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El titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santander, Miguel Ángel Agüero, ha decretado la apertura de juicio oral frente a Guillermo B. ... C. (39 años), acusado de asesinar el 18 de febrero de 2022 a Adela Corral (69 años), la mujer que le acogió en su vivienda de Castilla-Hermida, en Santander. Hechos por los que la Fiscalía pide para él una pena de 20 años y una indemnización de 85.200 euros en concepto de responsabilidad civil para las dos hijas de la víctima.
Por su parte, la acusación particular reclama para el encausado la prisión permanente revisable y eleva la indemnización a 110.760 euros.
En un auto al que ha tenido acceso El Diario Montañés, el instructor ratifica la prisión provisional del acusado y señala como órgano competente para el enjuciamiento al tribunal del jurado de la Audiencia Provincial de Cantabria.
Según el relato de los hechos que realizan las acusaciones, el procesado -con antecedentes penales- estuvo consumiendo cocaína en las horas previas a la madrugada del día 18, lo que provocó una discusión con Adela, pues ella no quería que consumiera, dada que esa fue una de las motivaciones por la que ella lo había acogido en su casa.
Esa discusión motivó el enfado del acusado, «quien aprovechando su superioridad física y la discapacidad de la mujer, la ató de pies y manos con trozos de tela para poder consumir sin problemas sustancias estupefacientes». Sobre las 03.14 horas de la madrugada, la víctima consiguió llamar al teléfono de emergencias del 112 y, después, al 091, manifestando que la tenían atada en su casa y que la querían matar. Acudieron a la llamada varias dotaciones de la Policía Nacional. Tocaron al timbre de la puerta, pero no recibieron respuesta, si bien escucharon pisadas en el interior. Como no podían acceder a la vivienda, los agentes avisaron a los bomberos, que franquearon la entrada y hallaron al acusado al final del pasillo. «Ya me podéis llevar», les dijo.
Según el propio testimonio del encausado, fue en el momento de oír a la Policía en la puerta, por primera vez, cuando comenzó a tapar la boca y la nariz de la víctima. «Tenía idea de causar su muerte. Asfixió con sus propias manos a Adela, tapándole la boca y la nariz con alguna prenda, almohada o con el mismo colchón de la cama. Ella apenas pudo mostrar mínima resistencia o defensa, pues tenía la movilidad reducida al máximo por su minusvalía física preexistente y por la acción previa y consciente del acusado, que la había atado las extremidades», apunta la acusación particular.
Cuando los agentes entraron al fin en la habitación, encontraron a la mujer tumbada sobre las mantas de la cama, con el cuerpo retorcido. Los agentes retiraron la tira de tela que la víctima tenía en el cuello y le tomaron las constantes vitales, pero no encontraron signos aparentes de vida, a pesar de lo cual, solicitaron ayuda sanitaria urgente.
Cuando los agentes que custodiaban al acusado le pidieron que se identificara, este, «espontáneamente», dijo que «no la aguantaba más, que estaba harto de ella, que le hacia la vida imposible y que le había rodeado el cuello con sus manos».
Minutos después, tras intentar inútiles maniobras de reanimación, los servicios sanitarios confirmaron que Adela Corral había fallecido. Los agentes detuvieron entonces al acusado como autor de dicha muerte.
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