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¿Cuál es su jardín favorito?

¿Cuál es su jardín favorito?

DE PASEO ·

Cinco vecinos eligen su rincón de la ciudad y explican qué les gusta de cada espacio

Álvaro Machín

Santander

Domingo, 17 de octubre 2021, 07:36

Jardines –digamos parques y jardines (porque tampoco es que Santander ande sobrada de jardines como tal)–. Lugares para la paz, el paseo y hasta la nostalgia. Para el ejercicio o –todo lo contrario– para el descanso. Cinco paseantes, de diferentes ámbitos profesionales, eligen su favorito en la ciudad. Por cercanía, por vínculos personales o profesionales. O porque sí, por gusto. Mesones, Piquío, Caballerizas, Mataleñas o los Jardines de Pereda. Un recorrido de jueves y viernes soleados –menuda semana de octubre– en el que el otoño dejó esa luz suya tan especial y el césped ya se prepara para el invierno abrigándose con las hojas.

Días propicios para pasear por ellos. O no. Porque, por haber, ya hay también un jardín vertical. Para algunos ese será su favorito.

Ismael Chávez | Presidente Consejo de la Juventud

Jardines de Piquío: «Cuando enseñas Santander a alguien, le traes aquí»

Ismael Chávez posa en una de las zonas de flores de los Jardines de Piquío. Daniel Pedriza

Ahora vive en Polanco, pero su hogar estuvo en el número 36 de Los Castros. «A cien metros de aquí». Por eso, se acercaba a Piquío «casi todos los días». «Hasta en invierno es bonito para dar paseos. Ves gente incluso cuando llueve». Dice que estos jardines y su entorno «engloban todo lo que sería Santander y hasta diría que Cantabria». Y lo explica con un ejemplo práctico: «Cuando viene alguien de fuera lo traes aquí para enseñárselo». Comprarse un helado, sentarse en un banco y mirar. A todas partes. Y empieza a enumerar. Las dos playas del Sardinero, Mouro, toda la península de La Magdalena, Mataleñas... «Hasta las montañas. Y es uno de los pocos jardines que hay a pie de playa y del mar».

Es lo que se ve, dice junto a la bola del mundo rodeada de flores, y también lo que le trae a la mente. Un lugar privilegiado para ver los fuegos artificiales del verano, las hogueras de la noche de San Juan, el surf, las palas... «Lo que hace este jardín, además, es unir las cosas de otras generaciones, como pueden ser los baños de ola, con las de los jóvenes y el hecho de venir a ver dos de las playas más importantes de la ciudad».

Lola Sainz | Directora del Palacio de La Magdalena

Jardines de las Caballerizas: «Aquí se hacían las representaciones de La Barraca, de Lorca»

La torre con el reloj de Caballerizas al fondo, en el jardín elegido por Lola Sainz. Roberto Ruiz

«He venido floreada», bromea mientras le hacen las fotos. Las buganvillas son las que sobreviven en este otoño «de transición» para un jardín que vive su esplendor en verano y en invierno, «porque hay un par de acebos». Aquí lo que cuenta es la historia. «Es lo que los Jardines de Caballerizas representan para el parque de La Magdalena. En este espacio es donde se hacían las representaciones de La Barraca, de Lorca. Y esa parte histórica y sentimental es especialmente importante para mí». Lo conoce bien. «En 1995 se transformó con la primera gran reforma y algunos veranos se utiliza para las actividades culturales de la UIMP». Incluso, recientemente, el jardín se convirtió en una especie de símbolo. «En 2020 se hizo aquí la primera actividad tras los meses más duros de la pandemia. Fue un concierto de la Fundación Albéniz. Se organizó para cien personas, al aire libre y con todas las precauciones. Salió fenomenal. Como volver a la normalidad».

A eso hay que unir sus momentos. En este rincón abrigado por el edificio y por los setos. «Acogedor», dice. «Para venir a tomarse un café en cualquier momento».

