El hotel Colón recibe una oferta inferior a 2,5 millones que no satisface al propietario

En referencia a la oferta económica presentada que sí se ajustaba a la legalidad del proceso, «se ha quedado bastante por debajo de las expectativas de la propiedad», según informa el despacho de abogados al frente de la venta, RocaJunyent. «Las otras tres ofertas ni se valoraron porque no cumplían los requisitos legales», añade. Y el nexo común de todas ellas es que fueron cantidades que no llegaban ni a la mitad del precio de salida en la primera subasta, establecido en 5.100.000 euros por el magistrado encargado de tasar el inmueble», detalla la firma.

La primera subasta tuvo lugar el pasado noviembre y quedó desierta. Entonces, la propiedad consideró que la tasación se había quedado por encima del precio de mercado y solicitó al juez una rebaja del 15% o el 20% del precio de la tasación.

En esta segunda vuelta, el magistrado permitió –a solicitud de los dueños del hotel–que no se estableciese precio mínimo para el edificio, de forma que los concursantes han podido registrar ante notario sus ofertas con mayor libertad, sin miedo a quedar descartados por hacer una oferta a la baja. No obstante, en las bases quedaba recogido que «la propiedad se reserva el derecho de descartar todas la ofertas si no cumplen sus expectativas», como así ha ocurrido.

Ahora, el siguiente paso será «recibir ofertas directas de los propios inversores que han pujado en la subasta, que ya se han puesto en contacto con nosotros y la propiedad confía en que pronto se llegará a un acuerdo», afirman los abogados. Es el caso de la agencia inmobiliaria San Selective, que ayer se puso en contacto con El Diario Montañés para trasladar su interés en la adquisición del hotel: «Existe un grupo inversor interesado en la compra del mismo actuando directamente con la propiedad. Quieren hacer una oferta directa 'interesante' a la propiedad». Este grupo inversor podría querer reformar la infraestructura, ampliar el hotel o destinarlo a apartamentos, confirmaron.

El hotel Colón, situado en pleno Sardinero, lleva más de ocho años cerrado al público y su propietario se encuentra «restringido de sus capacidades de obrar» a raíz a una enfermedad.

Sus representantes consideran que existe «falta de claridad» en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)de Santander respecto a las modificaciones que se pueden efectuar en el interior del edificio, lo que «origina incertidumbre» en los inversores, que no saben a que atenerse en el proyecto. «Tienen miedo a verse limitados en la distribución del interior. En concreto, hay un elemento de gran volumen, la escalera art decó, y no queda claro si es obligatorio mantenerla. Existen varias interpretaciones del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico-Artístico de El Sardinero», señala Íñigo Cisneros, socio de RocaJunyent.

El concejal de Urbanismo, César Díaz, aclara que el hotel Colón «no es un edificio protegido» y explica que «en caso de derribo, la edificabilidad de un nuevo edificio sería menor, por lo que parece lógico que las opciones pasen por la rehabilitación». También señala que el PGOU recoge el régimen de obras que se puede realizar en este tipo de edificios: de conservación, restauración, consolidación, reparación, acondicionamiento, modificación de uso dentro de los permitidos, rehabilitación, reforma estructural de cubierta, exteriores y las necesarias para la instalación de ascensor. Se admiten alteraciones puntuales de la estructura y de los elementos comunes de acceso y circulación vertical del edificio para resolver problemas de accesibilidad.