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Las grandes metas son más fáciles de alcanzar desde lo colectivo. Si no fuera porque se unieron, los vecinos de la Alameda de Oviedo verían ahora desde sus ventanas un enorme aparcamiento en vez de sus imponentes plátanos. En el Río de la Pila, los coches seguirían abarrotando la calle, que no sería peatonal, y en Castilla-Hermida no contarían con un parque como el de La Marga. Son solo algunos ejemplos de lo logrado por las asociaciones de vecinos de Santander, aunque todas tienen más retos por delante: un centro más amable con el peatón, un Barrio Pesquero más integrado con el resto de la ciudad, una integración ferroviaria menos agresiva... Y todos los objetivos los lidera una persona: los presidentes de cada asociación. Recalcan que no serían nada sin el resto de socios ni sin su equipo más cercano, pero son ellos quienes día a día recogen las sugerencias de cada barrio y quienes las trasladan a las administraciones para tratar de convertirlas en realidad.
Cueto Santiago Sierra
Lidera la asociación de vecinos más antigua de Santander, que se fundó en 1974. Nació con el objetivo de abrir su propio consultorio médico, ya que entonces tenían que desplazarse hasta el de Isabel II, y no tardaron en lograrlo. «Este edificio, donde también está la sede de la asociación, lo pagaron los propios vecinos», apunta Santiago Sierra, que es socio desde hace quince años y la lidera desde hace siete. «Son casi cincuenta años luchando por proyectos para conservar la identidad del pueblo». Un ejemplo de esa unión que se prolonga durante décadas es la cesión de terrenos vecinales que en su día permitió la construcción del depósito de agua, pero también les ha valido para que el autobús municipal llegue al pueblo y para tener luz: «Fuimos al Pleno con velas para exigirlo».
Hace poco, también sacaron adelante un libro sobre Juan de Santander, natural de Cueto, y ahora trabajan para poner en marcha un centro con actividades para mayores autogestionado por ellos mismos. Lo único que lamenta es que se pierde «mucho tiempo esperando a que nos escuchen», pero merece la pena cada vez que una reivindicación se convierte en realidad. Sierra acaba de firmar para seguir al frente de la asociación durante tres años más y tiene claro que «un pueblo se construye con todos sus vecinos».
Río de la Pila Jesús Garay
El Río de la Pila es una de las zonas de ocio más relevantes de Santander. Pero cuando llegó Jesús Garay a la presidencia de la Asociación de Vecinos, hace 25 años, había «más bares, aparcamientos a los dos lados de la calle y dos sentidos de dirección para que circulasen los coches». El escenario ha cambiado mucho desde entonces gracias a la unión vecinal, aunque la asociación ha perdido bastantes socios desde la pandemia y se sitúa actualmente en cincuenta. Ahora, la calle es peatonal y las escaleras mecánicas y el funicular ayudan a los más mayores a salvar las pendientes.
Otro de los logros, más reciente, fue la puesta en marcha de la zona azul. «Había vecinos que al principio se oponían, pero aparcar era totalmente imposible. Ahora están agradecidos porque es mucho más fácil encontrar sitio», afirma Garay. Queda pendiente la peatonalización de la parte baja de la calle, desde el cruce con San Celedonio hasta el restaurante El Riojano: «Esperamos que la alcaldesa cumpla». La población de la zona es mayor y cada vez más pisos se destinan al alquiler turístico, lo que difumina la identidad del barrio. Entre las iniciativas de la asociación también destaca el popular premio 'Arrabalero', que anualmente distingue a personalidades de la ciudad y a vecinos relevantes del barrio.
Pombo-Cañadío-Ensanche Ana Gómez
El ruido desencadenado de una hostelería «sin control» fue el motivo por el que un grupo de vecinos decidieron unirse, hace 25 años, en la zona de Pombo y Cañadío. Ana Gómez es la vicepresidenta y participa en este reportaje porque el presidente, Ricardo Alea, no está disponible estos días. Con en torno a cien socios, sus luchas también incluyen la convivencia ciudadana (contra el gran número de terrazas que, en muchas ocasiones, dificultan el paso), la devaluación de la vivienda y una movilidad más sostenible –menos coches y más calles peatonales–. Han llegado a los tribunales más de una vez. «Y hemos ganado pero, aunque conseguimos que los locales hosteleros cumplieran con la normativa, al cabo de unos meses todo volvió a ser como antes. No podemos denunciar constantemente porque nos endeudaríamos por la causa», lamenta Gómez.
