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Una excavadora en medio de la calle Los Infantes ilustró ayer el pistoletazo de salida a las obras de remodelación de la plaza de Italia en El Sardinero. Una actuación dotada de 3.474.086 euros que pretende peatonalizar el tramo final de esta vía, ... mejorar los accesos a los jardines de San Roque, además de conectar la plaza y el mirador a la Primera playa con un gran paso de cebra. Los hosteleros trataban de esbozar ayer el resultado en su cabeza, mientras escuchaban inevitablemente los ruidos y las vibraciones de la maquinaria.
Encarna Santamaría las tenía a cuatro pasos de su local, la hamburguesería Eros Rocamar, en la calle Panamá. «Seguro que el resultado está bien y nos viene bien, pero la presencia de las excavadoras ahora mismo es un estorbo importante para el acceso y, por tanto, para todos los clientes que puedan venir», manifiesta. Su consuelo es el mismo que repetirán sus homólogos en toda la zona: «Al menos van a parar en Semana Santa». Concretamente del día 17 al 22. En verano las actuaciones se limitarán a la calle La Iglesia y, a partir de septiembre, comenzará la intervención en San Roque.
En octubre será el turno de la plaza y su entorno. En total, estas fases afectarán a 28.810 metros cuadrados y componen un plazo de ejecución de quince meses. Un periodo que, según se comprometió el Consistorio, servirá para ver terminadas toda la obra «para el verano de 2020».
Encarna Santamaría Eros Rocamar
Juan Carlos del Río Bar Maremondo
Pedro Molledo Gran Hotel Sardinero
José María Díaz González Bar Miramar
Muy cerca de ahí, el director del Gran Hotel Sardinero, Pedro Molledo, se mostró cauto el primer día de las actuaciones. «Todavía es muy difícil estimar el impacto, es pronto. Lo que sí creo es que este verano no va a suponer ningún problema al turismo», adelantó el responsable, que confía en el resultado final.
Esa tranquilidad llegaba hasta el otro lado de la acera, aunque, de nuevo, con algunas excepciones. Juan Carlos del Río, del Bar Maremondo, se declaró optimista ante el proyecto municipal. La razón: «Todo lo que sea modernizar la ciudad es positivo». Manifestó, eso sí, lo que para él es un problema creciente para todos los comerciantes y visitantes de El Sardinero y que se ha acentuado a lo largo de los últimos años. «Resulta casi imposible aparcar aquí y, con este tipo de proyectos el problema irá a más porque los pocos que ya hay, van a desaparecer», se lamentó el hostelero, que llamó a los responsables del equipo municipal a tener en cuenta también estos factores a la hora de tomar decisiones.
Coincide en este último punto José María Díaz González, dueño del Bar Miramar, a escasos metros de ahí. «Santander es de todos», sintetizó el hostelero, que asegura llevar años pidiendo aumentar el aparcamiento, «también el de las ambulancias». En esa línea, Díaz González no es tan entusiasta con las bondades que pueda ofrecer el proyecto cuando estén terminadas el año que viene: «Dicen que pararán la actuación durante las vacaciones pero, ¿eso quiere decir que quitarán las máquinas?».
Entre tanto, una pareja británica descansaba en un banco de la plaza de Italia, helado en mano, mientras se hacía un selfi. Es la foto que el Ayuntamiento quiere preservar. Miguel Cabañas, sentado cerca de ahí, se formulaba esta pregunta cuando era cuestionado al respecto: «¿Si lo van a dejar más bonito, mejor no?»
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