Medusas XL en la bahía de Santander

Uno de los mayores miedos a los que se enfrentan los bañistas es a la presencia de medusas. No son demasiado habituales en el Cantábrico pero este verano la temperatura del agua es inusualmente alta y en las últimas fechas se han avistado algunos ejemplares de gran tamaño. Un grupo de estos apareció el pasado lunes en Santander en la playa que se forma cuando hay marea baja junto a la bajada de hormigón de la explanada de Gamazo, en la bahía de Santander. «Estaban flotando, también vi alguna en la playa de La Magdalena. Eran de tamaño XL», explica Paco Sánchez, del Club Náutico La Horadada. «Estábamos sacando un barco por la rampa y me di cuenta. Saqué una del agua por la parte de la cabeza, la di la vuelta y me hicieron la foto», añade. Por suerte, en lo que va de temporada, Cruz Roja, que atiende 68 arenales de la región, no ha registrado ni una sola picadura, por lo que no ha tenido que activar en ningún momento la alerta prevista para este tipo de invertebrados. En cambio, la DYA en Castro Urdiales acudió el 29 de agosto a la llamada de la Policía Local para atender a una bañista a la que le había picado una medusa en la boca.

Según han confirmado a El Diario Montañés fuentes del Instituto Español de Oceanografía (IEO), las que se han visto esta semana en la bahía santanderina son conocidas como 'rhizostoma pulmo', también llamadas aguamala o aguamar. «Nosotros, siempre que aparece algún ejemplar lo trasladamos para que nos verifiquen de qué tipo es. Estas, por suerte, son de las menos urticantes, aunque eso depende también mucho de las personas, especialmente de la sensibilidad de su piel», explica Agustín Salán, director de Emergencias de Cruz Roja en Cantabria.

La 'rizhostoma pulmo' es una de las medusas más grandes, con una umbrela -la parte de la cabeza en forma de paraguas- que puede llegar a alcanzar los 90 centímetros de diámetro. No es una especie demasiado peligrosa, aseguran los expertos, «ya que su picadura, aunque irritante, no tiene consecuencias más allá de la irritación cutánea».

La creencia popular siempre ha relacionado la presencia de estos invertebrados con la temperatura del agua. Y, en parte, es cierto. El mar Cantábrico lleva unas semanas donde la superficie no baja de los 23º. «Suelo nadar habitualmente por la zona de la Costa Quebrada, especialmente en La Arnía, Somocuevas o Cerrias, y he tenido que dejar de usar hasta el traje de neopreno. Pasamos demasiado calor», explica José Gutiérrez. «Hace un par de semanas salí desde La Arnía y di la vuelta a la isla que hay frente a Covachos y vi unas cuantas medusas bien grandes. Eso sí, estaban desperdigadas, no formaban un banco único», añade.

Que estos invertebrados aparezcan por las playas de la región no es inusual. «Sí que hemos registrado la presencia de algunas a lo largo del verano, pero han sido episodios puntuales, nada de importancia. Para que lleguen, además de que el agua esté caliente, los expertos nos cuentan que tiene que haber determinadas corrientes que las arrastren hasta la costa o hasta las playas», subraya Salán.

Aunque en esta ocasión no se ha registrado ninguna picadura, los servicios de socorrismo dan una serie de consejos en el caso de sufrir una. «Lo más importante es lavar la zona de la picadura con agua de mar, nunca con agua dulce porque las membranas que recubren el veneno son muy sensibles y pueden romperse», explica el responsable de Cruz Roja. «Tampoco hay que secarse la piel o mancharla de arena. Lo mejor es acudir cuanto antes al puesto de socorro más cercano. Allí se aplicará una crema antiurticante para reducir la irritación y el dolor», continúa. «Por último, si la picadura es grande o la persona no responde bien al tratamiento, se le derivará a un centro de salud para que pueda ser atendido por personal especializado», concluye.

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