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El mercadillo navideño de Santander repite este año en la Plaza de las Farolas, pero lo hace sin el cobijo de una estructura cubierta para ajustarse a las recomendaciones sanitarias por la pandemia. Este cambio de imagen a unas casetas de madera al aire libre ... no está teniendo un buen efecto sobre las ventas debido a los efectos del temporal. «El mercadillo está desangelado», apuntaron los comerciantes de los puestos de productos de regalo y artesanía.
La lluvia, que no ha cesado desde hace semanas, les afecta de lleno y, lejos de cumplir las expectativas, están registrando un descenso del 60% de las ventas en relación con años anteriores.
Algunos de los comerciantes que participan en este mercadillo lo hacen desde hace más de una década, como Judith Silberber, con su puesto de textil. «Con este temporal a la gente le apetece más comprar en centros comerciales que pasear por la ciudad», indicó. «Sin duda, este ha sido el peor año que recuerdo, con ventas muy inferiores. A nadie le gusta comprar con lluvia, y el género se moja, lo que no da buena imagen. Lo protejo con plásticos, pero no queda bien expuesto», comentó.
Las 48 casetas de madera están dispuestas en rotonda para evitar aglomeraciones y cumplir con los protocolos del covid. Algunos comerciantes consideran que «es una estética más bonita que la nave cubierta de otros años, pero no nos ha venido bien a las ventas. Y no es sólo por la lluvia, porque yo acudo al mercadillo de Andorra, donde llueve más que aquí y hace más frío, y sin embargo, funciona muy bien con estas mismas casetas. La ausencia de gente se debe también a la falta de ambiente navideño, de luces, música, algún puesto de comida y que se vea desde la carretera. Mires donde mires, aquí no hay nadie», lamentó la dueña de un puesto de bisutería.
En los puestos hay variedad de productos, desde bufandas, cerámica, adornos, bolsos y artículos de cuero a juguetes o bisutería. Desde que se inauguró a principios de diciembre sólo ha habido una semana de buen tiempo. Después, «la lluvia constante ha inundado los puestos y hemos pasado mucho frío», indicaron.
«Entendemos que este año tenía que ser al descubierto por las medidas frente al covid y asumimos el riesgo sabiendo que iba a ser una campaña floja, pero no pensábamos que sería tanto. El tiempo no ha acompañado nada y también está la crisis económica, que se empieza a notar», opinó María Teresa del puesto de Manualidades. «Cubierto funciona mejor», aseguró.
«Da igual lo bonito que esté el mercadillo si no tiene un beneficio económico para quienes estamos aquí tantas horas sin descanso», comentaron en otro de los puestos.
Por último, una primeriza en este mercadillo, llegada desde Granada con un puesto de platos de cerámica, señaló que con la lluvia «se ha hecho complicado, pero intentamos tener la mejor actitud. El producto ha gustado y esperamos que las semanas restantes el tiempo mejore».
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