Un informe pericial advirtió en 2019 del «riesgo» de corrosión del forjado en Nueva Montaña
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Gesvicán se comprometió ante el juez a subsanar los desperfectos que avanzaban problemas de impermeabilizaciónEl 28 de enero de 2019, casi un año antes del derrumbe de Nueva Montaña, cuando los vecinos buscaban pruebas para denunciar a Gesvicán por la filtración de agua en los garajes, el arquitecto Pedro Manuel Aguayo Reina firmó un informe ... pericial en cuya página 320 advertía de la posible corrosión de la armadura de la placa colapsada. «Ese agua circulando y encharcando constantemente la cara superior de la estructura conlleva el riesgo de oxidar las armaduras e iniciar un proceso de corrosión en la cara superior que estaría oculto a la vista y el deterioro no se podría controlar ni reparar».
La empresa pública, que ejerció de promotora en la obra de las calles Luciano Malumbres y Tomás y Valiente, niega que la humedad esté detrás del fallo de la estructura que se desplomó el 13 de enero sobre cerca de 90 vehículos, pero los vecinos no piensan lo mismo. «Lo que no tiene sentido es que nadie nos hubiera informado de los detalles de lo que decía este informe hasta ahora, porque en esas páginas se habla incluso de una fisura en un pilar del garaje 4», lamenta Carolina Gutiérrez, tesorera de la Asociación de Vecinos de Nueva Montaña.
28 de enero 2019. El arquitecto Pedro Manuel Aguayo firma el informe que acredita las humedades en los garajes.
20 de mayo 2019. Gesvicán se compromete ante el juez a reparar las deficiencias en unas obras que iban a comenzar en febrero de 2020.
13 de enero 2020. Se derrumban los garajes.
Recubrimiento de armaduras . «Ese agua circulando y encharcando constantemente la cara superior de la estructura conlleva el riesgo de oxidar las armaduras e iniciar un proceso de corrosión en la cara superior que estaría oculto a la vista y el deterioro no se podría controlar ni reparar». «Si la estructura de la cubierta está sometida a una inundación constante de agua podría acabar en un proceso de corrosión de las armaduras a largo plazo».
Obra general, no parcial . «Para subsanar el colapso existente en la impermeabilización de la cubierta de los garajes se debe realizar una obra integral de toda la cubierta. No se puede garantizar la estanqueidad haciendo trabajos parciales porque los daños están generalizados, los esfuerzos a los que han sido sometidas las láminas no se puede cuantificar y las láminas empleadas no son las adecuadas para el uso previsto».
Un pilar dañado . «Se ha observado la fisuración de un pilar del garaje 4 ubicado en una junta de dilatación. No se ha independizado correctamente del pilar contiguo al otro lado de la junta y se ha fracturado por el movimiento de la estructura».
En sus más de 300 páginas, y en busca de una explicación para las abundantes filtraciones de agua a los garajes, el texto analiza las deficiencias de construcción documentadas con docenas de imágenes. La primera y quizá más importante, consiste en la elección de la lámina impermeabilizante que se instaló en superficie y sobre la que después reposó un parque. Existe un «error de planteamiento de este tipo de lámina de EPDM para la construcción de un parque público con esas secciones de tierras, árboles y arbustos, elementos lúdicos y deportivos, tránsito de personas e incluso de vehículos para el mantenimiento de los jardines».
En las diferentes catas realizadas por el perito se observaron deterioros de ese material, que en numerosos casos derivaron en la entrada de agua al subsuelo.
Fue un error constructivo en la primera fase, cuya responsabilidad recae sobre Gesvicán. En la segunda, cuando se urbanizó el parque -competencia que le correspondió al Ayuntamiento de Santander-, según el texto, se volvieron a cometer errores. Los movimientos de tierras obligaron a introducir maquinaria de gran peso que pudo deteriorar la estructura impermeabilizante instalada. El anclaje de los elementos de mobiliario urbano, como columpios y bancos, también fueron perjudiciales.
Incluso varias especies arbóreas no son indicadas para este tipo de construcciones: «Son árboles de gran porte que no están indicados para una construcción de esta naturaleza». Sucede con la encina, el cerezo de Japón, el roble americano, el abedul o la palmera, que «no estaban contemplados en el proyecto» y sus raíces pueden ser perjudiciales para la estructura.
Resultado de todas estas observaciones fue la humedad detectada en los garajes. Filtraciones que durante largo tiempo habían sido parcheadas con soluciones provisionales, como la colocación de planchas metálicas que recogían el agua que caía a través de las juntas de dilatación o las fisuras de la losa de hormigón. Hasta que la reivindicación vecinal amenazó con los tribunales.
«Entonces llegó el acuerdo firmado el 20 de mayo del pasado año ante juzgado de Primera Instancia número 5 de Santander, por el que Gesvicán asumió las reparaciones de todas las deficiencias con un coste de 30.840 euros», revela el presidente de los garajes, Pedro Perojo.
Una cifra que contemplaba una solución constructiva centrada en el detalle, a pequeña escala, lejos de los más de dos millones en que presupuestó la reforma inicial, que aconsejaba el perito con el levantamiento de todo el parque para restablecer la obra de impermeabilización. A la postre, nada de ello se puso en marcha porque si los trabajos estaban previstos para febrero de 2020, todo se vino abajo el día 13 de enero.
«Ahora que conocemos el detalle de este informe tenemos miedo con la reutilización del garaje 1 porque no sabemos cómo está», asegura la presidenta de la Asociación de Vecinos, María Eugenia Fernández. Precisamente será este miércoles cuando se decida si este jueves se celebra una reunión con el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, para volver a usar el subterráneo número 1, sobre el que existe un parque del que hace tiempo se retiraron 35 centímetros de tierra para garantizar cualquier hipotética situación de sobrecarga. Entre tanto, desde la consejería se acredita la ausencia de peligro. «Después de todas las comprobaciones que se están realizando en los estudios para dilucidar qué llevó al colapso de la estructura, en ningún caso se ha visto que el forjado estuviera corroído», acreditó el gerente de Gesvicán, César González. «De hecho se está vendiendo al mejor postor porque está en buenas condiciones».
Es una idea defendida también por el consejero Gochicoa: «No tiene sentido hablar de que la humedad haya podido causar el colapso. Los puentes están hechos con hormigón y están continuamente en contacto con el agua». «Lo acreditarán los cuatro informes que se están elaborando por equipos independientes para esclarecer por qué ocurrió lo que ocurrió». Uno, contratado por Gesvicán; otro, por la asociación de vecinos, un tercero por la compañía de seguros y el cuarto, por el Ayuntamiento.
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