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El edificio de La Horadada de la playa de Los Peligros amaneció ayer ruinoso, como lo está desde hace años, cubierto de grafitis y humedades, pero con la diferencia de que su derribo ya no es una opción a corto plazo, y se vuelve a ... soñar con darle nuevos usos. El primero en lanzar su propuesta ha sido el PRC en el Ayuntamiento de Santander, que ve el lugar idóneo para establecer un centro de remo y piragüismo «de referencia».
El problema es que había costado diez años tomar la decisión de derribar esta instalación y en solo un mes se ha vuelvo a la casilla de salida. Con el agravante de que durante el tiempo que se alargaron (y que ahora se estirarán más) los trámites entre administraciones, no se ha invertido en su mantenimiento, cada vez más decrépito.
Ayer en las páginas de El Diario Montañés se confirmó la noticia de la paralización del derribo, tras advertir el Ayuntamiento a la Demarcación de Costas que el edificio está protegido por el Plan Especial de Protección del conjunto histórico-artístico de El Sardinero (1996).
Según relatan fuentes de la Concejalía de Fomento, en una reunión mantenida entre el jefe de Demarcación de Costas, José Antonio Osorio, y el concejal César Díaz, hace escasas semanas, Fomento trasladó el dato que hasta ahora se desconocía: «Este edificio tiene protección nivel 2 y no se puede derribar, sólo si es para reconstruirlo o reestructurarlo».
De esta forma, se abre el debate sobre su futuro: ¿ Qué va a pasar con La Horadada? Intervienen muchos actores. El principal es Costas, propietario del inmueble que ocupa el espacio marítimo-terrestre. Si decide continuar adelante con el derribo, deberá solicitar la modificación del plan especial para que el edificio quede fuera de dicha protección. Pero todavía Costas no ha realizado esta solicitud.
El trámite depende en primera instancia de la Concejalía de Urbanismo (Cs), desde donde se han pronunciado al respecto y «no parece fácil de justificar técnicamente quitarle la protección al edificio que un día se le otorgó; al menos a corto plazo». Javier Ceruti, concejal al frente, preguntado ayer sobre este asunto, declaró que, «si Costas hubiera solicitado la licencia de derribo, se le habría contestado que es un bien protegido que exige una actuación urbanística previa para modificar la situación, porque sino no se puede derribar para quitarlo de en medio y recuperar el espacio de arena, como se pretendía».
Esta modificación del plan se llevaría tanto a la Junta de Gobierno Local como al Pleno municipal y debe contar con la final aprobación de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria.
Existen numerosos ejemplos de edificios de El Sardinero amparados por el Plan de Especial de Protección de El Sardinero que se han llevado a modificar al pleno. El más reciente, los bajos del Casino, pero también, en años anteriores, fueron aprobadas modificaciones puntuales para el derribo y construcción del Hotel Sardinero, el Hotel París, el Hotel Hoyuela o Villa Iris. La diferencia es que en estos casos era para su reconstrucción y el que hoy es objeto de debate, La Horadada, es para su eliminación.
El segundo escenario sería que Costas solicitase que el planteante de la protección asuma en adelante el mantenimiento del edificio. Es decir, Gobierno regional, que aprobó el plan, o Ayuntamiento de Santander, que lo promovió. El que se encargue correrá con el coste de la reconstrucción. A este respecto, la Dirección de Cultura del Ejecutivo trasladó ayer a El Diario Montañés que no baraja asumirlo «en ningún caso» y que «debería ser el Ayuntamiento el que asuma tales funciones».
Según el Consistorio, todo surge a raíz de que el arquitecto municipal iniciase la tramitación de un permiso para la ocupación de vía pública para el derribo. Tragsa estuvo todo el mes de diciembre volcada en los trabajos previos: vaciar el inmueble, quitar ventanas, puertas... pero sin llegar a tocar un ladrillo. Según explica Díaz, «al tramitarse el permiso, los técnicos constataron que la obra carecía de licencia de derribo y, además, que su categoría no permite su derribo», que llevaba en trámites diez años.
En resumen, la actuación de derribo se promovió, anunció e inició pasando por alto la licencia, algo que Costas ha confirmado a este periódico. «A veces Costas no requiere de permiso cuando se trata de un trabajo de interés general, pero esta condición no se había remitido al Ayuntamiento», aclara el concejal.
La interrupción del derribo en firme del antiguo balneario de La Horadada vuelve a dar alas a proyectos para la explotación de este espacio. El Grupo Regionalista presentará una moción para darle un uso como centro de remo y piragüismo. Nada está escrito sobre su futuro aún, pero en caso de prolongarse su vida –no sin antes acometer una profunda reforma–, «no se podría hacer uso de la totalidad del edificio», que ocupa 1.353 metros cuadrados en la playa de Los Peligros. Según ha recordado la Demarcación de Costas, la ley de 1988 establece un máximo de explotación de 150 metros cuadrados.
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