando por el mundo, desde Madrid a Nueva York, pero ha vuelto a su tierra natal este verano para inundar la región de música por los cuatro costados con su gira 'Cantabria Music Rally'. Esta gira llevará la música en vivo y en directo por los 102 municipios de toda Cantabria. Asegura que lo que más ha echado de menos todo este tiempo ha sido a los santanderinos. «La gente marca el pulso de la tierra». Pero también destaca los paisajes que rodean a la comunidad. «No hay nada como sentarse en mi rincón secreto del Palacio de La Magdalena desde dónde se ve la Isla de Mouro. El adjetivo 'infinita' se queda corto». Confiesa que, por mucho mundo que haya recorrido, no hay nada igual que su Bahía de Santander. Porque Barnatán tiene muchos kilómetros a sus espaldas pero asegura que, aunque sea una ciudad pequeña, «Santander es inabarcable». Su día perfecto empezaría con un paseo por la plaza de la Esperanza, seguido de una visita a una galería de arte y unas tapas en el Barrio Pesquero con sus amigos. Acabando el día por todo lo alto: con una «buena copa» en Cañadío y una visita al bar Moondog. Y aunque no esté mucho en casa, lo tiene claro, «no hay lugar mejor en el mundo que Santander, somos un pueblo muy generoso».
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