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Santander. Ladrones sin Fronteras patrulla las viviendas de la ciudad para investigar las costumbre de todas y cada una, el posible botín y marcar convenientemente cada puerta para poner las cosas fáciles en los allanamientos. Una compañía de seguros ha buzoneado las comunidades de vecinos ... con la advertencia y pronto el boca oído tiene a media ciudad escudriñando puertas, marcos y paredes cercanas a la entrada en busca de distintos signos. La cover moderna de la banda del bosque de Sherwood, que roba a los obreros para dárselo a otros ladrones, está operando en la ciudad.
Los símbolos, de lo más completos: la casa está vacía, tiene perro, los dueños regresan temprano, mujer sola (y su plural, con signo específico), necesaria palanca o residencia 'lista para robar'. También otros especialmente pintorescos: propiedad de un empresario y por lo tanto con buen botín, persona con algún tipo de discapacidad o casa lista para robar. Este último, el antónimo de 'inútil insistir' y 'ya robada'. Para no hacer perder el tiempo a nadie
Al parecer, los ladrones se han organizado de forma corporativa y se facilitan recíprocamente el trabajo. Cuando ven una buena caza, en lugar de desvalijar la casa dibujaban una curiosa espiral que significa precisamente eso: 'Muy buena'. Lo que no explica la carta es por qué no la saquean ellos mismos ni si, después de que alguien se decida de una vez a robar, corrige después la marca o al menos escribe otra a continuación hasta dejar un historial.
Naturalmente, no existe ese lenguaje ni una entente mundial de ladrones dedicada al altruismo inverso. La historia no resiste la navaja de Ockham ni la reducción al absurdo, pero por si acaso diversos organismo como la Organización de Consumidores Unidos han desmentido reiteradamente el bulo, que reaparece cíclicamentes,ahora en redes. También la Guardia Civil informó al servicio de verificación de RTVE, cuando les preguntó por ello, que nunca han recibido una denuncia de ese tipo ni le consta la existencia de esa particular lengua de signos.
La piedra roseta se puede localizar con una sencilla búsqueda web. Las mismas imágenes y símbolos se repiten, con más o menos calidad, algún rediseño y quizá pequeños retoques y añadidos, desde finales del siglo XX.Semióticos sin fronteras consiguió descifrar el complejo código, pero décadas después las bandas organizadas siguen utilizándolo a pesar de que todo el mundo, incluida la policía, lo conoce.
Como siempre ocurre en estos casos, Santander no era más que uno de los muchos lugares en los que se difundió la historia, que además saltó de la sociedad analógica a la digital y se reaviva cada cierto tiempo. Por lo que sea, aparece de forma recurrente en los blogs y webs de empresas aseguradoras, alarmas y seguridad, que en ocasiones consiguen incluso colarlo en algún medio de comunicación que no se molesta demasiado en contrastarlo. Otras veces fueron incluso cuerpos de policías locales los que elaboraron y difundieron su propia guía, siempre sin fuentes; anécdotas que han llegado a saltar tímidamente a la agenda mediática. Nada mejor que alguien dispuesto a creer para difundir cualquier bulo, por desmentido que esté.
Como en casi toda leyenda urbana, hay un punto de verdad o al menos de advertencia a navegantes. Tanto la Policía como la Guardia Civil alertan periódicamente sobre marcas que se pueden encontrar en las puertas de las viviendas. Pero no como un código secreto de ladrones para comunicarse entre ellos, sino como una técnica para comprobar si la casa está vacía.
No se trata de imaginativos jeroglíficos, sino de testigos de plástico, hilos o pegamento que se colocan en los accesos para comprobar, al cabo del tiempo, si se han movido o caído y, por lo tanto, si la vivienda está o no habitada o la recurrencia con la que se acude. Sobre estos casos sí que ha alertado el Cuerpo Nacional de Policía. También las empresas de buzoneo colocaban en ocasiones pegatinas en los portales para que los repartidores supieran por cuáles se había pasado ya. Pero en un pintoresco salto al vacío hay quien ha lo entendido como la prueba de la existencia del jeroglífico mangui.
¿Y por qué el bulo lleva ya décadas reapareciendo de una forma recurrente? Como decía Walter Sobchak en 'El gran Lebowski' parafraseando a Lenin (o eso decía él, porque es también la máxima el 'cui bono' del derecho romano, tan útil en cualquier pesquisa), sigamos el consejo de Investigadores sin Fronteras y preguntémonos quien se beneficia (del bulo; no del robo). Quizá así se nos ocurran algunas respuestas.
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