Marina del Cantábrico renueva su directiva tras la dimisión en bloque de toda la junta

Este golpe de timón en la marina de Raos se produce después de que en la última asamblea la comunidad de propietarios retirara su apoyo a los anteriores responsables, entre acusaciones de falta de comunicación y transparencia.

El orden del día de esa convocatoria, celebrada el pasado 25 de marzo, incluía, junto a la rutinaria aprobación de las cuentas anuales, una serie de puntos en los que se planteaban cambios profundos en el funcionamiento de la concesionaria, con modificaciones en los estatutos que, en resumen, la transformaban en una empresa con capacidad de construir y gestionar instalaciones náuticas, y que dejaba al equipo que la dirigía mucho más margen a la hora de administrar sus fondos: proponían adquirir la capacidad de gravar y enajenar bienes inmuebles, tomar dinero a préstamo y poder gastar hasta el 20% del presupuesto anual –superior a los dos millones y medio de euros–, entre otras modificaciones.

El rechazo a estas medidas –sí se aprobó, en cambio, la nueva denominación, para pasar a denominarse Club Náutico Marina del Cantábrico–, provocó la dimisión del presidente, Luis Hernández Castillo, a la que siguieron la del vicepresidente, el secretario, el tesorero y los vocales tercero y quinto.

Se trata de un nuevo episodio en la accidentada trayectoria del puerto deportivo, cuya concesión, tras su quiebra –acumulaba una deuda de más de doce millones de euros–, fue adjudicada por la Autoridad Portuaria de Santander a la comunidad de propietarios de atraques. Fue esta una decisión no exenta de polémica, y de hecho una de las empresas que se presentó al concurso para gestionar la marina tiene planteada una demanda por ese motivo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria. Según esta denuncia, aún pendiente de resolución, se concedió la adjudicación a una asociación que, además de carecer de capacidad económica, era la principal deudora y, por tanto, causante de la quiebra del puerto deportivo, algo que sería difícil de justificar cuando también concurrían empresas con experiencia en el manejo de este tipo de infraestructuras.

Las críticas a la gestión de aquellos nuevos responsables no tardaron en surgir por la imposición de derramas e incrementos de los precios de los alquileres sin que se apreciasen mejoras en los servicios ofrecidos, una forma de actuar que incluso llevó a algunos propietarios de embarcaciones a cambiar de puerto, vender sus derechos de amarre y sus embarcaciones. Muchos de los miembros del Club Náutico Marina del Cantábrico que desautorizaron con su voto la forma de actuar de la directiva dimitida, venían criticando el oscurantismo en su forma de actuar y la falta de comunicación en sus decisiones y actuaciones.

El nuevo presidente ha querido transmitir un mensaje de tranquilidad a todos los miembros de Marina del Cantábrico, ante la sensación de vacío de poder provocada por las dimisiones, asegurando que la nueva directiva que se va a hacer cargo del puerto está integrada «por gente capaz, con ilusión y ganas», mientras está a la espera de disponer de toda la información sobre la situación del club.