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El Mercado del Este ha encontrado la horma de su zapato en el modelo de gastromercado que triunfa en otras ciudades. Desde que inició esta transformación, este céntrico espacio de Santander ha ganado gran afluencia de público –muchos de ellos, turistas–, tanto a diario como ... los fines de semana. La hora punta son los viernes por la tarde y los sábados a partir del mediodía, en especial si el tiempo no acompaña y no hace para terrazas.
El último negocio en llegar y con el que se han completado los seis puestos disponibles es Dando la brasa. Especializado en parrillas de carne con tipos de corte distintos y hamburguesas premium, el local está terminando las obras de reforma para poder abrir en Semana Santa y sumarse, cuanto antes, al tirón que está cogiendo el Mercado. «El cliente elegirá el corte de carne que quiera y puede escoger entre dos modalidades: que se lo preparemos allí a la parrilla para comerlo en las mesas que comparten los locales o llevárselo a casa envasado al vacío», informa el propietario de Dando la brasa, David Cueto, cuya apuesta reside en «atraer a un nuevo público al mercado, ya que con esa oferta de carne de muy buena calidad nos salimos de lo pautado. Esperamos llegar a otro tipo de clientela, de público juvenil a más adulto», añade.
El presidente de la comunidad del Mercado del Este y propietario de La Casa del Indiano, Rafael Ordóñez Marqués, confirma que la oferta de locales vacíos ha quedado completada, si bien, deja sobre la mesa la posibilidad de que surjan nuevos traspasos por parte de negocios que no son de hostelería, «para adaptarse así al nuevo tipo de mercado que ha surgido», ligado a la gastronomía.
Y es que el mercado mantiene la convivencia entre la oferta gastronómica (El Tentempié, Quesoba Cheese Bar, Parole Pizza & Café, Doña Tomasa-La Barra, La Casa del Indiano) y otros negocios, como Enmarcaciones Sorto, la Floristería José Pérez, la tienda de juegos Gamemas, las Mantequerías Cántabras, la tienda de café El Dromedario, la Oficina de Turismo del Gobierno Cantabria (dos locales), la Peluquería Rosa Valle y el Mupac (en la planta baja).
«La ubicación es céntrica y se ha convertido en una visita imprescindible para los turistas»
«El viernes por la tarde se pone a reventar, sobre todo cuando llueve. Ha ganado mucha vida»
«Esperamos atraer al Mercado un nuevo público saliéndonos de lo pautado y ampliando el abanico»
«Vengo a un congreso y aprovecho para hacer turismo. Se nota que este mercado tiene historia»
Un empleada de la floristería expone que la tienda lleva en este lugar más de dos décadas y que «es verdad que el lugar ha ganado mucha afluencia de gente, pero vienen a comer, nosotros ya teníamos nuestros clientes de siempre y es otro público».
La emblemática instalación, que data originariamente de 1939, también ha ganado protagonismo entre los turistas y se ha convertido en «una visita imprescindible para los visitantes de Santander debido al valor arquitectónico del mercado y a la gran oferta de productos de Cantabria que ha se han instalado: los quesos, las anchoas... Además, la ubicación, en pleno centro de Santander, es muy buena», opina otro de los hosteleros, Carlos Gómez, del Grupo Corocoro, que tiene el establecimiento Parole Pizza & Café.
Y, efectivamente, tal y como señala Gómez, ayer al mediodía había un grupo de jóvenes que se detenían a fotografiar algunos puestos del mercado: «Venimos a un congreso de estudiantes de Pediatría y hemos hecho una parada para visitar este mercado y conocer su oferta antes de continuar visitando la ciudad», explicaba una de estas estudiantes, Alejandra García. «Me parece muy bonito el sitio y se nota que tiene historia», destacaba a continuación recién llegada de Tarragona.
El cambio que se ha producido desde hace un año hasta ahora salta a la vista: «Tiene mucha más vida, más gente. Te diría que estaba más tristón y lúgubre, mientras que ahora está más iluminado, con luces de verbena y ofrece una gran variedad de producto... Muy bien», expresa uno de los clientes que desayuna cada día en el Mercado del Este. Otra clienta señala que le gusta acudir porque «es amplio y variado, está más animado y el servicio es muy bueno, el producto excelente y la relación calidad precio buenísima». Otros inciden en que «la amplitud, después de la pandemia, es un plus y te sientes más cómodo».
La hora punta del Mercado del Este es a partir de las siete de la tarde hasta la hora de cierre (23.30 horas de lunes a jueves y 00.30 horas viernes y sábados). «Empezó notándose mucho tirón los fines de semana, pero ahora también entre semana ha ganado mucha vida», apuntan varios comerciantes. Una de ellos es Marina Rubio, empleada de Quesoba, que asegura que la transformación es palpable: «En este último año, el Mercado se ha llenado de vida y noto mucho más ambiente y que el sitio es más acogedor. Los viernes, a partir de las 20.00-21.00 horas, se pone a reventar, sobre todo cuando llueve, y los sábados, desde el mediodía también».
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