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Una inauguración por todo lo alto. Tras subir las impresionantes escaleras que presiden la entrada del hotel, los invitados se encontraron con una pianista, ostras y champán para ir calentando motores. Esta celebración llega mes y medio después de la apertura del Soho Hotel Boutique Palacio de Pombo ... , que comparte espacio con el Real Club de Regatas y que en su arranque ha registrado buenas cifras de ocupación que, según auguran los presentes, «se traducirá en lleno todos los días del año». Los propietarios tienen claro el mayor atractivo de la ubicación elegida: el cinturón cultural de Santander que cuenta a su alrededor, con próximas aperturas de museos que están convencidos de que atraerán a miles de turistas y visitantes.
Fue una fiesta por todo lo alto en la que los invitados, entre los que se encontraban políticos y empresarios de la ciudad, disfrutaron durante varias horas de pinchos, música y copas. Pero, antes de empezar el ágape, hubo una ronda de intervenciones –desde políticos a empresarios– para destacar las virtudes del nuevo establecimiento.
El primero en tomar la palabra fue el presidente de Soho Hoteles, Gonzalo Armenteros, quien destacó que esta «joven empresa» que arrancó en 2014 cuenta ahora con 34 hoteles en todo el país y que aún le costaba creer la «magnífica ubicación» de la que gozan en Santander. «Este lugar es un lujo, no nos creemos que sea nuestro junto al Club de Regatas, con quien tenemos una excelente relación». «Se convertirá en un referente del turismo urbano porque cuanta más cultura haya, más crecerá la ciudad y a más gente atraerá».
La siguiente en dedicar unas palabras al nuevo hotel fue la alcaldesa, Gema Igual, quien celebró «el importante día» que supone la inauguración. «Así seguimos generando actividad y se mantiene este edificio, con una inversión importante». Para el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, los nuevos propietarios «son gente espabilada e inteligente» que han sabido ver un buen negocio en Pombo, un optimismo que compartió el consejero de Turismo, Javier López Marcano. Desde el Club de Regatas, que comparte estancias con el hotel, su presidente, Alejandro Miyares, agradeció una inversión que llegó en un momento «complicado»: «El edificio estaba en malas condiciones y sin capacidad económica, ahora es inmejorable». Cerró la ronda de discursos el consejero de la empresa de gestión de patrimonio Mazabi, Antonio Gutiérrez, quien considera la obra un «orgullo personal», ya que tiene ascendencia cántabra.
Aunque la inauguración formal se celebró este miércoles, el hotel, con 64 habitaciones y cuatro estrellas, lleva en funcionamiento desde finales de septiembre, después de que tuviera que cerrar abruptamente en julio porque empezó a operar antes de obtener las licencias municipales de primera ocupación y de apertura. El acceso al establecimiento se hace por la plaza de Pombo y desde ahí se asciende por la escalera imperial, restaurada tal y como era, manteniendo el diseño y los materiales originales del siglo XIX. Una filosofía que se repite en todo el hotel al estar protegido por su valor arquitectónico con la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC). El edificio comparte estancias con los socios del Club de Regatas, como el salón de lectura y el de música.
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