Isabel II, una calle «venida a menos»

Varios grafitis negros ilustran la fachada de Liberbank, ubicado en la esquina de Isabel II con la calle Cádiz. También la marca de carteles despegados y la suciedad que se acumula en los grandes ventanales. Unos metros más adelante se encuentra el llamativo local amarillo que ocupó Supermercados Jesús Díaz, cerrado desde 2015. Hay un detalle muy llamativo en la puerta de este negocio y es que está forrada con un panel informativo que ilustra la calle Isabel II tras las obras de remodelación de la zona. En la imagen se puede leer: «Estrena Isabel II ganando». Unas obras que precisamente se enfocaron en dar mayor espacio a los peatones y así dinamizar el comercio. Sin embargo, el resultado a día de hoy es que hay cuatro locales vacíos en menos de cien metros. Entre ellos, Confecciones Lanfil, que fue una tienda de ropa femenina en donde ahora hay una muralla de cajas de cartón que tapa colchones, carritos, mantas y sillas. Todo esto pertenece a las personas sin hogar que se resguardan allí durante las noches.

El «deterioro» de Isabel IIVer 7 fotos

Al que se puede considerar «un superviviente», teniendo en cuenta las circunstancias, es a Eudaldo Pajares, de Calzados Pajares, un negocio ubicado justo enfrente de Lanfil, donde el aspecto de la zona mejora. Entre otras cosas, porque no hay locales vacíos. Allí se encuentra La Gallofa, la cafetería Quebec, una cadena que vende colchones, Electricidad Mier y la joyería Matra, que hace esquina, entre otras. Aun así, la situación que atraviesa esta zona les repercute directamente. «El cierre de negocios es inevitable. Las familias se vieron ahogadas con la crisis y no tuvieron otra opción. Ahí no hay mucho que hacer. Pero para colmo ahora nos comentan muchos clientes y vecinos que les da miedo pasar por aquí por los corrillos que se han formado en la acera de enfrente», lamenta Pajares en referencia a las personas que duermen en los locales sin actividad. Y María Antonia, que vive unos metros delante, lo corrobora. «Parece mentira que se haya reformado la calle hace poco más de tres años. Y tampoco es normal que nos dé miedo pasear por aquí».

Más aún la gente joven, que sale por las noches. María, que está en la universidad y «normalmente» sale de fiesta los fines de semana, reconoce que la situación ha ido a «peor» con el tiempo. «Ahora no me planteo volver sola ni loca. También me lo han pedido mis padres», comenta.

Las obras de remodelación

Las obras de esta vía, ejecutadas por Rucecan con una inversión de 950.000 euros, comenzaron en enero de 2019, y sufrieron dos parones a petición de los comerciantes –en verano y Navidad–, lo que retrasó cinco meses el fin de las intervenciones. «Estos trabajos de regeneración urbana se están realizando en Santander para dar un respaldo al comercio de la ciudad», expresó la alcaldesa el día en el que la calle estrenó su nueva imagen, en marzo de 2020.

«Claro que me acuerdo de cuando remodelaron la zona. Pero la realidad a día de hoy es muy diferente a lo que se creyó que iba a ser. Hay gente que evita caminar por aquí y lógicamente nos repercute a todos», dice María Ramos, trabajadora de Galindo Peluqueros, que se encuentra justo al lado de uno de los puntos más polémicos: el escaparate de la zapatería Dulccinea, ahora cerrado. Allí se resguardan por las noches personas sin hogar. Enfrente, en una de las farolas, hay un altar improvisado en homenaje al joven que falleció a principios de septiembre y que llevaba un par de días durmiendo allí.