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A pesar de que su trayectoria profesional está ligada al marketing y la comunicación, durante su primera legislatura en el Ayuntamiento de Santander (2019-2023) lideró la Concejalía de Servicios Sociales. Aunque no tenía mucha relación con su carrera, recuerda la etapa con cariño: «Echo ... de menos la parte emocional, estar cerca de la gente». Ahora, al frente de Comercio e Innovación, Álvaro Lavín (Santander, 1973) tiene retos importantes por delante: renovar los mercados de la ciudad, revivir al comercio local y transformar la visión de los ciudadanos respecto al uso de las tecnologías en sus trámites municipales.
–Pasa de liderar Servicios Sociales a Comercio e Innovación, ¿está más cómodo ahora?
–La Concejalía actual tiene más que ver con mi trayectoria profesional. Es verdad que echo de menos la parte emocional de Servicios Sociales porque estaba muy cerca de la gente y también de historias difíciles. Durante la pandemia fue anímicamente un reto, pero Comercio va más con mi perfil y con los trabajos que hacía antes en empresas privadas.
–El comercio local está muy afectado por la venta online y las grandes franquicias, ¿qué plan tiene para potenciarlo?
–El plan está establecido desde la legislatura pasada, que es el Plan Estratégico de Comercio 2023-2026, con 27 medidas de las que siete ya están en marcha, como El Mercaderío (web para que el comercio local venda online) y el reparto de última milla con vehículos eléctricos. Hay que mirar qué están haciendo los demás, qué hacen el resto de ayuntamientos, y recoger las mejores ideas para ponerlas en marcha. Hay una tendencia natural hacia el comercio online, pero también se están abriendo tiendas que les va muy bien y tenemos que ver qué están haciendo para, a través de la oficina de apoyo al comercio, compartirlo con el resto.
–¿Volverán los bonos de descuento para el comercio?
–Fue una de las grandes ideas de la Concejalía en la legislatura pasada y sí, por supuesto que lo volveremos a hacer. Ya estamos en contacto con el Gobierno de Cantabria para que se unan y que juntos tenga más impacto todavía.
–¿Hay fecha prevista?
–Todavía no.
–La publicidad del comercio de Bilbao en las marquesinas de Santander ha causado revuelo estos días. ¿Cómo funcionan estas campañas?
–Estamos en una economía de libre mercado y lo mismo que lo está haciendo Bilbao, lo hicimos nosotros desde Santander en otros momentos de la historia. Y no descarto volver a hacerlo. Es algo habitual: recuerdo llegar al aeropuerto de Bilbao y ver un cartel que ponía 'Visita el Centro Botín'. Las distancias cada vez son menores gracias a las mejoras del transporte y ya no solo compites con el comercio de alrededor, sino con el de Bilbao, Oviedo, Gijón o Burgos.
–Otro asunto polémico relacionado con el comercio es el deterioro de la calle Isabel II, ¿qué soluciones plantea?
–Desde el Ayuntamiento trabajamos conjuntamente Servicios Sociales, Policía Local y Comercio para solucionar esta situación.
–La calle se rehabilitó con idea de dinamizar su comercio, pero los locales siguen cerrando. ¿Cómo contempla frenarlo?
–El primer paso es solucionar el tema del sinhogarismo, antes de poder trabajar en dinamizar la calle. Lo tenemos entre nuestros objetivos, como tuvimos en su día San Francisco y como ahora tenemos también la calle Guevara. En ciertas calles, por su ubicación, se trabaja más con los comerciantes, aunque se haga también en el resto de la ciudad.
–La reforma del mercado de México salió a licitación por 2,6 millones y se adjudicó por 4,4. ¿A qué se debe esta subida cuando lo habitual es que baje?
–No es una licitación de una obra que, una vez acaban las intervenciones, termina el contrato. En este caso se trata de una concesión, el dinero lo invierte la empresa y, una vez esté acondicionado, explotará las instalaciones. Es un proyecto ambicioso, con la renovación de todo el edificio, la redistribución de la planta baja y la modificación de la planta de arriba. Es un proyecto que nos ilusiona muchísimo.
–Cambiando de mercado, las obras del de Puertochico no dejan de prolongarse. ¿Qué previsión maneja para su fin?
–La idea es inaugurar a principios del año que viene la primera fase, en la que pasaremos los puestos actuales a la parte nueva, en la que convivirán comerciantes con una zona de restauración. En una segunda fase, se ampliará la zona de gastronomía.
–¿Qué mejoras plantea para el mercado de La Esperanza y cuándo se llevarán a cabo?
–Vamos a renovar toda la planta baja del mercado y estará terminada en la primera mitad de 2024. Ahora mismo estamos elaborando los pliegos.
–También lidera Innovación, ¿cuándo funcionarán las pantallas repartidas por la ciudad?
–La idea es que funcionen a finales de este año o primeras semanas del que viene.
–Muchas funcionalidades necesitan la nueva Tarjeta Ciudadana, ¿cuándo podrá solicitarse?
–También a principios del año que viene. Habrá tres: una es para aquellas personas que están empadronadas; una segunda para aquellas personas que no viven en Santander pero vienen todos los días, y otra para turistas.
–¿Y para qué servirán?
–Se podrá reservar en el IMD, pagar en el autobús, coger un libro en la biblioteca... Lo que queremos es prepararla para ir añadiendo más gestiones que pueda hacer el ciudadano.
–¿Con ella culmina el proyecto Smartcity y Smartcitizen?
–Sí. En los últimos años se ha trabajado en una digitalización interna de la Administración muy importante, porque no se puede ofrecer un servicio si antes no te has preparado. Ahora llega al ciudadano, se va a socializar esa tecnología para que pueda usarla todo el mundo. En los centros cívicos habrá telecabinas, con asesoramiento personal, para que la gente mayor aprenda a utilizarla.
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