El 'día de la marmota' en la calle Rubio
Aniversario sin Museo ·
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Aniversario sin Museo ·
La rehabilitación del MAS, mantra del inmovilismo cultural tres años después del incendio, tiene como meta mediados de 2022 y cinco millones de costeEn la madrugada del 19 al 20 de noviembre de 2017 se desató un incendio que arrasó las instalaciones del MAS (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria), antiguo Museo de Bellas Artes. El edificio estaba siendo sometido desde hacía meses a trabajos de mejora y reforma. Un búnker o almacén aislado del resto con puertas metálicas de seguridad albergaba el 99% de las piezas de la colección, más de 4.000, lo que evitó que el siniestro hubiera tenido una consecuencias históricas trágicas para el patrimonio y la cultura de Cantabria.
El fuego sí se llevó por delante la biblioteca de 28.000 volúmenes y afectó a varias obras. Se cumplen tres años del incendio y la sede centenaria del Museo se mantiene anclada a un bucle entre la espera, la burocracia, los plazos incumplidos y la sensación de parálisis administrativa. El estado real del inmueble nunca se ha conocido debido a la falta de transparencia que ha primado desde que los fondos de la pinacoteca santanderina se trasladaran en febrero de 2018 a su nuevo depósito estable temporal en la sede del Centro de Acción Social y Cultural de la Fundación Caja Cantabria (Casyc). Las causas del siniestro continúan siendo una incógnita y, al margen de la pandemia que ha venido a trastocar las agendas, presupuestos y prioridades, el museo ha vivido inmerso en una situación anómala, al margen de objetivos y urgencias, y mediatizado por carencias como la falta de un proyecto definido.
La labor de Enrique Bolado, director general de Cultura municipal hasta su reciente dimisión, permitió desatascar el proceso de una reforma que, al menos desde este otoño, y pese a las dudas para su financiación, tiene un horizonte cifrado en fechas, plazos y presupuesto.
La reforma del MAS, según lo anunciado, que deberá afrontar obras de cimentación, no estará lista como mínimo hasta mediados de 2022, y costará cinco millones de euros y 18 meses de trabajos. Una intervención sobre más de 2.100 metros cuadrados que generará catorce salas expositivas distribuidas entre la planta baja y las otras tres ya existentes. Como Bien de Interés Cultural (BIC), la rehabilitación anunciada por el Ayuntamiento de Santander está sujeta al mantenimiento de la estructura conocida del histórico inmueble de la calle Rubio.
Desde el Ayuntamiento siempre se ha hablado de «una conservación activa» que recobra elementos y recupera espacios y posibilidades tapadas por las sucesivas intervenciones en el edificio, más que de una «reforma integral». Hace más de un año la intervención presupuestada era de 3,8 millones y un plazo de ejecución de quince meses, a la espera de que el Ayuntamiento y la Consejería de Cultura -en concreto, su Comisión de Patrimonio Cultural-, se pusieran de definitivamente de acuerdo sobre la restauración que estaba antes condicionada por una importante reducción de la superficie expositiva del museo.
El Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), institución nacional e independiente de profesionales dedicados al arte actual de gran peso en el sector, expresó en su momento las «dudas» sobre las circunstancias en que se hallaba el patrimonio artístico del Museo y denunció la opacidad y falta de rigor en la gestión. También el colectivo de galeristas demandó «transparencia» y manifestó su «preocupación» por el grado de desinformación que ha acompañado el proceso vinculado al funcionamiento de la institución cultural y su valor patrimonial.
Durante el periodo de mandato de Iñigo de la Serna como alcalde de Santander, y ante las reiteradas peticiones por parte de diversos colectivos de la creación de un Patronato -un órgano básico para la gestión de una institución de las características de un Museo-, y tras muchos movimientos estratégicos, se formalizó en 2014 la Comisión Asesora del Museo. Pero en estos seis años apenas se ha conocido la actividad y capacidad de decisión de este órgano.
La Comisión se reunió en abril de 2018, casi medio año después del incendio, para estudiar el presente y futuro del Museo. Y, asimismo, analizar el informe de la historiadora de arte Lola Jiménez Blanco sobre «la línea programática y museística a desarrollar en esta nueva etapa», teniendo en cuenta la nueva realidad expositiva de la ciudad que se había modificado ya con la apertura del Centro Botín, amén de la futura llegada de la Colección Enaire y el Centro Asociado al Reina Sofía/Archivo Lafuente. Paradójicamente, nada trascendió de ese informe.
La sensación de provisionalidad e improvisación ha sido constante en estos años y el silencio y el inmovilismo han impedido reflejar en medidas y pasos las declaraciones que situaban la reforma del museo como una «prioridad entre los proyectos culturales de la ciudad».
En paralelo a las cuestiones de infraestructura, el MAS ha mantenido su actividad mediante la coproducción de exposiciones con entidades cmo la Fundación de la Caja, la Universidad de Cantabria y la Fundación Bruno Alonso, más publicaciones y estudios, donaciones e intercambios.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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