Miguel Cadavieco, Marcero Mayor de Santander:«Estoy feliz y agradecido»

El Coro Ronda Altamira inició en el Consistorio santanderino sus cantos tradicionales, con los que después recorrieron otras zonas de la ciudad como la calle Lealtad, la zona de las estaciones y la calle Burgos. Con más de 40 años de andadura, la agrupación ha mantenido de forma ininterrumpida el canto de las marzas en Santander desde 1981 y este año eligió a Cadavieco como Marcero Mayor por «su importante trayectoria y labor en favor de la música tradicional». «Llevo casi 30 años llevando a Cantabria y a mi pueblo, Arce, por festivales internacionales de música tradicional», celebra Cadavieco, quien valora «que se reconozca el rabel y el folclore en Santander».

El saludo ancestral al mes de marzo también se produjo en Torrelavega, claro. En la capital del Besaya, los mayores de la Residencia San José de la Fundación Asilo fueron los primeros en poder disfrutar de esta costumbre, gracias a un sentido recital en el salón de actos del centro. En este primer escenario, la Ronda Marcera entretuvo, emocionó y levantó hasta carcajadas como cada año entre los presentes, acompañados muchos por sus familiares para tan señalada ocasión.

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Tras esta primera parada, los cerca de ochenta marceros de la Ronda siguieron despertando emociones a lo largo de la ciudad –esta vez, sin aguantar un chaparrón como el del año pasado– y recibiendo a cambio una ovación cerrada de los asistentes, fuera en el Asilo, en la iglesia de Nueva Ciudad, en la plaza del Barrio Covadonga, la de Pequeñeces o en la flamante sede del Ayuntamiento en La Llama. Fue aquí, antes de pasar por la Asunción y terminar en la plaza de Cuatro Caños, donde García dedicó estas palabras cargadas de emoción por su nombramiento como Marcero Mayor: «Me siento muy contento porque es un reconocimiento a toda mi trayectoria. Es un gran honor».

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Reinosa dio inicio a la tradición de las marzas en la céntrica Plaza de España. Allí, los campurrianos celebraron la llegada de marzo con la actuación de las rondas Midiaju, Las Fuentes, Pico Cordel, Los Peques, Jilguerucos, Campurrianucos y Cierzu junto con los Rabelistas Campurrianos, que amenizaron las calles de la capital de Campoo con sus tradicionales letras.