Apunta que sus reivindicaciones, aunque no siempre sean escuchadas por las administraciones, tienen «mucho eco» entre los vecinos y también en las redes. Otra de sus actuales preocupaciones es la Zona de Bajas Emisiones, que temen que no llegue a implantarse. «Lo celebramos cuando supimos que Europa iba a obligar, pero la norma recalcaba que había que ponerla en marcha el 1 de enero de 2023 y ni está ni se la espera».
Los Arenales (Castilla-Hermida) Juanjo de la Torre
Siente algo especial cuando va al parque de La Marga, como si una pequeña parte le perteneciera. Su reforma fue una de las muchas reivindicaciones que Juanjo de la Torre sacó adelante con el respaldo de la asociación de vecinos que lidera, Los Arenales de Castilla-Hermida. «Conseguimos que no se talase ningún árbol. Todos los que se quitaron se transplantaron a otra parte y, por cada ejemplar retirado, se plantaron dos más». Con su unión y reivindicación también lograron que más autobuses pasasen por allí y con más frecuencia: «No era normal tener que esperar más de media hora para coger el bus». Abogan por lograr toda la participación posible y por eso, antes de las elecciones, se pusieron con una mesa en la calle para recabar todas las inquietudes de los vecinos. Entre ellas, que el centro de salud cuente con servicio de Urgencias, ya que en esta zona viven más de 40.000 vecinos. También creen que es necesario colocar radares para controlar los accesos y salidas de la ciudad, ya que muchos vehículos superan con creces la velocidad máxima: «No puede ser que todas las semanas se choque algún coche contra los que están aparcados». Otra de sus grandes luchas es la integración ferroviaria: «No contamos con el soterramiento porque es muy caro, tampoco nos gusta la losa».
Alameda de Oviedo Marián González
Marián González tiene muy claro qué hecho provocó el nacimiento de la asociación de vecinos que preside: la protección de la Alameda de Oviedo. Fue en 2005, cuando surgió un proyecto para talar los árboles y construir allí un aparcamiento. «Nos reunimos todos los que en aquel momento éramos presidentes de las comunidades de la zona». Hasta a ellos les sorprendió la respuesta vecinal que surgió entonces. «La manifestación para parar el proyecto fue multitudinaria, vinieron personas de toda la ciudad y la Policía tuvo que cortar el tráfico en Jesús del Monasterio para que siguiéramos por la carretera desde la calle Burgos al Ayuntamiento», rememora González, quien lamenta la pérdida de socios en los últimos años. «En 2009 había 250, ahora 80. La bajada se debe a que muchos han fallecido y poca gente joven se interesa en unirse. Ahora mismo, la de menos edad ronda los 30, el resto superamos los 50 y 60 años».
Con la vista puesta en futuras intervenciones, no le convence la semipeatonalización que el Ayuntamiento propone para la calle Vargas, con un carril bici separado de la calzada: «Creemos que todos los vehículos pueden compartir la misma carretera». En cuanto a la posibilidad de soterrar el tráfico, se niega por completo, pues los plátanos de la Alameda tienen unas raíces muy profundas y la intervención podría poner su vida en peligro.
Sotileza (Barrio Pesquero) Pilar Zorrilla
En el Barrio Pesquero hay un fuerte sentimiento de hermandad y la asociación de vecinos cuenta actualmente con socios de todas las edades, 290 personas en total. Como cuenta la presidenta, Pilar Zorrilla, «aquí nos conocemos todos, siempre hemos vivido familias. Aunque cada vez vienen más personas de alquiler que también se interesan por el barrio». Ejemplo de esa unión es la 'fiesta del socio' con la que cada año preparan una paellada y que justamente se celebró ayer. Zorrilla destaca las recientes reformas del barrio, con un nuevo parque y la retirada de los barcos que llevaban años abandonados en el puerto deportivo.
También la demolición de los tinglados y el «buen resultado» de la calle Antonio López. «Ahora, lo que pedimos es que integren la zona de la Biblioteca Central, por Marqués de la Ensenada, con el resto del barrio, porque no tiene luz y da sensación de inseguridad. A los niños les decimos que vengan por Marqués de la Hermida». «Entendemos que muchas veces es difícil sacar adelante proyectos porque hay varias administraciones involucradas, como el Ayuntamiento y la Autoridad Portuaria. Ahora que César Díaz está en el Puerto, entendemos que será más fácil ponerse de acuerdo», apunta Zorrilla. Otra de sus peticiones es la cubierta de algún parque para que los niños puedan jugar cuando hace mal tiempo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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