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Las ideas tienen -o suelen tener- muchos padres. La de reabrir el viejo túnel de Tetuán, cegado durante décadas, estaba «en la memoria colectiva de la gente». Los recuerdos de los que lo atravesaron, la curiosidad de alumnos de Caminos, el comentario de los vecinos... ... El runrún existía. Que estaba ahí abajo, que se podía mirar. Y eso es justo lo que propuso, tras una pequeña investigación «doméstica», el ingeniero Jaime Gómez-Obregón en 2013. Colgó una propuesta en la plataforma ciudadana 'Santander City Brain'. Gustó y fue la que más votos obtuvo. Casi una década después, el túnel ve la luz. Gómez-Obregón se desmarca de cualquier «protagonismo». «No es la obra de nadie, si acaso de la gente que lo ha hecho». Se queda con el proceso. Que existiera una plataforma social, que el Ayuntamiento creara en su momento ese canal de participación, que se votara y que, finalmente, se decidiera hacerlo. Ese «cóctel». «Es un ejemplo bonito -explica- de un proyecto municipal que es coral, con todos esos ingredientes».
Gómez-Obregón había escuchado en casa historias sobre el túnel. «Con fascinación, era algo de película», revela. Lo siguiente fue hacer algunas preguntas, buscar la localización de las bocas y componer una propuesta. Todo en la época en la que el Ayuntamiento había puesto en marcha «una plataforma en internet», un concurso de ideas con varios premios en juego. «Presenté varias. Alguna, con humor (un Lupa en Corbán) y dos o tres más serias». «Reabrir el túnel olvidado que existe entre La Cañía y Tetuán», tituló la del pasadizo, que incluía una composición sobre un mapa del itinerario. «Estaba en la memoria de la gente y se me ocurrió ponerlo ahí, sin más», recuerda.
Lo siguiente fue llevarse un regalo por ser la idea más votada -otras fueron las premiadas por un jurado- e ir al Ayuntamiento. «Nos convocaron y me dieron un teléfono móvil. Me hizo ilusión. Recuerdo el paseo por allí y hablar con un concejal, que me dijo que la idea era buena, pero que tenía mala pinta. Ahí quedó».
O no. Porque luego -años después- llegó la obra para comprobar el estado del túnel y la viabilidad del proyecto, y, después, los trabajos para reabrirlo que culminan ahora.
Lo sucedido, insistiendo en esa idea de huir del protagonismo, le lleva a una reflexión. «Es complejo, muchas veces, comunicar con las administraciones. Se hace a través de las relaciones personales o del registro, y nadie hubiera llevado al registro una idea de este tipo. Ese canal social en ese momento acercaba un poco la comunicación. Era algo atrayente, asequible. Con algo habilitado por la tecnología se pudo proponer eso que, si no hubiera sido yo, lo hubiera lanzado otro tarde o temprano. Pero lo interesante es el cóctel de la plataforma social, el canal participativo, que se votara. El ecosistema que se creaba allí». Ahí reside, a su juicio, el protagonismo. Lo suyo, por resumir, fue «estar en el sitio correcto en el momento correcto», una «chispa» que aportó un grano de arena de los muchos necesarios para que el proyecto saliera. «Estoy muy ilusionado», destaca.
Y sí, desde el Ayuntamiento le reconocen ese grano de arena. El concejal César Díaz recuerda que en el programa electoral de 2015 llevaban el compromiso de hacer el estudio de viabilidad y, aunque indica que el asunto se habló también con la asociación de vecinos (entre otros), «la manera más clara y más oficial de exponer la idea fue la del 'City Brain'». «Sí que fue el desencadenante más notorio. Fue lo más votado y eso fue un pronunciamiento claro para valorarlo», detalla.
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