El Ayuntamiento descarta construir el aparcamiento de El Sardinero tras el 'no' del Ministerio

«La construcción de este aparcamiento con cargo a fondos europeos suponía una oportunidad para la ciudad, pero en este nuevo escenario el Ayuntamiento tiene otros proyectos prioritarios y con beneficios más próximos y directos para los santanderinos», detalló el responsable municipal. Navarro también se refirió a la decisión de Transportes, que entiende que el «plan no puede llevarse a cabo tal y como estaba planteado inicialmente por las circunstancias sobrevenidas derivadas de los estudios geotécnicos», en referencia al argumento que llevó al Ayuntamiento el pasado abril a cambiar de criterio respecto al aparcamiento, ubicado en la explanada anexa a los Campos de Sport de El Sardinero, que finalmente iba a ser en superficie (como el que hay ahora, con un presupuesto de 4,2 millones, con menos plazas y de pago) y no subterráneo.

Navarro alegó que esa modificación se producía porque se había constatado, una vez realizadas las catas en el terreno, que el coste ascendería a un importe «muy superior» al estimado en la solicitud de fondos europeos (8,4 millones de euros con IVA). Un coste que el Ayuntamiento cifró en 32,7 millones de euros. Una vez recibida la notificación que desestima las alegaciones, «el Ayuntamiento no acometerá esta infraestructura en solitario y estudiará nuevas fórmulas para favorecer el aparcamiento disuasorio y la movilidad sostenible en Santander». Y mencionó las renovaciones urbanas del Grupo Velarde, Alcázar de Toledo, la Colonia del Mar, Pronillo o el Sardinero Oeste.

Que el Ayuntamiento haya decidido no seguir adelante con este proyecto no es ninguna sorpresa. De hecho, el pasado septiembre, las declaraciones que hizo la alcaldesa, Gema Igual, tras conocer la noticia fueron premonitorias. «Si no hay ayuda del Gobierno de España para hacer un aparcamiento, ahora la urgencia no es la misma, con lo cual hay que replantearse la situación. Nos lo vamos a pensar porque, si no hay ayuda, no estaremos sujetos a nada. Somos libres de cambiar el escenario», añadió. Y al final, es lo que ha ocurrido. Sin dinero, no va a haber proyecto. Aunque el concejal de Fomento insistió en que, tras la reunión mantenida con los responsables del Ministerio, «el Gobierno central deja abierta la posibilidad de que el equipo de gobierno del PP pueda destinar el importe de la subvención para financiar otros costes de este plan de movilidad».

Han pasado más de dos meses desde que el departamento que dirige Óscar Puente, que es el que supervisa las ayudas, envió una carta al Ayuntamiento en la que comunicaban su rechazo a la modificación del plan del aparcamiento al entender que no encajaba con las bases de la convocatoria. «Los cambios propuestos alteran la naturaleza y objetivos de la subvención», se podía leer en esa carta. Desde Transportes entendían que la propuesta «no mantiene el objetivo de crear un aparcamiento disuasorio, sino que se trata de una adecuación del aparcamiento que actualmente existe, recogido en su Plan de Movilidad Sostenible como un aparcamiento pseudodisuasorio». Además, el informe detallaba que la propuesta supone «un cambio sustancial» ya que la actuación modificada difiere en más de un 50% respecto al alcance de la actuación inicial. Una decisión que, entonces, no era definitiva pero que, desde este martes, ya lo es.

Las reacciones no tardaron en llegar y Daniel Fernández, portavoz del PSOE en el Ayuntamiento –avisó en su día de que el dinero del proyecto estaba en riesgo– criticó con dureza a la regidora. «Una irresponsabilidad más de Gema Igual, que tiene en sus ocho años como alcaldesa, otros ejemplos similares como el Metrotus. Tiramos a la basura millones de euros con aquel fracasado proyecto de movilidad y ahora el sentido común y las instituciones que gestionan los fondos europeos han parado otro despilfarro. Las ayudas son para verdaderos proyectos que transformen nuestras ciudades, que mejoren la movilidad sostenible, que avancen en la reducción de la contaminación y nada de esto cumplía el proyecto de pintar nuevas rayas de parking donde ya existe uno. Se pone fin a lo que nunca debió comenzar».