Jóvenes rurales marchan por Santander para defender «una vida posible en los pueblos»

La caminata comenzó en la estación de FEVE para continuar por la calle Antonio López, detenerse en el Centro Botín, seguir por el Ayuntamiento y finalizar en el Parlamento de Cantabria. En ese último punto, los adolescentes –entre los 13 y los 18 años–, organizaron una sentada para leer el manifiesto. «Tenemos los mismos derechos que los demás porque pagamos los mismos impuestos que los demás. Si quiero vivir en un pueblo, ¿por qué voy a tener más dificultades que el resto?», reivindicó Alfonso González, vecino de Ramales de la Victoria, de 16 años, con una pancarta en una mano y un megáfono en la otra.

La Policía Local de Santander los acompañó a lo largo del recorrido por el centro de un Santander donde el ruido de las consignas y el agitar de los campanos llamaron la atención de los paseantes. «Es una suerte que hayamos podido organizar esta marcha porque nos estamos dejando ver. Es lo que necesitamos para que nos escuchen», celebró Matías Rubio, representante también de La Bardal; aunque en el Parlamento de Cantabria no había representación gubernamental para recibirles, tal y como les habían prometido.

Los jóvenes, entre los que se encontraban representantes del grupo de 'Scout 526 Montaraz' de Santander, exigieron responsabilidades para atajar los daños del lobo a la ganadería; también más implicación de las instituciones para atajar el cambio climático «que tanto daño está haciendo a la agricultura y la ganadería». Pidieron para que los fondos europeos dedicados a proyectos en las zonas rurales «no caigan en saco roto» y para que los transportes sean una realidad viable en cualquier punto de la región, por muy apartado que esté.

«Lo que no puede ser es que haya jóvenes que viven en los pueblos que descarten ciertos estudios porque les queda lejos. Tenemos que tener mismas oportunidades», pidió Calle, residente en el valle de Cabuérniga. «Todos tenemos derecho a ser iguales».