Ernesto Sánchez Portero del Unicaja Banco Sinfin

Jardines de Pereda: «Paseas siempre con el mar al fondo y el mar da calma»

Ernesto Sánchez, en el puente sobre el estanque de los Jardines de Pereda. Roberto Ruiz

Combina las paradas en la Liga Asobal con las asignaturas de Ingeniería mecánica en la universidad. Y, por eso, no es extraño verlo por Las Llamas. «Me pilla cerca y, a veces, te coges un café y te lo tomas en el parque». Cuestión de proximidad porque, «para desconectar», prefiere los Jardines de Pereda. De algún modo, van en paralelo a su estancia en Santander. Cuando llegó –es madrileño y ha jugado en Cantabria en dos etapas– estaban en obras. La remodelación que finalizó con la estampa del Centro Botín. Y le gusta porque, de algún modo, lo ubican en el centro de todo. «Está la bahía a un lado y vas paseando viendo el mar. También el Centro Botín, que he venido a ver alguna exposición. Incluso, en Navidad, ponen puestos aquí mismo. Y, si te apetece comer, te vas al otro lado y te metes en la zona de la restauración». El parque es una frontera «cruzando la calle», «pasas de la ciudad 'condensada' a esta parte más tranquila». «El mar –añade– te da mucha calma».

Sí que le gusta pasear, sin ser «de grandes caminatas». «Dar una vuelta cuando hay tiempo». Algo que aquí, junto a la montaña de Pereda, le encaja «con el mar de fondo».

José Luis Arteche | Delegado Territorial de la Aemet

Jardín de Mataleñas: «Es un lujo tener este rincón, un lugar precioso y tranquilo»

José Luis Arteche, en la pérgola de los Jardines de Mataleñas. Daniel Pedriza

Va encajando su elección con etapas de su vida. De niño venía a Santander desde Guarnizo con sus padres e iban con la comida a otro parque, Los Pinares. «Para venir aquí, que está más apartado, había que tener coche». Así que tuvo que esperar, pero todo llega. Incluso, cuenta que, ya siendo padre, «traía a los niños hasta que les entró la vena futbolera y me pedían ir a Mesones». Pero él, de cuando en cuando, vuelve. «Cuando voy con mi mujer a la playa, a Mataleñas, pasamos cruzando por aquí en vez de ir por la carretera». Es, dice, «uno de los sitios más bonitos de Santander». Ideal «para descansar», «para leer el periódico», «para pasear con zonas de sol y de sombra»... Y enlaza con los rincones que están a tiro de piedra: la senda costera, el campo de golf, el antiguo hipódromo... «Está algo aislado, apartado. Normalmente frecuentas los parques que tienes cerca de casa, pero este tienes que saber que está aquí. Nunca sueles verlo saturado, no suele ser muy bullicioso».

Incluso, hasta destaca un sentimiento de barrio en su elección ligado a su trayectoria profesional. «Son casi 25 años trabajando en la delegación territorial en Cueto».

Raúl Alegría |

Parque de Mesones: «Aquí comenzó uno de los sueños de mi vida y de mi carrera»

Raúl Alegría sostiene un pequeño circo entre sus manos con Mesones como escenario. Roberto Ruiz

No tardó en decidirse. «Mesones». Y tiene un motivo muy personal. «Aquí es donde comenzó uno de los sueños más importantes de mi vida y de mi carrera». Quimera. Su circo. El próximo verano se apuntará el número doce en los años de la biografía de su carpa en el parque. «Siempre que paso por este lugar me produce una ilusión doble. Por un lado, porque está en el Sardinero, con la playa al lado y eso me gusta. Y, por otro, por lo que supone. Puede sonar a tópico, pero pienso en aquel mago que empezó a indagar en el mundo del circo con diez o doce años y que sintió la curiosidad de crear su propio circo. Aquí está el lugar donde comencé colocando a Quimera como espectáculo referente en el verano». Tanto, que hay un sitio concreto muy ligado a todo lo que hace. «Ese banco circular de tubos que hay allí rodeando un árbol». Cuenta que los artistas siempre se sentaban allí entre una función y otra. Y que, con el tiempo, se convirtió «en el lugar al que vengo a dibujar las ideas de las nuevas producciones». Allí al fondo, en el lado opuesto al estanque (que sigue seco). Cerca del parque infantil y de la fila de palmeras. «Me encanta ese sitio».

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