El mapa del agua santanderino, lleno a medias

En algunos casos, la 'sequía' viene de lejos, en otros obedece a una cuestión de mantenimiento y ha habido, también, reparaciones en los últimos años que devolvieron el agua a donde había desaparecido. De todo hay ejemplos. De lo primero, el parque del Agua. Allí hubo hasta dos estanques en el recorrido que acabaron desapareciendo. El último, el que había en un callejón trasero de la calle Alta (se accede por un costado del Parlamento, junto a la casa que tiene un mural de Sotileza en la fachada). En 2012 se explicó que era la mejor solución porque las «filtraciones» eran permanentes. Y respecto al circuito del agua del recinto, el Ayuntamiento habla de «vandalismo» para explicar que no está operativo.

También cambió de aspecto el estanque que había en La Marga. La zona se cubrió de vegetación, se colocaron piedras y unos tablones. De estanque a charca en la que hay peces de colores. «Al desaparecer el uso para anátidas (aves acuáticas) por el brote de gripe aviar, se realizó una actuación paisajística dentro de la reforma integral del parque con un nuevo enfoque oriental», apuntan en el Consistorio.

Lo del mantenimiento puede verse con un ejemplo de esta misma semana en los Jardines de Pereda. El pasado día 18 el estanque tenía agua. No mucha (esa sensación daba), pero tenía («al no alojar anátidas no es necesario mantener niveles máximos ya que simplemente es una lámina de agua ornamental»). Pero este último miércoles estaba vacío. «Se vacía dos veces al mes en temporada alta y una en temporada baja. Se hacen labores de limpieza con hidrolimpiadora, retirada de residuos sólidos, vegetales y reparación de juntas y grietas para evitar pérdidas», explican. Vaciados que también han podido verse en ocasiones en estos años en el de Mataleñas. Allí este verano era muy visible una capa verde que cubría la superficie (y en Las Llamas). Ya no está. «Un fenómeno natural. Es un proceso que puede darse en casi cualquier masa de agua, ya sea un río, un lago o una balsa y lo mismo que aparece, desaparece».

En cuanto a reparaciones en los últimos años, en un reportaje de 2016 se constataba que ni la popular fuente de 'Los meones' ni el monumento a Concha Espina tenían agua por entonces. Ahora sí (aunque con las obras del Banco Santander ambas estén hoy un poco escondidas). Y también tiene de nuevo la que hay junto al Auditórium, recientemente reformado.

En ese mismo texto que publicó este periódico se contaban dos casos concretos. Curiosos. El de dos fuentes que funcionaban pero en las que se decidió cortar el grifo voluntariamente. Una es la de la farola que hay en la rotonda que da acceso al Río de la Pila. El Consistorio, se explicó entonces, eliminó los chorros de agua porque los ciudadanos cruzaban para acceder a la fuente poniendo en peligro a conductores y peatones (aunque ponga en unas placas que se trata de agua no potable). La otra es la que hay junto a la casa-museo de Menéndez Pelayo. En este caso se aclaraba que los responsables de la institución pidieron en su día el corte debido a las palomas. Se acercaban a beber y estropeaban los elementos arquitectónicos. Una y otra siguen sin funcionar hoy.

Sin agua está también el estanque en Mesones, el que reproduce a escala la zona marítima de la ciudad. Para este y para el del Doctor Morales se están «estudiando posibilidades de mejora para optimizar su funcionamiento y mantenimiento que repercutan directamente en la eficiencia hídrica».

El monumento a la Marquesa de Pelayo, el dedicado a José Estrañí, la fuente de los delfines, la luminosa... Sin agua. Sí que tenía La Fuente de Cacho. Aunque para el Racing no corran buenos tiempos.