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El 24 de julio del pasado año tuvo lugar un fatídico accidente de tráfico que se llevó la vida de Manu, un joven de ... 17 años que iba en moto y colisionó contra un vehículo en la calle Marqués de La Hermida. En la esquina donde ocurrió la desgracia hay girasoles desde entonces. La madre de la víctima, Rebeca Fernández, los coloca para «aportar luz y amor en una esquina negra».
Desde este viernes, el gesto de colocar un girasol cada semana –coincidiendo con su cita en el psicólogo para sobrellevar el enorme dolor por la pérdida de un hijo–, quedará de manera permanente con la colocación de la escultura de un gran girasol y una placa conmemorativa en recuerdo del fallecido y de todos los que parten por este motivo.
El acto tuvo lugar al mediodía del viernes en «la esquina de los girasoles o la esquina de todos», como se refirió Rebeca a este punto negro, y añadió que «desde aquí, Manu iluminará la entrada de Santander».
Gema Igual
Alcaldesa de Santander
Rebeca Fernández
Madre de la víctima de accidente de tráfico
La alcaldesa Gema Igual destacó la valentía de Rebeca a la hora de afrontar el duelo: «Todos los que estamos aquí nos imaginamos lo que es perder a un hijo... ella ha remontado y lo ha convertido en esperanza. Es un ídolo para mí», aseguró frente a un centenar de amigos y allegados de Manu, familiares de otras víctimas de accidentes de tráfico y miembros del equipo de gobierno municipal.
Igual también explicó que «la ciudad se ha puesto al servicio de una madre que quiere recordar a su hijo con algo muy bonito, que ha pagado ella, y con ello nos invita a recordar a Manu, un chico que no tenía que estar hoy en forma de girasol. No tenía que pasar, pero pasó. Ojalá sirva para sensibilizar a todos los que van al volante para que no hagan que haya que padecer estas pérdidas».
«Esta esquina se ha convertido en la esquina de la luz, del amor, la esperanza y, sobre todo, la esquina de la superación porque todo lo malo que pueda pasar en esta vida, deberíamos hacer como los girasoles que se abren a la luz, nosotros abrir nuestro corazón al amor», explicó la madre de la víctima, que ha constituido la Fundación Luz y Amor para apoyar a otras familias que se enfrentan al mismo duelo y que empezará a funcionar en noviembre con talleres y terapias.
«He donado este girasol a la ciudad en nombre de mi hijo porque de una esquina tan oscura, él ha hecho un lugar lleno de luz y de amor, algo muy complicado de conseguir. También se lo quiero dedicar a todas las personas que han partido en accidentes», continuó Rebeca, que también quiere con este símbolo recordar que «al volante llevamos siempre un arma y este accidente podría haberse evitado».
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