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Una joven de 23 años, en un fuerte estado de embriaguez, ha protagonizado en la madrugada de este pasado lunes una sucesión de graves altercados ... en Santander por los que ha acabado detenida. Se trata de L.B.R.M., que trató de robar un camión a un repartidor acusándolo de violarla, luego le arrebató el patinete eléctrico a otro, tuvo un accidente y, más tarde, amenazó de muerte a los policías que fueron a socorrerla y acabó liándose a golpes con ellos.
Todo esto lo hizo en un escaso margen de tiempo este pasado día 7. Primero se cruzó en su camino un hombre encargado del reparto en un establecimiento comercial. Estaba descargando el camión cuando vio a la chica intentando subirse en su vehículo. El repartidor le recriminó su acción y ella empezó a chillar. Dice la Policía que la joven respondió al hombre «violentamente, con amenazas de muerte y con gritos como si la hubiera agredido sexualmente». Se puso a propinar arañazos y golpes al trabajador, llegando a romperle la camisa. Al final, el varón consiguió subirse a su camión y huyó del lugar.
Siguiente parada de la joven ebria: un repartidor de periódicos que estaba haciendo la ronda por los kioscos de la ciudad aparcó su patinete eléctrico para entregar la mercancía en uno de los puestos. Al darse la vuelta, su patinete ya no estaba. Esta persona llamó al 091 alertando que acababa de ser víctima de la sustracción de su patinete, de la marca Xaomi y valorado en unos 400 euros, en una calle del centro. Una patrulla se presentó en el lugar y se entrevistó con la víctima, que contó que desconocía quién se lo habría podido sustraer.
Mientras los policías hablaban con el dueño del patinete se presentó allí el otro repartidor, el del camión, y contó lo que le había pasado unos momentos antes con la alterada mujer, de la que aportó su descripción física.
Ante estos hechos, los agentes iniciaron una búsqueda por los alrededores con la finalidad de localizar a la sospechosa.
Y así fue que en una de las calles cercanas los policías vieron a una mujer tendida en el suelo junto a un patinete eléctrico, con indicios de haber sufrido un accidente. Se acercaron para socorrerla y comprobaron que no presentaba lesiones visibles, pero sí un importante estado de intoxicación etílica, «evidenciado por la incongruencia en sus manifestaciones, el fuerte olor a alcohol y la nula colaboración con los agentes», relata la Policía Nacional. Además, comprobaron que tanto la chica como el patinete coincidían con las características aportadas por las dos víctimas, por lo que procedieron a su detención como presunta autora de los delitos de hurto y lesiones.
En ese momento, los policías se pusieron en contacto con el repartidor de periódicos para que se acercase al lugar y los agentes le hicieron entrega del patinete como propietario legal y en calidad de depósito.
Después comenzó el rocambolesco traslado de L.B.R.M a Urgencias de Valdecilla para que recibiese atención sanitaria tanto por su grado de intoxicación etílica como por su percance con el patinete. Pero no hubo manera. Los agentes tuvieron que desistir de llevarla al hospital «por su actitud descontrolada y violenta», ya que la joven no dejaba de proferir amenazas de muerte a los agentes que la trasladaban, golpeando insistentemente la mampara de seguridad del vehículo policial. Por ello, cambiaron el rumbo y la trasladaron a dependencias policiales para que fuera atendida allí por sanitarios.
Una vez en sede policial, la detenida continuó insultando y teniendo una actitud agresiva hacia los que estaban allí. En un momento dado, cuando la mujer estaba recibiendo asistencia médica, propinó un manotazo en la cara a una policía, al que «ocasionó una erosión en el rostro al arañarle y tiró al suelo sus gafas, fracturando un cristal».
Y sumó un nuevo delito a los motivos de su detención -hurto y lesiones- por atentado a agente de la autoridad.
La detenida, sin antecedentes, fue puesta a disposición judicial.
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Ana del Castillo
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