El hotel Central retrasa un año más su apertura como residencia de mayores

De esta forma, la compañía inició, hace ahora dos años, la tramitación de las licencias pertinentes para el cambio de actividad y ejecución de la obra. Según sus cálculos de entonces, el edificio iba a estar listo para ser inaugurado «en el verano de 2023». Sin embargo, la fecha se aproxima y los trabajos no han comenzado debido a la dilatación de la tramitación de los permisos.

En estos momentos, la propiedad informa de que «con todos los informes favorables de actividad y obra, en consecuencia, podremos iniciar las obras en breve, que tienen un plazo de ejecución de 16 meses. Estamos a falta de una última notificación, de forma que creemos que en el verano de 2024 podremos inaugurar este nuevo centro de mayores en Santander. Ahora mismo, el proyecto está en fase de estudio de las ofertas de construcción».

El edificio, que se caracteriza por su fachada color azul claro y estilo clásico, albergó hasta 2015 un hotel; en concreto, el primero que abrió sus puertas en Santander. Tras décadas dedicado a esta actividad, se cerró al público y pasaron seis años sin movimiento concretos, aunque sí se pusieron varios proyectos sobre la mesa, que no terminaron ninguno en nada firme.

En 2021 surgió el planteamiento definitivo, de la mano del grupo Onisan Inmuebles, que adquirió la propiedad con el fin de cambiar su uso y destinarlo a una residencia de ancianos con 50 plazas y un completo servicio médico, de enfermería y psicología, que supondrá además la creación de medio centenar de empleos.

Cuando este grupo compró el edificio, ya mostraba un avanzado estado de deterioro, en especial su fachada, que presentaba deficiencias de conservación. Incluso, en agosto de ese año se desprendieron varios trozos de cornisa sobre la vía pública, por lo que el Ayuntamiento de Santander precintó la zona de paso próxima al edificio, que sigue vallada desde entonces.

Coincidiendo con el desprendimiento de la cornisa de la fachada sobre la acera, El Diario Montañés preguntó por la reforma del edificio. En ese momento, el estudio de arquitectura al frente del proyecto informó de que se había «comenzado a tramitar la licencia de obra, con un plazo de ejecución para los trabajos de reforma exhaustiva de 18 meses». Con la nueva previsión, habrán pasado más de tres años hasta ver materializado su propósito empresarial de reconvertir el hotel en residencia de mayores.

Nacido como un hotel moderno y de estilo europeo, primero se denominó hotel Ignacia y después fue renombrado como hotel Central, siendo propiedad de Antonia Falla Ruano. En enero de 2015 cerró sus puertas y los dueños, la familia Cubría Falla, lo pusieron a la venta en 5,5 millones de euros.

El primer proyecto que se perfiló fue hotelero, queriendo unir los bajos comerciales que habían quedado vacíos y a la venta, pero se desestimó esta idea. Más tarde también se proyectaron varios apartamentos, pero finalmente se ha optado por darle un uso de residencia de mayores, con la ventaja de que al estar en el centro de la ciudad está muy valorado.

Onisan Inmuebles anunció su claro interés en respetar y mantener su aspecto histórico, para lo que ha contratado a una empresa especializada en rehabilitar edificios de este tipo. Aunque por fuera mantendrá su estética, por dentro se transformará por completo para convertirse en un edificio sostenible. Desde Onisan destacan que «es un proyecto bonito en una zona espectacular que además permitirá recuperar un edificio histórico».