Honores para la Fundación Botín

Por su parte, la alcaldesa, Gema Igual, que entregó la distinción en una velada celebrada en el Paraninfo de la Magdalena, recalcó que la ciudad pretende trasladar a la Fundación Botín la gratitud de los santanderinos por la labor impulsada por la entidad desde su creación en 1964, de la que se han visto beneficiados de manera directa la ciudad, los vecinos y el conjunto de los cántabros. La Fundación es, en palabras de la alcaldesa, «uno de los mayores mecenas de la cultura y las artes en la ciudad, y una de las entidades más comprometidas con el desarrollo económico y social de Santander y Cantabria».

En su discurso Igual apuntó que «no ha habido faceta a la que haya sido ajena la Fundación Botín, que ha desarrollado una vasta tarea en favor del conjunto de la sociedad santanderina que la convierte en justa merecedora de la Medalla de Oro de la ciudad». La alcaldesa subrayó el liderazgo que sigue ejerciendo la Fundación en muchas de sus áreas de trabajo y su notabilísima aportación a la cultura a través del recién inaugurado Centro Botín, que sitúa a Santander en los circuitos internacionales del arte contemporáneo. «La Fundación Marcelino Botín ha sido, es y seguirá siendo un referente en el ámbito de la cultura, en el impulso de programas educativos, en la promoción del talento y en proyectos de acción social que revierten en el territorio».

Gema Igual trazó un recorrido por las señas de identidad de la Fundación y su vínculo con la ciudad: «Han transcurrido 53 años, 5 meses y 10 días desde aquel sábado, 18 de abril de 1964, en el que don Marcelino Botín y doña Carmen Yllera tuvieron la inspiración de crear la Fundación Botín. Dos esposos y un mismo empeño. Dos siglos y una misma Fundación. Dos caras y una misma Medalla de Oro de la ciudad». A su juicio, «fundar una Fundación y refundarla cada día desde entonces. Esa es la eterna tarea, el eterno compromiso sin retorno que lideraron sucesivamente los dos grandes ‘emilios’: Emilio Botín Sanz de Sautuola y López y Emilio Botín Sanz de Sautuola y García de los Ríos, padre e hijo. Y que hoy desarrolla admirablemente su hijo Javier Botín Sanz de Sautuola y O´Shea».

El Centro Botín vertebró buena parte de la intervención de la alcaladesa que lo calificó como el «legado superior» de la instiotución a la ciudad: «De la vieja Fundación hasta el nuevo Centro se caminó con paso firme durante cinco años. Sin echar nunca la culpa al empedrado, sin tropezar jamás dos veces con la misma piedra. Con la singular clarividencia heredada del matrimonio Botín-Yllera». Un Centro, continuó Igual, que «ha modificado por igual el paisaje urbano y el paisaje humano de Santander. Dos paisajes y un mismo Centro. Si la Fundación fue la criatura predilecta de Carmen y Marcelino, el Centron es ya la criatura predilecta de Santander y los santanderinos».

Consolidada en apenas tres meses como la mejor propuesta, estamos, dijo la alcaldesa, «ante el trampantojo de decenas de miles de fotografías diarias, el Centro que concentra casi 50.000 seguidores en diferentes sociales y por el que han pasado ya cientos de miles de personas». Ha nacido, añadió, «un nuevo marco incomparable, por primera vez sin comparación posible»; «un icono de dos grandiosos cuerpos arquitectónicos entrelazados. Un edificio al que los santanderinos mimamos».

La alcaldesa, que repasó algunos de los programas, aportaciones y proyectos que desarrolla la entidad, señaló que «Santander es también la saga de los Botín. Una dinastía banquera y bancaria que ahora encabeza su hija Ana y sitúa la marca Santander en todas las latitudes del mundo. La deuda de gratitud de la ciudad se liquida esta tarde en un simbólico pago de afecto». El premio defendió, se destina «a la Fundación de la cultura, la educación y el desarrollo social, entre tantos frentes de acción. La Botín nunca nos ha dado la espalda y ha becado durante décadas a las jóvenes generaciones».

Y, finalmente, tras recordar «la tarea hercúlea del matrimonio de Carmen y Marcelino» matizó que la Medalla de Oro –la número 30 de la ciudad– «distingue al mecenas generoso, cuidadoso y ambicioso que les permitió estudiar, crear y triunfar. Un triple código genético de la institución y una triple tarea cuya continuidad mantiene a la Fundación permanentemente atareada».

Javier Botín, presidente de la Fundación, recorrió las tres grandes etapas que ha vivido la Fundación durante su medio siglo de existencia. Una evolución, destacó, «de acuerdo con la transformación que ha ido experimentando el sector social en nuestro país. Y en muchos momentos no sólo acompañando ese cambio, sino liderándolo». En la primera etapa la labor de la Fundación fue sobre todo asistencial; «la sociedad civil tenía que llegar allí donde no llegaba el Estado». A ella sumó una nueva fase de «progresiva profesionalización y de una intervención social más decidida, y que fue posible gracias a las sucesivas aportaciones al patrimonio por parte de nuestros antecesores».

Y recordó cómo los programas sociales de patrimonio y de arte fueron tomando forma, «se inician actividades en ciencia, y además se ponen en marcha importantes proyectos». Entre ellos, Javier Botín destacó, por su importancia histórica tanto para la Fundación como para nuestra región, la creación de la neocueva de Altamira, que fue «un gran ejemplo en su época de lo fructífera que puede ser la colaboración público/privada».

La tercera y última etapa, la de la modernización, en la que «las líneas de acción de la Fundación se fueron definiendo, los programas se sistematizaron para que su expansión y crecimiento fueran posibles, los métodos de gestión ganaron en eficiencia e incluso se comenzó a medir el impacto social de la actividad de la Fundación».

Antes de insistir en el compromiso de futuro de la institución, aludió al Centro Botín. «Si pusimos en marcha este proyecto fue porque era la mejor forma de responder a la misión de la Fundación, que no es otra que contribuir al desarrollo social de Santander, de Cantabria y de España, y por nuestra convicción de que pocas cosas como el arte y la cultura pueden contribuir a nuestro desarrollo personal y al desarrollo social y económico de nuestra sociedad», sostuvo Javier Botín.