La Magdalena triunfa entre los turistas: «Es una visita obligada»

El turismo ha irrumpido en Santander bajo un sol que no tiene previsto dejar de calentar. Uno camina por el paseo marítimo, en el entorno del Palacete del Embarcadero, y puede escuchar conversaciones en diferentes idiomas entre grupos de amigos o familias que observan los precios de Los Reginas o que están haciendo cola para montarse en uno de los barcos que se adentran en la Bahía. A medida que se alcanza los Jardines de Pereda, se empiezan a escuchar preguntas de diferentes veraneantes que se acercan a la Oficina de Turismo ahí situada: «Estamos buscando un sitio para comer por aquí, ¿nos podéis aconsejar?» o «¿Cuánto tarda el barquito que va a Somo? ¿Y cuánto cuesta?» son algunas de ellas. En el cercano Mercado del Este, donde se ubica otra de las dependencias turísticas, los trabajadores también son requeridos con las dudas frecuentes por un grupo de viajeros que acaban de aterrizar en una ciudad desconocida.

Son fechas calurosas y deseosas de un turismo costero, y muchos viajeros han apostado por Santander para poder así disfrutar de sus playas, su gastronomía y su monumentalidad: «Vengo todos los años y siempre me quedo en la ciudad. Si hay algo que me vuelve loca es el Palacio de La Magdalena y sus jardines, que son preciosos y muy tranquilos», relata muy efusiva una joven burgalesa llamada Arancha Arnaiz. Asidua de la capital cántabra, uno de sus enclaves favoritos es el paseo de la costa entre el Hotel Chiqui y el Faro de Mataleñas: «Aunque lo tenga muy visto, siempre lo hago. Es mi lugar preferido de toda la ciudad».

También Antonio y su familia, procedentes de Málaga, han querido conocer una de las ciudades que más les interesaba desde hacía tiempo: «Es nuestra primera vez en Santander. Teníamos muchísimas ganas de conocerla ya que muchos amigos nuestros nos la habían recomendado», exclama él con una sonrisa. Para este grupo el Palacio de La Magdalena también ha sido su lugar de referencia: «Precioso, sin lugar a dudas. Ha superado con creces lo que nos esperábamos de él».

No todos han escogido la capital como destino. Otros también se han situado en ella como base para realizar excursiones por la región, o como lugar de visita ocasional: «Somos de Valladolid y siempre venimos en verano a Cantabria. Para nosotros Santander es como un sitio para pasar el día ya que siempre nos alojamos en diferentes pueblos de la zona, pero todos los años aprovechamos un día para dar un paseo por aquí. Eso sí, nunca nos vamos sin ver de nuevo el Palacio de La Magdalena y el Sardinero», afirma Obdulia Bustos, una habitual de la costa cántabra, junto a su marido y sus dos hijos. En la misma sintonía está Luis Albenca, recién llegado de Badajoz: «Quiero que me informen acerca de la ciudad, y ya de paso saber como moverme desde ella hacia otros puntos de Cantabria», aclara el joven.

También la ciudad se ha convertido en un lugar de paso para peregrinos que están realizando este verano el Camino de Santiago. Uno de ellos es Daniel Recio, un caminante que acaba de llegar a la urbe tras desembarcar de su barco procedente de Somo. El joven, natural de Talavera de la Reina, espera en la cola para ser atendido por los operarios turísticos del Mercado del Este. Visiblemente agotado tras varios días de caminata, espera poder visitar Santander en las horas restantes que le quedan antes de volver a partir: «Vengo para que me expliquen, ya que acabo de llegar y es mi primera vez aquí. Lo poco que he visto desde el barco me ha llamado la atención y, aunque solo vaya a estar de paso, tengo muchas ganas de conocerlo».

Justo a la salida del edificio, dos hombres de origen británico están intentando localizar un restaurante por los alrededores. Al igual que Daniel, ambos recorren el camino costero. Su objetivo es seguir hasta Santillana del Mar, donde dormirán esa noche. «Somos de Essex, en Inglaterra, y estamos aprovechando este día para fotografiar la arquitectura, que me está apasionando», declara Nick Alston, uno de los integrantes de este dúo, que ha aprovechado para conocer la capital con la excusa de continuar su peregrinación hacia Santiago de Compostela.

En las puertas de la oficina del Paseo de Pereda se encuentra Lourdes González, trabajadora del autobús turístico. Está a la espera de la llegada de foráneos para enseñarles el itinerario que realiza: «Nuestro bus recorre las zonas más emblemáticas de la ciudad mediante una guía que les va narrando todo», explica la operaria. Como curiosidad, afirma haber recibido por parte de los turistas cuestiones acerca de lugares situados fuera de los recorridos oficiales: «A veces me han preguntado por el Mercado de la Esperanza, que es un lugar desconocido para muchos. Esta semana, por ejemplo, un viajero británico me preguntó por el Museo Cántabro del Ferrocarril porque trabajaba como ferroviario en su país y tenía interés en verlo. La gente a veces te sorprende con sitios que igual tú tampoco conoces demasiado».

De cara a las previsiones de este verano en cuanto a visitantes, González lo tiene claro: «Tenemos bastante afluencia de viajeros a lo largo de este mes de julio. Se nota que la gente viene con muchísimas ganas. Estamos seguros de que estas vacaciones van a ser un éxito turístico».

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